miércoles, 2 de abril de 2008

Ich bin ein Berliner


La primera visita que realicé a la capital de Alemania fue obligada. Nos encontrábamos al final de un largo viaje por tierras de la antigua URSS y era parada obligatoria para poder llegar directamente a Manises. Aquella primera impresión fue extraordinaria y a pesar de contar con pocas horas para visitarla, obtuvimos algunos de los mejores recuerdos de aquel viaje. Hasta el punto de que nos planteamos regresar a la mayor brevedad posible. Dicho y hecho. Las pasadas Pascuas eran las fechas ideales para ello. Y ya de vuelta comparto con vosotros estas líneas.

Antes de nada decir que el berlinés no es exactamente un alemán sino un berlinés. No esperéis toparos con el típico nibelungo cabeza cuadrada, soberbio, distante y orgulloso de sí mismo. Los berlineses responden a un perfil más latino, si es que este apelativo se puede aplicar a unos tíos que están más próximos al mar Báltico que al Mediterráneo. Quizás debido a la gran mezcla de procedencias e incluso razas que allí se percibe, o al volumen de estudiantes y jóvenes trabajadores extranjeros que copan los diferentes barrios de la capital germana, o al efecto rebote tras librarse del yugo totalitario en su versión nazi (III Reich) y soviética (DDR), también al consiguiente clima de libertad y respeto que impera en el ambiente y a su constante afán por promocionarse como ciudad moderna y de acogida…. No sabría decir porqué y/o cual es la(s) causa(s) determinante(s), pero lo cierto es que no es difícil para un español encontrarse allí como en casa.

Lo segundo que me llama la atención es que a pesar de tratarse de una ciudad de aproximadamente 3,4 millones de personas, la más grande de Alemania, resulta muy fácil moverse por ella. La extensa red de metros, tranvías, autobuses urbanos y trenes interiores permiten un rápido y económico desplazamiento hacia cualquier punto de la misma.

En tercer lugar queda claro que Berlín son dos ciudades y el verdadero Berlín, el que merece la pena visitar, es el de la parte este, que es donde se concentra todo ese ambiente que ha dado fama a la ciudad. También es allí donde se sitúan la mayoría de puntos turísticos, si es a eso a lo que vamos, tales como la torre de telecomunicaciones, la isla de los museos, el mitte, la avenida Unter den Linden, el edificio del Reichstag, elCheckpoint Charlie

En cuarto lugar resaltar un aspecto maravilloso de Berlín: Es bastante barata. En comparación con cualquier otra capital europea e incluso con cualquiera de las principales ciudades españolas, el día a día en Berlín resulta económico. Podemos comer a cuerpo de rey en casi cualquier restaurante, o en plan más informal en bocaterías o kebaberias, siempre sales con la sensación de que ha costado menos de lo esperado. No sólo eso, el precio del trasporte público, el acceso a recintos culturales, las compras e incluso los alquileres, están muy por debajo de lo habitual en otras latitudes.

En quinto lugar las cosas que no debes dejar de hacer si te acercas por allí. Yo destacaré solo un par: Comerte un kebab o cualquier otra especialidad turca, en algún mercadillo o local del Kreutzberg -el barrio turco de Berlín-. La comida es sencillamente espectacular. Y por supuesto beber birra hasta caer de espaldas. Las mejores cervezas del mundo te esperan en cualquier antro de la ciudad. Bien sentadito y al resguardo del frío, de marcha en cualquier pub, o en plena calle, siendo muy habitual ver en como en cualquier acera se hacinan personas con enormes pintas de cerveza de trigo en sus manos. Independientemente de su aspecto o condición económica o social, vaya. Que no es cosa de borrachines o vagabundos. Que también.

[…]

Podría seguir enumerando aspectos por los que merece la pena ir a Berlín. Como os habréis dado cuenta he eludido expresamente aquellos que tienen que ver con la historia, la política, el arte, la moda o incluso las modernas construcciones por las que Berlín es referencia mundial. Cualquiera de ellos individualizadamente ya constituye motivo suficiente para dejarte caer por allí. Pero da igual cual es el motivo de tu viaje, nunca volverás decepcionado. Yo desde luego pienso volver cuantas veces haga falta…. Así que, gracias Air Berlín por poner vuelos directos desde Valencia.
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Pd. Eso sí, procura no ir a Berlín en pleno invierno salvo que te encante el frío y vayas equipado. No es broma, habrá sitios dónde se alcancen temperaturas más bajas, pero dudo que tengan la constancia que en Berlín durante los meses de invierno.

Pd. II. Me da a mí que Schuster no es berlinés... Mi Schumacher... Ni tantos otros.


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