domingo, 29 de abril de 2012

El hombre que se dejó crecer la barba


Mi condición de barbudo que gusta de dejarse crecer la barba y que los pelos que la conforman se distribuyan a voluntad, pero que además alardea de ello en cada ocasión que se tercia, llevó a que alguien muy próximo me regalara este bonito álbum del historetista e ilustrador belga Ollie Schrauwen. Se trata de una serie de historias, en concreto seis y una coda, cuyo nexo común es que están protagonizadas por hombres con barba. Bueno, también sus altas dosis de surrealismo, el empleo del humor absurdo, un erotismo bastante explícito y la exaltación, más o menos velada, de la creación y el proceso creativo a través del dibujo. La verdad es que el cómic es muy original, rebasando en mucho los límites que ofrece el género, al menos para alguien que es aficionado pero ni mucho menos especialista.
Schrauwen mezcla el dibujo y la pintura hasta difuminar los límites entre el cómic y las bellas artes, retornando siempre a los temas —erotismo y educación, principalmente— que mejor sugieren el fracaso del hombre que intenta establecer parámetros a lo primitivo. Pero no se trata de “entender” este libro, sino de adentrarse en él y de experimentarlo en toda su ferocidad.  (Noel Murray – The A.V. Club)
Me ha gustado mucho, sí señora. Cenkiuverimach

viernes, 27 de abril de 2012

Educación siberiana


Uno siempre pensó que ser siberiano no debía molar. Vivir en esas tierras sumamente gélidas, parajes inhóspitos en los que malviven cazadores solitarios al estilo Dersu Uzala, pues como que no me seduce. Además es que, cuando hablamos de Siberia, lo primero que nos viene a la cabeza son los miles de deportados por Stalin y el régimen soviético. Los Ivan Denisovich de turno, condenados a morir de frío o por desfallecimiento en los durísimos campos de trabajo ideados por el bigotudo dictador. Sin embargo, según acabo de descubrir, también es posible encontrar por allí “idílicas” comunidades capaces de poner frente a la adversidad y ser felices en comunión con la naturaleza. Y no me estoy refiriendo a esa mancha de frikis seguidores del mal llamado Jesús de Siberia, sino a los urcas, una comunidad de “criminales honestos” en la que está permitido robar y matar por motivos justificados. Firmes opositores al régimen soviético, fueron deportados en masa por Stalin, pero al ser oriundos de Siberia, los urcas fueron desterrados a Transnitria en la parte europea de la URSS. ¿Pero que es Transnitria? Pues una larga franja de terreno situada entre Moldavia y Ucrania, que aún hoy día es tierra de nadie —en 1990 declaró su independencia, pero ningún estado la reconoce—. Un territorio que se caracteriza por ser pasto de corruptelas, bandas criminales y contrabandistas de armas.

Entre estos urcas deportados nació Nikolai “Kolima” Lilin, cuya epopeya personal viene recogida en una extraordinaria novela titulada “Educación Siberiana”. Utilizando un tono enormemente cercano, el libro nos introduce en la extraordinaria historia de los urcas siberianos, su idiosincrasia, su particular escala de valores regida por el odio al estado y a la policía rusa, la veneración a sus ancianos, la libertad individual, la ortodoxia religiosa, la defensa de los discapacitados y el desprecio por los drogadictos, violadores y homosexuales. Con todo lo que pueda parecer, el universo urca llega a ser fascinante: esos ambientes dominados por la jerarquía criminal, la violencia por motivos de honor, la espartana justicia administrada por la propia comunidad, los múltiples códigos de conducta y el mundo de los tatuajes siberianos cargados de significado.

En otro orden de cosas decir que la educación de Lilin me ha recordado mucho a la de Eddie Bunker, pero en clave rusa, por lo tanto más fría y con mayores dosis de crueldad.

Un muy buen libro. Y en muchos aspectos, tremendamente cinematográfico.

jueves, 26 de abril de 2012

75º aniversario del bombardeo de Gernika

Guernica (1937) - Pablo Picasso

"El 26 de abril de 1937, como todos los lunes, era día de mercado semanal. Gernika entera, con los cerca de 5.000 habitantes que tenía entonces la villa vizcaína (muy próxima a Bilbao), estaba en la calle. Eran las cuatro y media de la tarde cuando las campanas de las iglesias del pueblo doblaron con más fuerza que nunca. 
No anunciaban nada bueno: las aviaciones alemana e italiana se acercaban. Los jinetes del Apocalipsis, pilotando 31 bombarderos y 36 cazabombarderos Junkers, Heinkels y Dorniers de fabricación nazi, lanzaron 30.000 kilos de explosivos incendiarios sobre la localidad vasca. Los aviones de la terrible Legión Cóndor y la Aviación legionaria italiana escupieron tantas armas de destrucción masiva que la localidad quedó prácticamente destruida en poco más de tres horas. 
El balance fue terrible. Rafael Alberti lo describió con cinco palabras: «Guernica. Dolor al rojo vivo». Picasso lo dibujó en blanco y negro en su obra cumbre, el ‘Guernica’, que habla de los horrores de la guerra y que se convirtió en todo un alegato antibelicista, un icono mundial del convulso siglo XX. Aunque no hay consenso entre los historiadores sobre la cantidad exacta de personas que perdieron la vida en la llamada ‘operación Rügen’, el hispanista Hugh Thomas estima la cifra entre 100 y 1.600. La diferencia se explica en que justo un día después del bombardeo, los dos bandos enfrentados en la Guerra Civil, los republicanos y los nacionales, se culparon mutuamente de la autoría.
Pero la presencia de corresponsales de prensa extranjeros en Bilbao despejó todas las dudas sobre quién era el responsable del hasta entonces mayor y más devastador bombardeo sobre la población civil de la historia. George Steer, periodista de ‘The Times’, fue la primera persona que informó de la tragedia. Llegó a Gernika horas después del bombardeo y esa misma noche envió su reportaje, que se publicó también en ‘The New York Times’. Fue el primer documento escrito que alertó al mundo de lo que había pasado, lo que provocó una oleada de manifestaciones en Londres y Nueva York.
Mucho se ha escrito sobre por qué Franco, en alianza con Hitler y Mussolini, escogió la pequeña villa vizcaína para sembrar el terror. Se aducen razones de pura estrategia militar, para destruir un puente y una fábrica de armas que había en el pueblo y también para combatir al frente republicano que se había hecho fuerte en el entorno de Bilbao en plena Guerra Civil; se ofrecen además explicaciones relacionadas con la Segunda Guerra Mundial, en el sentido de que el bombardeo sirvió a alemanes e italianos como ensayo general para la gran contienda. Y se habla, por supuesto, de motivos políticos. Gernika, con su roble situado frente a la Casa de las Juntas, simboliza las libertades tradicionales de Vizcaya y, por extensión, las de los vascos. De hecho, el lehendakari sigue aún hoy jurando su cargo allí. El árbol se mantuvo en pie, a pesar del bombardeo y el posterior incendio y, según escribió Steer, «el objetivo del bombardeo era la destrucción de la cuna del pueblo vasco»."

Fuente: El Diario Montañés. 

miércoles, 25 de abril de 2012

Wimbledon Green


Wimbledon Green es un tipo obeso que siempre va ataviado con un traje anticuado y un ridículo sombrerito, al que nadie conoce demasiado bien. Sabemos de su pasión por los cómics, no en balde se autoproclama “el mayor coleccionista del mundo”, y también conocemos que consiguió zanjar el mejor acuerdo de intercambio de cómics de la historia del coleccionismo, pero poco más.

Siguiendo la misma técnica que perfeccionaría en “George Sprott: 1894 – 1975”, Gregory Gallant (aka Seth), fantástico historetista e ilustrador de quien ya os hablé aquí, recrea en esta novela gráfica un mundo bastante absurdo y con altas dosis de surrealismo en donde sus protagonistas, con Wimbledon Green a la cabeza, son esclavos de sus pasiones. Al igual que ocurría en “George Sprott…” estamos ante un falso documental sobre un tipo cuya historia vamos conociendo, de forma fragmentaria, a través de las opiniones emitidas por aquellos que lo conocieron o de alguna manera trabaron relación con él. Y es que los libreros especializados, los inversores norteamericanos o los coleccionistas rivales de Green siempre sospecharon de este hombre y de su fantabulosa colección. Ese es el motivo de que no se corten un pelo a la hora de disertar acerca de las intenciones del orondo personaje, de su significado papel dentro de la “escena”, de su enorme ego, e incluso lleguen a cuestionarse aspectos relativos a su identidad.

El problema es que la lectura de “Wimbledon Green” me ha llegado tarde y mal. Lo digo porque esta obra es anterior a “George Sprott: 1894 – 1975”, a la que se parece demasiado. Una novela gráfica que me encantó y que, según yo lo veo, es bastante mejor que esta. No sé que hubiese pensado si las editoriales españolas hubiesen seguido la secuencia lógica, editando primero esta novela –aparecida originalmente en EEUU a finales de 2005- y después "George Sprott...", pero lo que sí sé es que esa técnica documentalista y ese intento por contar una historia larga a través de numerosas historias cortas que tanto me impactó aquella primera vez, pues ahora ya no. Más aún cuando, tanto el protagonista como su historia, son mucho menos interesantes. Supongo que con “Wimbledon Green” Seth intentó experimentar nuevas formas narrativas y que, probablemente, de no haberlo hecho, no habría podido idear obritas maestras como la mencionada historia del señor Sprott. Lo cierto es que el resultado obtenido en “Wimbledon Green” no va más allá de un mero ejercicio iniciático, imperfecto, no carente de interés, pero bastante regulero. En definitiva, una obra menor de este interesante autor canadiense. Decepcionante.

martes, 24 de abril de 2012

You suck


Siguiendo el plan orquestado desde calle Génova, el nuevo inquilino del Palau de la Generalitat acaba de anunciar una estricta dieta de adelgazamiento de la administración pública valenciana –reducción de 46 a 6 empresas públicas, lo que a su vez supondrá una reducción del cuarenta al cincuenta por ciento de la plantilla de sus trabajadores públicos-. Lo hacen porque son transparentes y es necesario. Eso es lo que nos cuentan. Encima el recorte, afirman, se justifica en la herencia recibida, el nuevo mantra al que se acogen todos los políticos del PP vengan de donde vengan, como si no llevasen la tira de años gobernando -y endeudando- gran parte de las Comunidades Autónomas de este bonito país multicolor (y colocando en cabeza a esta en la cual nací y resido, ¡que en algo teníamos que ser los primeros!).

¿Pero cual es la herencia que ha recibido usted señor Fabra? La de Camps, Olivas y Zaplana tal vez. Los tres de su mismo partido. Pues no, el tío se refiere a los socialistas, quienes no gobiernan en esta Comunidad desde que Franco era corneta,  pero que, al parecer, o al menos según lo ve el señor Fabra, son los responsables de dejar temblando las cuentas públicas. Vamos, que no tiene nada que ver en ello ni las obras faraónicas ejecutadas primero por Zaplana y luego por Camps, ni los parques temáticos quebrados obra del cartagenero, ni los ruinosos eventos tan del gusto del beato, ni las mordidas pagadas a amiguetes de dudosa reputación algunos de los cuales aparecen imputados en un buen número de causas... Tampoco el que su antecesor en el cargo, don Francisco Camps, fuese un demente con delirios de grandeza aficionado a derrochar el dinero de todos los valencianos. O que el antecesor de su antecesor, don Eduardo Zaplana, estuviera en esto tan sólo para forrarse. La culpa de todo es de Zapatero.
Apestáis.

Sin embargo no son los únicos. Porque cuando llegan las elecciones les volvéis a votar. Sí vosotros. Os roban, os mienten y les volvéis a votar, porque según lo veis vosotros “los otros”, esa heterogénea categoría en la que englobáis a todos los demás, son aún peores. O les criticáis, pero nada hacéis por que la cosa cambie ya que, claro está, como son todos iguales para que cambiar.
Vosotros también apestáis.    

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Esta mañana en el trabajo, mi compañero, tras soltar una extensa diatriba contra las medidas adoptadas por quienes gobiernan en esta Comunidad y a quienes, según reconoce, él mismo voto, ha proferido un lacónico a la par que indignado “¡nos toman por tontos!” No he podido más que esbozar una leve sonrisa. ¡Y no de alegría precisamente! Porque no nos toman por tontos amigo, es que somos tontos. Tontos de remate.

jueves, 19 de abril de 2012

No pienses en un elefante

Y no me refiero al imprescindible libro del lingüista norteamericano Georges Lakoff.

Por cierto, glorioso post al respecto el que le ha dedicado al Borbón el señor/a Popota en Maketo Power

martes, 17 de abril de 2012

Otra de patrioterismos


A ver como abordo el tema este para que quede claro cual es mi punto de vista...

...ok, ya lo he pensado…                     ...allá voy…

En primer lugar decir que el hecho de que YPF, filial de Repsol en Argentina, sea una compañía “española” o “argentina” me la trae bastante al pairo y me explico. Tengo bastante claro que Repsol es una empresa que no se representa más que a sí misma y a los intereses de sus accionistas. El supuesto interés de la multinacional por España y los españoles queda clarísimo a la vista de la residencia fiscal de la mayoría de sus filiales en las Islas Caimán, o en el hecho de que, porcentualmente, pague muchos menos impuestos en España que los que pagamos cualquier hijo de vecino. Ello por no hablar de que nos suban el precio de la gasolina cuando les rota, sin atender ni a mi interés ni al del resto de mis conciudadanos. En vista de lo cual ¿por qué habría de preocuparme a mí que el gobierno argentino decida “nacionalizar” la filial argentina de Repsol? Sin embargo, no por ello voy a justificar lo que ha hecho esa populista que va de izquierdosa pero no lo es, llamada Cristina Kirchner (así, con apellido hebraico que mola más que el vulgar Fernández) y que actualmente ocupa la Casa Rosada.

No comentaría nada al respecto si, al igual que han hecho con anterioridad otros gobiernos latinoamericanos, Cristina Fernández hubiese ejercitado el legítimo derecho que asiste a la República Argentina de nacionalizar los recursos naturales vitales para su desarrollo económico. Lo hago porque, a poco que hurguemos en la decisión tomada desde Buenos Aires,  estudiando los precedentes, se aprecia que la cosa no va tal cual nos la quiere vender el kirchnerismo dominante. La realidad nos indica que la expropiación decretada por Cristinita es una ley a medida que tan solo afecta al porcentaje del capital de YPF que estaba en manos de Repsol, no así a las acciones de los fondos de inversión estadounidenses ni tampoco a las que son propiedad de la influyente familia Eskenazi. También se excluye a otras multinacionales petroleras que operan en Argentina, como Shell, Petrobras o Exxon. Total que, como comenta Nacho Escolar en un interesante post, más que de “nacionalización” deberíamos hablar de una simple y llana estafa que, evidentemente, no está amparada por el derecho internacional. Y entre los estafados se encuentran principalmente los propios ciudadanos argentinos, a quienes se les está queriendo vender como beneficioso algo que probablemente no les perjudique, pero que difícilmente les va a hacer la vida mejor. Bueno a unos cuantos sí, a los nuevos “jefes” del petróleo beneficiados por el cambio de poderes y que responden a los apellidos Eskenazi o Kirchner.

Mención aparte merece la peripatética puesta en escena de la Kirchner con su séquito de dirigentes al servicio de sus intereses familiares, las soflamas patrioteras propias de otro tiempo (y otros regímenes) y demás tontás protagonizadas por el peronismo militante o las Damas de la Plaza de Mayo, que celebraron la decisión de la lideresa cerrando filas frente al "neocolonialismo" opresor de la antigua metrópoli. Tan sólo faltaba por allí Maradona o los nietos de Fangio para que este burdo intento de desviar la mirada de los ciudadanos argentinos fuese aún más ridículo. Supongo que esta escenografía patriotera le viene que ni pintada a la Presidenta, buscando un enemigo exterior para distraer y cohesionar al pueblo en un momento delicado, ocultando así las propias miserias. Comentaba esta mañana alguien en una tertulia radiofónica que Repsol es a Kirchner lo que fueron las Malvinas a Galtieri. Pues eso.

Y vale sí, también es cierto que la actuación del Ministro “baby Aznar” Soria, o la enésima desaparición de Mariano “el mudo”, también rozan el esperpento. Pero esa es otra cuestión incluso más interesante que el affaire en sí que me reservo para otro post. Este iba de histerias nacionalistas, “el último refugio de los canallas” en palabras de Samuel Johnson.

martes, 10 de abril de 2012

El Sunset Limited


NEGRO- Estaba pensando si no habrá tenido una mala racha demasiado larga. Y al final se ha quedado con la idea de que el mundo es así.
BLANCO- Que el mundo es así.
NEGRO- Eso.
BLANCO- ¿Y como es el mundo?
NEGRO- No sé. Un sito donde hay malas rachas. Lo que quería decir es que aunque a usted le parezca que el mundo es así tiene que comprender que el sol no siempre calienta el mismo culo. ¿Me entiende, profesor?
Negro es un ex-convicto y cristiano devoto, mientras que Blanco es un profesor universitario ateo. Ambos debaten sobre el significado del sufrimiento humano, la existencia de Dios y el derecho al suicidio. De eso va "El Sunset Limited" de Cormac McCarthy. Una novelita/obrita de teatro maravillosa. Otra más al cargo de este genio de las letras contemporáneas. 

lunes, 9 de abril de 2012

Hay que decirlo más...


Lo que hay que decir

Por qué guardo silencio, demasiado tiempo,
sobre lo que es manifiesto y se utilizaba
en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes,
solo acabamos como notas a pie de página.
Es el supuesto derecho a un ataque preventivo
el que podría exterminar al pueblo iraní,
subyugado y conducido al júbilo organizado
por un fanfarrón,
porque en su jurisdicción se sospecha
la fabricación de una bomba atómica.
Pero ¿por qué me prohíbo nombrar
a ese otro país en el que
desde hace años —aunque mantenido en secreto—
se dispone de un creciente potencial nuclear,
fuera de control, ya que
es inaccesible a toda inspección?
El silencio general sobre ese hecho,
al que se ha sometido mi propio silencio,
lo siento como gravosa mentira
y coacción que amenaza castigar
en cuanto no se respeta;
“antisemitismo” se llama la condena.
Ahora, sin embargo, porque mi país,
alcanzado y llamado a capítulo una y otra vez
por crímenes muy propios
sin parangón alguno,
de nuevo y de forma rutinaria, aunque
enseguida calificada de reparación,
va a entregar a Israel otro submarino cuya especialidad
es dirigir ojivas aniquiladoras
hacia donde no se ha probado
la existencia de una sola bomba,
aunque se quiera aportar como prueba el temor...
digo lo que hay que decir.
¿Por qué he callado hasta ahora?
Porque creía que mi origen,
marcado por un estigma imborrable,
me prohibía atribuir ese hecho, como evidente,
al país de Israel, al que estoy unido
y quiero seguir estándolo.
¿Por qué solo ahora lo digo,
envejecido y con mi última tinta:
Israel, potencia nuclear, pone en peligro
una paz mundial ya de por sí quebradiza?
Porque hay que decir
lo que mañana podría ser demasiado tarde,
y porque —suficientemente incriminados como alemanes—
podríamos ser cómplices de un crimen
que es previsible, por lo que nuestra parte de culpa
no podría extinguirse
con ninguna de las excusas habituales.
Lo admito: no sigo callando
porque estoy harto
de la hipocresía de Occidente; cabe esperar además
que muchos se liberen del silencio, exijan
al causante de ese peligro visible que renuncie
al uso de la fuerza e insistan también
en que los gobiernos de ambos países permitan
el control permanente y sin trabas
por una instancia internacional
del potencial nuclear israelí
y de las instalaciones nucleares iraníes.
Solo así podremos ayudar a todos, israelíes y palestinos,
más aún, a todos los seres humanos que en esa región
ocupada por la demencia
viven enemistados codo con codo,
odiándose mutuamente,
y en definitiva también ayudarnos.
Günter Grass, premio Nobel de literatura 1999.
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