jueves, 17 de octubre de 2013

Shit happens

No voy a comenzar este post aburriéndoos con mi habitual perorata en la que enfatizo mi condición de neófito en este mundillo de las series. Más que nada porque la cosa ya no cuela. Y es que los asiduos a este negociado ya os habréis dado cuenta de que para jactarme de no ver series, ya son unas cuantas sobre las que he compartido mis impresiones. Bien es cierto que mi adicción no es igual a la de un fan series prototípico, aguardando semanas, meses y hasta años para conocer el desenlace de las mismas. Yo soy más de tragármelas del tirón y como para ello se requiere un montón de tiempo libre, mi momento serie viene condicionado por los dolores y estados de postración con los que me obsequia mi maltrecha espalda.

Todo esto para hablaros de “Breaking Bad", la serie del momento, sobre la que todo el mundo habla, sea en el trabajo, en la verdulería, en el metro o en la barra del bar. La que todo quisque ha visto, está viendo o quiere ver, la mejor serie de ficción de la historia para algunos (entre los que se incluye Anthony Hopkins)... En fin, ya sabéis, la del apocado profesor de química que acaba convirtiéndose en un brutal capo de la droga capaz de inundar Nuevo México con su fantabuloso cristal azul… Esa misma... 

- Peeeeeero ¿realmente es para tanto? 

- Pues sí. 

- A ver Suloki, ¡no nos precipitemos! 

-Okey, no lo haré. Me lo pienso cinco minutos y contesto…

Tic 

Tac

Tic 

Tac

¡Pueeeees sí! ¡¡¡que coño!!! "Breaking Bad" es una cosa bárbara. Cincuenta horas de buen cine. Un tiempo más que bien empleado. 

Vale, ya sé que es tremendamente jodido comparar y elaborar un ranking sobre un género del que es imposible haberlo visto todo (ni tan siquiera lo más representativo). Pero por eso mismo, porque hasta a los más eruditos les falta bagaje, me tiro al monte y una vez hecho el esfuerzo de concluir las cinco temporadas que conforman “Breaking Bad” en tan solo tres semanas, afirmo que es de lo mejorcito que yo jamás haya visto y, muy posiblemente, de lo que vaya a ver.

- ¿Y porque está tan guay "Breaking Bad"? 

- Muy buena pregunta...

En primer lugar porque el trabajo de dirección, guión, fotografía, producción, etc... es absolutamente descomunal. Unos tipos que han sido capaces de mantener la disciplina y el control sobre el fondo y la forma, ¡durante seis años! Poca broma. 
También porque los actores, con Bryan Cranston en el papel de Walter White/Heisenberg a la cabeza, lo bordan. Un trabajo absolutamente impresionante el de este tipo, a quien apenas recordaba como secundario en "Argo" (2012 - Ben Affleck), "Contagio" (2011 - Steven Soderbergh) o como papá de Malcolm en la serie "Malcolm in the Middle". También están impresionantes Giancarlo Esposito como Gus Fring, Dean Norris como el agente de la DEA Hank Schrader y Bob Odenkirk en el inolvidable papel del abogado Saul Goodman (aka  “Better call Saul!”) de quien ya se anuncia un spin off al que seguro echaré un ojo... 
Y sobretodo porque la historia es cojonuda. Y cuando digo que es cojonuda creédme, lo es.

“Volviéndose malo” o algo así, que es como podríamos traducir “Breaking Bad”, tiene un título que le viene que ni pintado. Recuerdo pocos mejor elegidos que este. Porque de eso va esta ficción, de cómo un tipo que al comienzo se parece sospechosamente al puto Ned Flanders, acaba por convertirse en una especie de Pablo Escobar, sanguinario y déspota. Un mequetrefe que nunca tuvo agallas para mostrarse como un malvado pero que, tras ser diagnosticado de un cáncer terminal, se deja llevar por sus instintos y comienza a hacer lo que nunca antes se atrevió desligándose de cualquier consideración de tipo legal o moral. Un tipo que decide vivir lo que le queda de vida como siempre había fantaseado pero nunca se había atrevido, rompiendo las reglas, viviendo al límite y sobretodo alimentando el ego. Porque antes del cáncer Walter White era alguien apocado a la derrota, medio engañado por supuestos amigos que se forran gracias a sus ideas y proyectos, con un hijo adolescente aquejado de algún tipo de parálisis cerebral y un bebé no deseado por nacer, inmerso en un trabajo para el que está manifiestamente sobre-cualificado y qué ni siquiera le da para pagar las facturas, por lo que ha de completar la jornada trabajando en un lavadero de coches. Un pringado de tomo y lomo de quien se burlan hasta sus alumnos, como en aquella escena del primer episodio en en el que dos listillos le fotografían con el móvil encerando un coche para mostrarlo a los compañeros de clase. Pero será aparecer el cáncer y que todo cambie. A partir de ahí presenciaremos como el sr. White va desvaneciéndose y de entre sus cenizas surge el gran Heisenberg.

Y eso es lo que nos cuenta "Breaking Bad", la transmutación de un loser talla XXL en el puto emperador de la droga por todo el mundo conocido como Heisenberg. Pero es que encima lo hace con gracia, adoptando una fórmula tragicómica -de oscura comedia y drama moral- al estilo del cine de los hermanos Coen.    


Hay que resaltar que la metamorfosis de este Dr. Jekyll contemporáneo, o más bien su descenso a los infiernos, se operará a través del concepto mafioso de la famiglia. Algo que le inoculará su predecesor al frente del imperio de la metaanfetamina: el inolvidable Gustavo Fring. Eso le sirve para armar su coartada, esgrimida mil y una veces a lo largo de la serie, de que tan sólo actúa para asegurar el futuro de su familia (si bien, al final llegará a reconocer lo que todos ya sabíamos, que eso no es cierto o al menos no es toda la verdad). También se justifica así la extraña relación amor-odio entablada con Jesse Pinkman, quien comienza siendo un mero socio comercial, para acabar revelándose como un hijo descarriado al que proteger. 

Tampoco quiero dar a entender que todo en “Breaking Bad” haya sido perfecto. Quizás al señor David Gilligan, creador de la cosa, le haya sobrado una temporada o temporada y media, pudiendo contar lo que quería en menos episodios. Pero la pela es la pela, supongo, y con esas audiencias tan brutales se antoja difícil no sucumbir al encanto de sumar capítulos para engrosar la cuenta corriente. Y sí encima son buenos... Por otra parte, contraviniendo la opinión mayoritariamente expresada por críticos y seguidores, el final es manifiestamente mejorable. ¡Ojo! No digo que sea malo, porque no lo es, tan sólo creo que podría haberse resuelto de mejor manera en el sentido de más acorde a la odisea vital de su personaje principal. Según yo lo veo Heisenberg no necesitaba (ni merecía) un acto de redención como el del episodio final. Pero bueno para gustos los colores y desde luego no por ello "Breaking Bad" deja de ser una gran serie de la que he disfrutado como no recordaba haberlo hecho nunca. 

... que encima se cierra con esta maravillosa canción de Badfinger. Dedicada a los que todavía sostienen que "Breaking Bad" no cuida el aspecto musical... Bullshit!!!

Todavía se me salta la lagrimita...

4 comentarios:

  1. Gran serie si señor... vamos la serie. Para mi junto a THE WIRE, la primera por el poder de los personajes sobre la historia. Y en esta, a parte por el cariño juvenil que pofesé a Brian Cranston tras mi adicción a MALCOLN IN THE MIDDLE en tiempos de Futurama.
    Lo cierto es que esta serie que todo sea dicho tengo pendiente en su última temporada, me cautivó por su fotografía y planos tan Hitchcockianos y por la forma en la que los personajes manejan el curso de la historia. El análisis y complejidad de sus personalidades y la historia claro, aunque la historia al final creo que es lo de menos.

    La verdad es que cuando empezó ya me hubiera conformado con sus tres primeras temporadas, aunque creo que ni el creador pensaba en el monstruo que estaba creando (imaginaté que cuando escribí sobre la primera temporada, ni en sueños hubiese pensado en que llegaría a una 5ª).
    Magnética, sobretodo por el control de los personajes sobre el devenir de la historia que a veces da la sensación de ser una ruleta rusa donde el personaje supera a la persona. Y sí, mas que una buena serie diría que es una gran película por entregas.

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    Respuestas
    1. Completamente de acuerdo BBoyz. Esto es gran cine, de muy larga duración bien es cierto, pero cine al fin y al cabo. Además, precisamente por su durabilidad, aún tiene más mérito la brillantez con la q sus creadores han sido capaces de mantener el nivel durante cinco temporadas.
      Saludos

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  2. Para mi una obra maestra. Un producto que engancha de principio a fin, que despierta empatía con algunos personajes, entendimientos hacía algunos otros, y animadversión a otros tantos. Lo mejor, en mi humilde opinión, es que va creciendo temporada a temporada, cosa que en el resto de series no pasa (a la mayoría que he visto les sobra la última temporada).
    Por comparar con alguna que sé que tú también has visto, miro a 'The walking dead' y la encuentro tan vacía, por ese mismo motivo que te digo al inicio de este comentario. En este circo zombie es imposible sentir algo por los personajes. En cambio esta, como tú perfectamente describes en la entrada, todo es disfrutable.
    Ardo en deseos de ver 'Better call Saul'.
    Y bueno, que acabo de venir de sufrir una sangría en el dentista y me noto sumamente torpe en este comentario (parezco...y quizá lo soy...más tonto que las piedras, cuando lo releo), así que mejor esto lo comentamos bien con unas cervezas un día que nos veamos. A ver si viene usted por estos lares a conciertear o algo.
    Ah! quien dice que el aspecto musical de la serie está descuida es que es un cerrao de miras, oiga. Tv On The Radio, Badfinger, Working For A Nuclear Free City...calidad!
    Cuidésemele, compadre!

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  3. Le tomo la palabra por lo de la birra... Y sí, totalmente de acuerdo en lo de Walking Dead, que no deja de ser una serie fuel que tan solo sirve para matar las horas muertas o mal llenar el buche. Da igual perderse episodios o cachos de episodios, los putos zombies seguirán estando ahí junto al puto policia sudoroso y su absurda moralidad...

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