sábado, 3 de julio de 2010

Perfil asesino. Siga probando caballero

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Lo primero que me viene a la cabeza, después de casi fumarme este libro (por la velocidad de lectura, digo), es que es un tanto excesivo. Se suceden un porrón de asesinatos a cada cual más dramático, en algunos casos tan espectaculares que no sólo se vuelven increíbles, sino que rozan lo ridículo. Pero es que encima, atendiendo a criterios puramente cuantitativos, parecen demasiadas muertes para una novelita de poco más de 350 páginas. En fin, que tengo la impresión de que al señor Connolly, John para los amigos, se le ha ido la mano. Aunque al autor parece que le va eso del exceso, “caballo grande ande o no ande”, porque peca de eso mismo en la creación de tramas subtramas sub-subtramas y requetesubtramas, en el gran número de referencias externas y/o flashbacks explicativos que introduce, muy bien hilados, eso sí, pero bastantes más de los necesarios.

Sin embargo, “Perfil asesino” no me ha disgustado del todo. En primer lugar porque el planteamiento inicial es chulo y engancha de cojones, pero nada que ver con los Stiegs Larsons ni los Danes Browns de turno. A diferencia de estos últimos, Connolly escribe muy bien, se nota que sabe de lo que habla y, lo que es más importante, sabe como contarlo. Pero como he dicho antes, el problema no radica en que lo que se narra tenga poco interés, sino en que son demasiadas cosas, demasiados detalles y anécdotas, que encima nos llegan a través del prota, el detective Charlie Parker, que acaba por ser una figura poco verosímil. Y es que, por muy buen detective que sea, es difícil concebir que alguien sepa de tantas cosas.

La historia en sí va de psicópatas y sectas religiosas, de asesinatos del pasado y de purgas personales, de malas personas y de personas menos malas… Todo comienza con el hallazgo fortuito de una fosa común, a orillas de un lago en el norte de Maine por un lado, con el asesinato de una médico abortista por otro, y con el extraño suicidio de una joven investigadora relacionada de alguna forma con una importante familia de la zona. Todo apunta a que los huesos encontrados en la fosa son los restos de un asesinato en masa, el de los miembros de una comunidad baptista desaparecida sin dejar rastro hace más de treinta años. La conexión con la investigadora suicida es justamente el objeto de su investigación: la comunidad de los baptistas de Aroostook. Mientras que el enlace con la doctora muerta es más complejo y no es oportuno desvelarlo aquí, por si os diera por leer la novela. En definitiva, que a la vista de que estos sucesos no están del todo claros, alguien recurrirá al detective Charlie “Bird” Parker (como el conocido saxofonista de jazz) para que aporte una explicación plausible.
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En fin, que me ha decepcionado un poco. Sobretodo porque alguien de cuyas recomendaciones me fío mucho, el crítico cinematográfico Carlos Boyero, tiene en gran estima a John Connolly. De hecho si escogí esta novela, fue porque el salmantino, respondiendo a la pregunta de algún internauta, afirmó que los dos mejores episodios del universo Parker son "Perfil asesino" y "El camino blanco". No sé que pensar. Más adelante veremos si me leo el otro. Probablemente sí. Tiempo al tiempo. 

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