martes, 6 de abril de 2010

10 motivos (o más) para ir a NYC

1. Para comerte una de las mejores hamburguesas que uno recuerda en un garito llamado Corner Bistro. No estoy seguro si estaba en la 10th, al final de Bleeker o más allá de Houston St ("jauston" según la parienta). Un mazacote de carne bien hecha, con una tira de bacon, pepino, una rodaja de tomate y cebolla, pero sin abusar en las cantidades. No hace falta nada más. O bueno sí, una cervecita bien fría y si es Brooklyn Lager (aka "la auténtica cerveza de NY"), pues mejor que mejor. 

2. O para pasear a los pies del puente de Williamsburg en plena Semana Santa, observando así a las familias de judíos hasídicos emperifollados como sólo ellos saben. Un espectáculo cuasi carnavalesco sin equivalencia en el mundo. Y para rematar la faena, nada mejor que comerse un pedazo de filete en Peter Luger’s steak house bruuutallll!!! ... para el paladar y para la cartera. Será per diners!!!  

3. Y acercarte en la tarde-noche hasta Times Square e imbuirse en el magnífico espectáculo lumínico. 

4. Y/o pasear por el singular complejo de los Cloisters. Una serie de claustros y otros elementos arquitectónicos del arte medieval europeo, arrancados de sus emplazamientos originales y fijados en una bella arboleda sita a orillas del río Hudson. 

5. Y como no, coger el ferry gratuito que lleva a Staten Island, para observar la magnífica puesta de sol sobre los rascacielos de Manhattan. 

6. Otro clásico: Atravesar de día (o de noche) el mítico puente de Brooklyn

7. Acudir al Arlene’s Grocery la noche del lunes, para asistir a un karaoke hard rock. Como lo oís. Algo único en el mundo. Y sí Corde lo sé, a pesar de lo cansado que estaba, de cómo llovía y de la cagada del amigo Fabrizio (vaya crack McGrady!!!), el sitio molaba de cojones… one, two, three, holly shit!!!  

8. O entrar en alguna mítica sala de conciertos y ver lo que haya programado. Por ejemplo al Webster Hall… y los Drive by-truckers!!!. Por esta vez voy a ser yo el que te de envidia Txarls (je je je).

9. Disfrutar de la vista (nocturna y diurna) de la ciudad, en lo alto del Rockefeller Centre o del Empire State Building o donde os dejen subir. 

10. Y deambular entre las calles de Chinatown en día de mercado... o por los senderos del Central Park cualquier día soleado... o por las preciosas callecitas que circundan los edificios del SoHo y Greenwich Village, con sus galerías de arte abiertas al público y sus arbolitos en plena floración. 

11. Y presenciar una misa góspel en el Harlem negro... ¡¡¡rodeado de guiris!!! Vale, no es para tanto, pero compensa ir si luego te acercas a comer en algún local de comida tradicional de la zona (p.e. Amy Ruth’s). 

12. Desayunar o brunchear o lo que sea, en alguna de las bucólicas cafeterías de NoLiTa... y después recorrer Wall Street y aledaños...

13. ...

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En fin, que ya estoy por aquí. Y que he vuelto encantado de mis nueve días de periplo en la capital del mundo. En la mejor compañía, como no, he tenido el gusto de visitar esa maravilla que es NYC. Mucho más de lo que me esperaba. Espectacular. Mi primera vez... seguro que no la última.

2 comentarios:

  1. eres un sabio!
    Besos desde mi parte del mundo
    Cordelia
    PS: One Two Three... Holy Shit! O... Santa mierda?!?!?!? Fabrizio la cagó pero bien!!!

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  2. Ya te digo, más que sabio divino... G.Cecchi, otra figura mítica!!!

    Besos de retorno...

    Y Don Fabrizio... ufffffffffff... cosa fina.

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