viernes, 17 de octubre de 2008

El Rompenieves



Ilustro la entrada con las portadas que la editorial Bang! realizó para la edición española de “El Rompenieves 1” y “El Rompenieves 2 y 3”, porque son chulísimas. Desde luego bastante más que las de la versión original francesa de 1982. La serie de “El Rompenieves” –en Francia Le Transperceneige”- está compuesta de tres episodios titulados “El Fugitivo”, “El Apeador” y “La Travesía”, siendo considerada una obra de referencia en el mundo del cómic. Claro exponente del movimiento que se desarrolló en el seno de la historieta francesa en los años setenta y que se caracterizaba por la utilización de la ciencia-ficción como vehículo de denuncia social.

El punto de partida es un mundo desolado a causa de los efectos del cambio climático. Muy actual como veréis. Todo el planeta está cubierto de nieve y padece temperaturas cercanas a los ochenta grados bajo cero, por lo que se hace imposible vivir en el exterior. Los últimos supervivientes de la raza humana se encuentran recluidos a bordo de un gigantesco tren en constante marcha. Dentro del mismo se ha desarrollado una estratificación social en la que las clases bajas malviven en los vagones de cola, mientras que las élites ocupan los lujosos vagones delanteros. En este contexto, el primer episodio cuenta como un vecino de los barrios bajos consigue llegar a la zona noble, ocasionando un desbarajuste en el reglado sistema impuesto por los mandamases del tren. Comienza así una especie de odisea personal, en busca de no se sabe bien qué. Aunque lo más interesante es como la historia del fugitivo nos permite ver reflejadas todas las miserias de la humanidad. Muy especialmente las que tienen que ver con las barbaridades que los hombres somos capaces de perpetrar contra nuestros congéneres.

En los siguientes episodios la acción se traslada hasta otro escenario: Un nuevo ferrocarril más espacioso que responde al nombre de “El Rompehielos” y que refleja las mismas desigualdades. Este tren además tiene apeadores. Una nueva casta nacida en esta sociedad post-apocalíptica sobre raíles. Se trata de un cuerpo especializado encargado de bajar a tierra firme en busca de objetos importantes para la supervivencia. Para ello, la locomotora goza de mecanismos para detenerse sin poner en riesgo la vida de los pasajeros. Con todo, siempre existe el riesgo de chocar frontalmente con “El Rompenieves” protagonista de la primera parte, o con alguno de los vagones que este fue soltando. En la última parte asistimos a como la sociedad ferroviaria, viéndose en peligro por circunstancias que no desvelaré, emprende un largo viaje a través de los hielos eternos persiguiendo una señal. Confiando en que esta les lleve al encuentro de otro grupo de supervivientes. Solo añadiré que sin ser lo peor de lo peor, el final no es como para tirar cohetes.

La primera parte fue parida por el genio de Jacques Lob, uno de los más grandes historietistas que ha dado Francia, que es mucho decir. Y se nota. Con esto cerraría una trayectoria inmaculada, ya que falleció al poco de acabarla. Es por eso que la segunda y tercera parte fueron escritas por Benjamin Legrand. Siendo el dibujante de los tres episodios Jean-Marc Rochette. Y la diferencia de calidad entre los tres es más que evidente. El primero es una obra maestra incontestable. De obligada lectura para todos aquellos que estén mínimamente interesados en el mundo del octavo o noveno arte (nunca me aclaro con esto). La segunda y especialmente la tercera no es que sean una caca, pero bajan claramente el nivel. De hecho, si pasaras de ellas tampoco supondría un drama. Aunque bueno, si quieres conocer como acaba esto...

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