martes, 7 de julio de 2009

Delitos a largo plazo


La portada del libro viene ilustrada con una famosa fotografí­a que David Bailey realizó en 1965 a los hermanos Kray. El motivo es doble. Por un lado estos tipos aparecen como personajes de reparto en esta primera parte de la trilogía sobre Harry Starks. El segundo tiene que ver precisamente con el señor Starks, personaje inspirado en la leyenda del fashionista y paranoico Ronnie Kray, el miembro más salvaje de esta familia de gángsteres, seguramente los más peligrosos de toda la historia criminal británica. 

Cuando Jake Arnott presentó “Delitos a largo plazo”, allá por el año 1999, era un autor completamente desconocido. Y con una trayectoria previa cuando menos peculiar. Arnott se habí­a ganado la vida como modelo para artistas, interprete para sordomudos, ayudante en la morgue del University College Hospital e incluso como figurante en películas como la horrorosa “La momia” (Stephen Sommers - 1999). La publicación de esta novela supuso un punto de inflexión en la vida de este londinense, al que algunos consideran desde entonces la versión británica de James Ellroy. Poca broma. Quizás exagerado. Si bien, he leído que está considerado entre los cien hombres más influyentes y poderosos dentro de la comunidad gay del Reino Unido y una estrella de las letras situada al mismo nivel que sus compatriotas Martin Amis, John Banville o Ian McEwan. Vamos, que hasta el puto David Bowie habla maravillas de los libros de este tío.

“Delitos a largo plazo” nos cuenta las aventuras y desventuras de un gánster londinense. Un tipo que no se priva de extorsionar, torturar y hasta matar a todo aquel que se interpone en su camino. Siempre por negocios, claro está. Ese es el mencionado Harry Starks, nacido en los bajos fondos londinenses. Un complejo personaje homosexual, fetichista, con algún problemilla mental y muy (pero que muy) violento. Le iremos conociendo a través de un collage de impresiones. Las causadas sobre los variopintos personajes que pululan a su alrededor y que se nos presentarán en cinco capítulos auto-conclusivos, pero interrelacionados unos con otros. Primero será por boca de uno de sus múltiples amantes, después a través de la extraña relación entablada con un Lord inglés ávido de dinero contante y sonante (inspirado en un caso real de un miembro de la Cámara de los Lores). Más tarde nos contarán su experiencia dos de sus subordinados, un matón atormentado que nunca se desprende de su sombrero y una aspirante a actriz que acabará por dirigir los espectáculos programados en el club de Harry.

Casi todos los episodios se desarrollan durante los años setenta, siendo uno de los logros del libro la perfecta reconstrucción de la época y sus modas. De hecho Arnott enraíza la ficción en el llamado Swinging London, incluyendo múltiples referencias socioculturales. Sin embargo, el quinto y último episodio transcurre en otro momento histórico y en otra ubicación. Diez años después y con Harry en prisión, huido a la Costa del Sol... Y no cuento más nada para no joderos el libro.

Deciros que me ha gustado bastante. Y que creo tiene trazas para una buena adaptación cinematográfica. Bueno, sé que existe una teleserie de cuatro episodios, realizada por la BBC en 2004, dirigida por Billy Eltringham. No la he visto. Y preferiría una versión destinada a la gran pantalla. Veremos.

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