miércoles, 15 de octubre de 2008

Leningrad Cowboys Go America


En mi reciente viaje por Dubrovnik y alrededores, mirando carteles de conciertos en una extraña tienda musical, me topé con uno de los Leningrad Cowboys, combo de frikis finlandeses con una estética ciertamente peculiar. Amantes del vodka, los tractores y el rock, aunan dentro del mismo repertorio canciones propias, junto a versiones y adaptaciones de Led Zeppelin o Tom Jones. Eso y toda una seguida de elementos propios del folclore tradicional ruso y finlandés.

La banda se dio a conocer gracias a la coproducción sueco – finlandesa “Leningrad Cowboys go America”, escrita y dirigida por Aki Kaurismäki y estrenada en 1989. Una cinta que, con el devenir de los años, se ha convertido en una película de culto -¡otra más!-, como buena parte de la producción de este hombre. De hecho, el propio Kaurismäki se reclama como el principal fan del grupo, para quienes escribió esta película y también su secuela, “Leningrad Cowboys Meet Moses” (1994), además de filmar uno de sus shows en directo –“Total Balalaika Show”(1994)- y varios vídeos musicales.

La película en sí, es una sucesión de gags repletos de ese humor negro y a la vez absurdo tan presente en la filmografía del director finés. Todo transcurre en el marco del viaje que los Leningrad Cowboys, un grupo de músicos rusos en la peli, van a emprender por los territorios de la América profunda en busca de fama y fortuna. El viaje debe finalizar en México, donde tienen contratada su única actuación, como orquesta durante la celebración de un matrimonio. Además de los músicos y el mánager, irá con ellos un colega fallecido, o casi, congelado y en un féretro junto a su guitarra. Les seguirá los pasos un chico que desea entrar en la banda.

La gracia de ver a estos tipos horteras, con sus súper tupés y botas de puntera gigante, adaptando sus canciones a cada uno de los lugares en los que les dejan tocar, o el simple hecho de oírles pronunciar ese inglés con acento macarrónico, hace que los ochenta minutos que dura la película pasen con una sonrisa en la boca. 

Al final “Leningrad Cowboys go America” es una genuina road movie en tono de comedia y bizarra como ella sola, cuya principal pretensión es que nos divirtamos lo máximo posible. ¿Acaso no debería ser ese el principal cometido del cine? Cierto que no debemos pasar por alto la fuerza visual de muchas de las escenas, de tintes surrealistas, tan bien filmadas por este geniecillo que llegó del frío. Resaltar la potencia de los silencios y las miradas, aspectos fundamentales aquí y en general en toda la obra de Kaurismäki, independientemente de si el formato es la comedia, la tragedia o hasta el musical.

Como anécdota destacar el cameo de Jim Jarmusch, buen amigo suyo, en el papel del vendedor de coches de segunda mano.

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