viernes, 28 de enero de 2011

Joe is back

Supongo que a todos nos ha pasado alguna vez. Uno acude a un concierto casi de rebote,  sin expectativa alguna y luego se topa con una actuación épica. Igual ni siquiera conocemos a la banda en liza, o sí pero no les tenemos muy oídos, o simplemente lo que hemos escuchado de ellos nos dice bien poco o nada, pero hala, ¡toma ya!, peaso concierto que t'has tragao. Justo eso me pasó a mí hace justo un año en la sala Wah Wah, gracias a Joe Crepúsculo. Un show sobre el que os hablé en su momento y al que acudí a falta de un plan mejor. Sin embargo en ocasiones ocurre justo lo contrario. Es decir, vas a ver a uno de tus grupos favoritos, más ilusionado que un chiquillo con zapatos nuevos y, ¡oh!, sorpresa… ¡vaya cagarro de concierto! Cuento todo esto porque ayer fui a los fastos del V aniversario de Vinilo Valencia, revista independiente, web de noticias musicales, promotora y varias cosas más, con sede en la capital del Turia, en el marco de los que actuaban Amatástico, proyecto compartido entre los líderes de Amatria y Gilbertástico, y el inclasificable trovador tecno Joe Crepúsculo. Los primeros me dejaron muy frío, mientras que el genio de Sant Joan Despí tan sólo templado.

Quizá sea injusto decir eso de Amatástico. Lo cierto es que no les presté demasiada atención. Cuando entramos al local su actuación ya había comenzado y, entre que no me seduce demasiado su propuesta (ni la de Amatria ni la de Gilbertástico) y que estaba desesperado por agenciarme una cerveza y charrar con mis amigos sobre lo divino y lo humano, la cosa se fue esfumando con rapidez. Tan sólo giré la cabeza hacia el final, cuando los dos músicos valencianos requirieron la presencia sobre el escenario de Joe,  para escenificar una suerte de homenaje musical a la gente de Vinilo Valencia. El caso es que su momento terminó justo ahí, dando paso a Supercrepus, motivo por el cual había acudido la mayor parte del público.

Como he mencionado al comienzo, es esta la segunda vez en un año que veo al amigo Joel Iriarte aquí en Valencia y en la misma sala. La primera ocasión fue mágica, sobretodo por lo inesperado, pero esta segunda no lo fue tanto justamente por el mismo motivo. O sea, que me esperaba más. Me dio la sensación de que le costaba entrar en calor y transmitir toda esa energía friki que lleva dentro. Ni siquiera cuando se arrancó con “Diririri Dirarara” o “Ritmo mágico”, dos de mis canciones favoritas de toda su discografía, la cosa cambió a mejor. Insisto, me pareció todo demasiado frío, al menos respecto a su anterior concierto en Valencia, que es el único referente que tengo. Como sí el helor y la lluvia de ayer hubiese influido negativamente en el catalán. Si bien, todo hay que reconocerlo, la cosa fue mejorando con el transcurrir de las canciones, alcanzando su cenit con “Baraja de cuchillos” con la que el respetable se animó a botar y bailotear en serio. Lástima que fuesen los últimos coletazos de una actuación en la que Joe y su partener nos dejaron a medias.

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