viernes, 4 de julio de 2008

Shyamalan o la necesidad de creer


“El incidente” (2008) es el sexto largometraje del director indio-estadounidense Manoj Nelliyattu Shyamalan, conocido por todos nosotros como M. Night Shyamalan. Es la historia de una familia que huye desesperadamente de la ciudad tras una serie de misteriosos incidentes en los que personas de distinto pelaje y condición, comienzan a autoinflingirse daños mortales de necesidad. Y lo cierto es que comienza la mar de bien, con tremendas escenas de suicidios individuales y colectivos que te dejan ojiplático. Unos primeros ataques que están súper bien rodados por Shyamalan. Con mención especial al protagonizado por esos obreros de Nueva York aficionados al air puenting, o sea, sin arnés ni cuerda ni . Ahí se nos despierta la curiosidad por descubrir lo que está sucediendo y, sobre todo, por qué. El problema es que una vez pasamos de la introducción, la historia pierde todo el interés y la cinta naufraga lastimosamente. Y es una pena. La cosa daba mucho más de sí. Pero al director de “El Sexto Sentido” (1999), “El Bosque” (2004) y “La joven del agua” (2006) se le agotaron las ideas.
Así pues, esta paranoia distópica y moralizante tiene sus momentos, pero la débil historia y sus flojos personajes hacen más daño que la amenaza que subyace al fondo de la misma. Incluso da la sensación de que la extraña relación entre los protagonistas, interpretados por Zooey Deschanel y Mark Wahlberg, sólo está ahí para justificar un metraje de hora y media que resulta a todas luces excesivo. De no ser así, hubiéramos visto un mediometraje de treinta o cuarenta minutos. Y es que, cómo le escuché a algún crítico radiofónico cuyo nombre no recuerdo, “El Incidente” es una suerte de tráiler alargado. No le falta razón. Todo lo interesante de la historia, incluyendo el mejor incidente, se concentra en el vídeo promocional. Lo demás es paja.

Cuestión aparte es el mensaje que trasmite. Enroscado en las siempre arduas cuestiones de la fe, leitmotiv de toda la filmografía de este cristiano nacido en el Puducherry hindú hace treinta y ocho años. L
a idea general de “El Incidente” es que nuestro mundo está en peligro. Encuadrándose dentro de la cadena de películas sobre desastres posteriores a los atentados del 11/S y muy influidas por ese suceso. Historias que se centran en grupos de desconcertados supervivientes que tratan de mantenerse enteros y unidos ante una catástrofe sobrecogedora e inexplicable. Algunos realizadores como Shyamalan, ven ahí una buena forma de introducir la religión. Lo vemos con el protagonista, un profesor de ciencias en la Universidad de Filadelfia que constantemente trata de afrontar la amenaza desde un punto de vista racional. Sin embargo en la película acaba enfatizando que la ciencia es inútil y que el universo funciona en base a leyes que siempre estarán fuera de nuestro alcance. Lo deja bastante claro desde el comienzo, cuando en una de sus clases y tratando de explicar por qué están desapareciendo las abejas, celebra que un estudiante se refiera a ello como un “acto de la Naturaleza que no podemos comprender”. O cuando idéntico personaje, ya hacia el final y tratando de entender lo que acontece, afirma que “la ciencia encontrará alguna explicación para poner en los libros pero, al final, sólo será una teoría. Fracasaremos en reconocer que hay fuerzas operando más allá de nuestro entendimiento”. Y es que la preocupación por el cristianismo y sus preocupaciones metafísicas es una constante en la obra de Shyamalan. Tirándose de cabeza hacia esa conjetura cristiana que pretende explicar la creación del Universo con la milonga del diseño inteligente.

Pero vaya, la conclusión es que la peli es un truño y su director un loquer. Cuando acierta del tipo maravilloso. No es el caso.   

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