miércoles, 9 de abril de 2008

En el Valle de Elah


El film fue saludado con muy buenas críticas en medios especializados. Además me lo recomendaron varias personas de cuyo criterio me fío. A pesar de eso no me atreví a ir al cine cuando se estrenó el pasado 2007. Temía que, una vez vista, no resistiese la comparación con las expectativas generadas. Eso y que mi opinión respecto a Paul Haggis como director y guionista no es la mejor. Ha ido cambiando con el tiempo y parte de culpa la tiene un amigo y sus esfuerzos en desmitificar, cuando no arrastrar por el fango, a quien guionizara la fantástica “Million Dolar Baby”. Y no le falta razón. Con Haggis no es oro todo lo que reluce y sus guiones, en general, son demasiado tramposos. Si a eso le sumamos que yo estoy un tanto saturado del tema Iraq,  pues entenderéis que me desentendiera de esta película.

Pasado ya un tiempo que considero prudencial, me decidí a visionarla en mi casa, tranquilamente y bien provisto de latas de cerveza por si las moscas. No hicieron falta. Es una buena película. Sobre todo resulta interesante. Se ocupa más de las consecuencias que en  veteranos de guerra ha tenido su participación en el infierno de Iraq, que en la guerra en sí. De hecho, creo que este es el principal valor de “En el Valle de Elah”, como nos muestra la deshumanización que se ha operado en esas personas aparentemente normales, algunas incluso buenas, por su participación en un conflicto armado.

La película se centra en el drama de un padre cuyo hijo está en paradero desconocido tras un permiso reglamentario. Las imágenes bélicas sólo nos llegan difusas y dañadas a través del teléfono móvil del joven desaparecido. Por este motivo el padre, interpretado por un excelente Tommy Lee Jones, ayudado por una investigadora de la policía, interpretada por Charlize Theron, comienza a indagar. A partir de ahí asistimos a una sucesión de terribles descubrimientos que, en lugar de aclarar lo sucedido, van a emponzoñarlo todo hasta el punto que ya no es tan importante descubrir dónde está el soldado, ni lo que realmente ha pasado, sino saber si ese chico es el mismo que su padre conocía y al que su madre, interpretada por Susan Sarandon, adoraba. El proceso de descomposición al que se somete el patriotero sistema de valores de un padre desesperado, orgulloso de su condición de ex militar, alcanza el clímax con una última escena de gran fuerza visual y simbólica que no desvelaré aquí.

Pero también contiene un par de cositas que me chirrían. La primera tiene que ver con la condición de Haggis: Orgulloso patriota norteamericano, como queda reflejado en toda su filmografía. Aun así, me parece que aquí este patriotismo es utilizado como carta de legitimación para lanzar una dura crítica a su país. Me explico: Pareciera como si Paul Haggis nos dijese que su crítica está justificada precisamente por su americanismo. Legitimándolo frente aquellos otros críticos a los que, a sensu contrario, cabría calificar de antiamericanos o no lo suficientemente patriotas. Este planteamiento no tiene ningún sentido. Precisamente por el tamaño y el calado de la barbarie en Iraq, cualquier ciudadano del planeta está legitimado para cuestionar la postura de los EEUU. Le guste a Haggis o no. Lo otro que no me calza tiene que ver con el personaje interpretado por Charlize Theron. La detective que, por la estructura del film, deviene fundamental. Pero joder, que mal trabajado está. ¡Es más plano que una tabla de planchar!

Con todo, sin ser una obra maestra, sí que considero que “En el valle de Elah” es una buena película. Recomendable para casi cualquiera. Insistente en una temática ya tratada recientemente en el cine norteamericano por directores como Brian de Palma.  Véase “Redacted(2007) por ejemplo. Ah! Y con un muy acertado título que hace referencia al valle en el que se desarrolló la batalla bíblica entre el gigante Goliat y el pequeño David. Supongo que no es necesario explicar el simbolismo.

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