miércoles, 30 de marzo de 2011

10 milles per... disfrutar, plorant i rient


La semana pasada, casi todos los medios de comunicación del país se hicieron eco de que el último lanzamiento del cuarteto barcelonés Manel, había alcanzado el número uno de la lista oficial de ventas en España. Con anterioridad habían logrado idéntica posición de prestigio en la lista de descargas del iTunes. ¿Y a que viene tanto revuelo? Pues sencillamente porque los Manel son un grupo musical que se expresa y canta en su lengua materna, el catalán. De ahí que a algunos les resulte extraño su logro. Y es que, pese a que estemos acostumbrados a que bandas que cantan en lenguas extranjeras, fundamentalmente en inglés y en menor medida en francés o italiano, lleguen a ser números uno de ventas, no lo estamos tanto para el caso de bandas que emplean otras lenguas co-oficiales del Estado como el catalán o el euskera. En mi humilde opinión no es éste un asunto baladí. Estando como estamos en una España copada de neofascistas adscritos al TDT Party y en donde la catalanofobia campa a sus anchas por obra y gracia de los señores de "La caverna mediática", que un disco cantado en la lengua de Ausiàs March haya cosechado tamaño éxito en todo el país, me parece algo muy positivo. Bien es cierto que, no es la primera ocasión en la que se da esta circunstancia. Ya hace unos añitos los cantautores Lluís Llach o Joan Manuel Serrat también lo consiguieron, pero estaréis conmigo en que eran otros tiempos. “Buenos tiempos para la lírica”.  

Con todo, el asunto político o político-lingüístico es lo de menos. Lo más importante es que el segundo álbum de Manel - titulado “10 milles per veure una bona armadura” en referencia a la obra “Mucho ruido y pocas nueces” de Shakespeare- es una auténtica joya. Una maravilla que, como ya os anticipé en una entrada de la pasada semana, me tiene completamente fascinado. Me parece incluso mejor que el anterior -"Els millors professors europeus"- que ya es difícil. Magníficamente producido, los Maymó, Gisbert, Padilla y Vallvé han destapado el tarro de las esencias, consiguiendo llegar a unos niveles de preciosismo sonoro difícilmente superables. Por no hablar de sus letras, ¡sublimes!  Y muy tristes... Hete aquí con el único pero. A estos tipos les ha debido pasar algo en el proceso de gestación de las canciones y ello ha quedado marcado a fuego en cortes como “La cançò del soldadet”,  “Deixa-la, Toni, deixa-la”, mi favorita del disco “Flor Groga”, o la más triste de todas “Criticarem Les Noves Modes de Pentinats”. Y a mí, con la que me ha caído encima me tiene enganchado y no sé si para bien. Disfrutar, lo que se disfrutar no sé si lo estoy consiguiendo… Y eso que según manifestaba Guillem Gisbert en una reciente entrevista, “en las letras uno siempre acaba estilizando la realidad”. Pues menos mal ("...que nos queda Portugal").

En conclusión, un disco enorme, tristísimo, pero bello... ¡muy bello! Altamente recomendable para cualquier melómano, incluyendo aquellos que no hablen habitualmente en catalán. Ahora me queda ver como lo defienden sobre el escenario. La verdad es que tengo muchísimas ganas. Será el próximo mes de junio en el Teatre El Musical de El Cabanyal y si yo y/o este espacio seguimos vivos, os lo contaré.

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“I que, quan seré vell, seguiré cantant-te cançons, igual.
No sé si estaré per garantir-te una gran qualitat
Però creuré en un verset i em distrauré intentant-lo allargar
I em podran veure somriure una mica per sota del nas,
I em podran veure somriure una mica per sota del nas”.

2 comentarios:

  1. Coincido: supera al primero, con lo difícil que eso resultaba a priori.
    Y en junio, vivos o medio muertos, lo disfrutaremos en directo.
    A sus pies, Maestro.

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  2. De lo último no le quepa duda...

    A los suyos.

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