jueves, 7 de marzo de 2013

L’amour, por Michael Haneke


Creo que con “Amor” (2012), el director austriaco Michael Haneke nos ha regalado la historia de amor más auténtica del cine reciente y, posiblemente, una de las más maravillosas recreaciones de esa cosa tan difícil de definir y explicar de toda la historia del séptimo arte. Porque “Amor” va de amor, pero del de verdad. De un amor sencillo y sincero, pero también crudo y demoledor. "Amor" es una película triste -¡tristísima!- sobre la cara B del amor. Sobre aquello que no se cuenta en las comedietas románticas que colapsan las multisalas de medio mundo. Sobre lo que supone el querer más al otro de lo que se quiere a uno mismo. Sobre la vida compartida y lo que ello supone, o debería suponer. Sobre como aceptar la decrepitud del otro y asumir que la música se acaba. También sobre la resignación y sobre el cariño y el dolor y la vida y la muerte. Es absolutamente conmovedor ver como ese abuelo se hace cargo de las necesidades de su esposa -dándole de comer, llevándola al baño, recostándola, ayudándola a hacer sus ejercicios, hablándole aún cuando ella ya no escucha o no entiende…- cuando a duras penas es capaz de hacerse cargo de las suyas propias. Como en cada gesto, en cada mirada, en cada caricia, en cada palabra e incluso en cada balbuceo vemos amor, amor con mayúsculas.

Una película absolutamente maravillosa interpretada por dos veteranos actores - Jean-Louis Trintignant de 81 años, y Emmanuelle Riva, de 85– compenetradísimos y que nos regalan una actuación deslumbrante.

Pasen y vean señores, porque esto es amor. Lo demás son paparruchas.

2 comentarios:

  1. Es tiste, es verdad. Pero no es de una tristeza demoledora porque el espectador,de algún modo, sabe lo que sucederá. El desenlace está anunciado pero más que por la trama de la película por la edad de los protagonistas. Es el cumplimiento del ciclo de la vida lo que le quita angustia al film. Es más, uno espera que se acabe el sufrimiento, tanto de ella, por la enfermedad, como el de él, por ver al ser amado sufriendo.
    Interesante película para pensar en que todos, de no suceder nada antes, llegaremos a esa edad o tal vez a ese estado.
    Me la recomendó mi hijo de 19 años. Mi niño...vaya una a saber qupe cosas movilizó en él esa película.

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  2. Jeje... No sé que cosas se removerían en las interioridades del chaval, lo que si parece claro es que tiene muy buen gusto.

    Me gusta tú reflexión, con la que estoy bastante de acuerdo, pero aún así la película me resulta tristísima y por momentos demoledora. Por lo que cuenta y por como lo cuenta. Por la forma en la que el realizador nos hace participes de ese momento en el cual hay que aceptar que la música se ha acabado y sin embargo uno preferiría seguir escuchando. En fin...

    Gracias por comentar Marta.

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