lunes, 24 de febrero de 2014

Vente p'Alemania Negre

Mi colega el Negre se ha ido a Karlsruhe para desarrollarse agronómicamente. Bueno, supongo que para eso y para lo que surja, ¿cómo no? (je je je). Y sí, ya sé lo que estarán pensando quienes le conozcan: ¿Qué hace un tío de la Pobla vendiendo tomates en el país de los nibelungos? Encima en Karlsruhe… la ciudad que vio brillar al puto Edgar Schmitt, aquel futbolista de medio pelo que tuvo su minuto de gloria hace veinte años ya, cuando decidió transmutarse en Pelé y explosionar al Valencia CF colándole cuatro golitos a Sempere. ¡Y yo que sé! Pero ya sabéis que el llamado de la Merkel es poderoso y no hay españolito que se resista a ello. Que se lo digan a Marihuano, que cada vez que coincide con la canciller en alguna cumbre pierde el culo por fotografiarse a su vera. De ahí que los Paco Martínez Soria se multipliquen día tras día… Joer, vale, la comparación es una puta mierda, pero os prometo que no hay mala intención. El señor Soria (éste, no el imitador de Aznar que tenemos como Ministro de Industria) me merece el mayor de los respetos. No así sus películas. 
El caso es que no era de este Negre sobre quien os venía a hablar, que me enredo muy fácilmente. La entrada pretende ir sobre Fernando Junquera aka Negro aka nosecuantos motes más. Extraordinario guitarrista que practica una suerte de blues experimental o espacial o directamente marciano, que fue el protagonista del Aperitiver del TulsaCafé el pasado sábado.

Reconozco que hasta ese momento no conocía de nada a este Negro (Joer, eso ha sonado totalmente “The Wire”). Vamos, que no es que nunca le hubiese escuchado, es que ni tan siquiera recuerdo que nadie me haya hablado de él y de su música. Por eso fui a ciegas hasta el Tulsa, virgen de "negrismo", sin referentes ni expectativas, tan solo con los oídos bien abiertos dispuesto a disfrutar, o no, del espectáculo. Y he de deciros que salí de allí más satisfecho que la pelirroja de aquel anuncio de Herbal Essences, después de lavarse el pelo. Maedeusinyor, ¡¡¡que derroche de virtuosismo a las cuerdas!! Que capacidad para crear cosas que parecen una y luego se desdoblan sobre si mismas y luego otra vez hasta acabar siendo algo totalmente diferente. ¡Magnífico! Y lo digo ahora, pasada ya la euforia post-concierto. Porque el bolo me dejó completamente noqueado. La música de Negro, en algunos pasajes, me recordó a la de un par de artistas geniales responsables de dos de los mejores discos editados durante el pasado 2013. Os hablo de William Tyler y en menor medida de Steve Gunn. Las similitudes con el primero son harto reconocibles en cortes como “100 euros enrollados en tu ano”, canción incluida en el último elepé del señor Junquera. Las referencias a Steve Gunn son más rebuscadas si queréis. Pero bueno, no sé, me ha parecido que ese espíritu folk tan extraño, incluso nihilista, acercaba a estos dos artistas tan lejanos geográficamente. Eso sí, Negro es mucho más galáctico que el gringo y encima no canta. Para muestra un (maravilloso) botón:        
No me imaginaba que un paisano pudiera acercarse al mundo de esos monstruos y resolverlo tan bien. Chapeau Fernando. Ahora es momento de recuperar el tiempo perdido empapándome de esa “Formación del espíritu nacional” que tan maravillosamente sostuviste sobre el escenario del Tulsa. Un álbum que, según leo en la contraportada, fue grabado y mezclado a finales del 2012 en Alfafar City. Vamos, aquí al ladito. Y yo sin enterarme. En fin pa' que seguir…

¡Grande Negro! Le seguiré la pista. También al Negre. Pero eso será cuando regrese harto de chucrut y valkirias (salut Negre, ens veiem)... si es que alguna vez lo hace, que está por ver. 

Ah! Que no se me olvide... Mi enhorabuena (again) a los chicos del Tulsa y de Verlanga por hacer esto posible.

viernes, 21 de febrero de 2014

Perqué, pardals?

A ver, cortita y al pie. “Conminados” por los organizadores del evento, a las 21:30 ya estábamos frente al escenario de El Loco prestos a ver el show de la banda de Zequi. Un veterano del Vietnam curtido en mil batallas, que venía a presentarnos su nuevo álbum titulado “Remember”. Y es que es verdad. Los teloneros también se merecen una oportunidad. Y se la dimos. Vaya si lo hicimos.
La propuesta musical del amigo Ezequiel es una suerte rock de corte americano (del de toa la vía), con voces roncas, guitarras afiladas y demás fanfarria, más o menos bien ejecutado pero con cierta tendencia al tedio. Y lo de tendencia al tedio es una forma suave de expresarlo. Los que estuvieran anoche en El Loco me entenderán perfectamente. En fin, que no voy a explayarme mucho más en el asunto, pero para finalizar os diré que la actuación de Zequi Band fue la definición gráfica de lo que viene en llamarse un quiero y no puedo.

Eso respecto a la banda murciana, porque lo de Whybirds fue un no sé si quiero, ni si puedo, pero esto es lo que hay. Si los primeros eran aburridos que decir de estos últimos. Maedeusinyor!!! ¿No os ha pasado nunca eso de poner un disco a sonar y que parezca que todo es una única canción, larguísima y cargante? Pues esa sensación es la que tuve ayer noche con la banda de Bedford. Soporífero es poco. Y sí, vale, suenan correctos, deben ser buenos músicos, no lo discuto, ¿y qué? ¿Que son una suerte de Drive-by Truckers británicos? Poj wenno... ¡Pero unos DBT aburridos de pelotas! Como si los chicos de Patterson Hood dieran un concierto de seis horas en el que sonara una y otra vez “Gravity's Gone”... ¡y sin gracia ninguna! Epatante. Y eso que comentan por ahí de que Whybirds suenan como si Pearl Jam y los Allman Brothers se fusionaran... si hoooomeeeeeeeeeeeeeee!!! 
...no way!

Lo siento chicos. No me gustó
¡Pero de ná!
Decepción mayúscula.

martes, 18 de febrero de 2014

De Aperitiver con Soledad Vélez

Hasta hoy no os había hablado del Aperitiver del TulsaCafé y la verdad es que no tengo perdón de Dios. Y no solo porque suponga una propuesta musical cojonuda en una ciudad como Valencia, huérfana de este tipo de embolados. ¡Sino porque se celebra justo al lado de mi casa! ¡Y ya llevan unos cuantos! En fin Serafín... Lo dicho... Que me disculpen los chicos de Verlanga, revista cultural valenciana que organiza a la limón con el Tulsa, este ciclo de conciertos acústicos a celebrarse cada sábado, un poquito antes de la hora de cenar. Gracias a eso, por el tablao del conocido garito benimacletero podemos ver desfilar a toda la plana mayor de la creación musical de esta ciudad de provincias. De hecho, hasta el momento ya han participado gentes como Julio Bustamante, Llum, Alberto Montero, Maronda, Senior o Artur Caravan. Y este sábado fue el turno para la gran Soledad Vélez.

Y es que ese día tuvimos el inmenso placer de compartir aperitivo con esta cantautora nacida en Concepción. Pedazo de bolo el que se marcó la valenciano-chilena acompañada por su ya inseparable Jesús de Santos (Polar). Haciendo honor a su oriundez podríamos decir que, más que un aperitivo, lo que nos prepararon fue una once, especie de merienda-cena en español-chileno, pero sustituyendo el té por la cerveza (¡por supuesto!). Y no una once cualquiera, sino una bien potente y nutritiva, que seguro dejó más que satisfechos a todos los allí presentes. Porque aquello estaba petadísimo. Hasta el punto de que el exceso de humanidad, unido a las impropias temperaturas que padecimos en Valencia durante el pasado sábado, dejaron el garito prácticamente sin oxígeno. Poco importó. Es más, pienso que hasta le vino bien al show. 

Fue fantástico el estar allí aletargados y bien juntitos, casi sin movernos por no sudar, mientras flotaban en el ambiente las notas, melodías y ritmos incluidos en ese “Run with wolves”, último larga duración firmado por Soledad Vélez del cual se nutrió el tracklist de la noche. Su mejor disco hasta el momento. O al menos eso dicen los medios especializados. Si bien algunos, como el que suscribe estas líneas, preferimos el “Wild Fishing”, la anterior entrega discográfica de la Vélez. También hubo tiempo para recuperar algo de lo mucho y bueno que este último incluía.
Los que hayáis escuchado en vivo a Soledad Vélez sabréis de sobra donde radica su principal fortaleza. Y es que ese vozarrón, que nada tiene que envidiar a las grandes del blues o del soul negro, en directo, produce un efecto casi hipnótico. Imposible escapar de ella. Un timbre portentoso capaz por sí solo de sobrecoger al más pintado. Y de sobreponerse a las limitaciones del recinto o a los problemas de sonoridad que les acompañaron durante casi toda la velada. Porque de eso también hubo, pero poco importó. El concierto, sin ser perfecto, estuvo genial. Esta es la tercera o cuarta vez que la veo en directo y, sin ningún género de dudas, fue la mejor de todas. Me gustó muchísimo y eso que, a priori, no las tenía todas conmigo por aquello del formato semi-acústico en el que había de desarrollarse la actuación. Pero nada... Además me encantó el buen rollo generalizado que se respiraba en el ambiente. Y la proximidad del dueto protagonista, que no paró de interactuar con el respetable antes, durante y después del concierto... 

Por último decir que es una suerte que en esta ciudad alguien se haya atrevido a montar cosas como esto del Aperitiver. Por tres pavos, birra incluida, uno puede pasar una tarde genial acompañado de gente maravillosa y escuchar buena música. Una bendición para todos los melómanos de medio pelo que aún quedamos en esta ciudad. ¡Que nos dure por Dios! ¡Y ya puestos que también nos dure la Vélez! Aun eso me parece más difícil. Es evidente que está mujer va a más y aún no se vislumbra su límite. Por lo pronto se nos marcha unos días a Austin al South by Southwest. Que le vaya bonito. Lo merece. 

-----------------------------------------------
Las fotografías son Eva M. Rosúa para la web de Verlanga y del propio Jesús de Santos para su Facebook  

lunes, 17 de febrero de 2014

Moro rico, moro pobre

Tremenda la portadita que lleva hoy el diario El País. ¡Y es que Benzema estuvo muchísimo mejor que Jesé! No. En serio. Me refiero al dispar tratamiento que dispensa el rotativo madrileño a los inmigrantes que pasan la frontera en patera, respecto de aquellos que vienen en yates de lujo. Está claro que siempre han habido clases. Si tienes pasta, sale a recibirte hasta la Ministra. Pero si no tienes donde caerte muerto, con suerte esquivarás las pelotas de goma lanzadas por la Guardia Civil. De vergüenza.

sábado, 15 de febrero de 2014

Pantano hay uno (y no cincuenta y uno)

Vaya por delante que Iván Rojo es amigo mío. Un amigo, además, con el que he vivido un buen puñado de momentos de esos que cabría calificar como especiales, a veces buenos y otros no tanto. Amigo de los que te envían dieciocho whatsapps en una tarde tonta para contarte como respiran o para saber como lo haces tú. Amigo de los que siempre te felicitan cuando las cosas te van de cara pero que, sobretodo, andan pendientes de ti cuando caen chuzos de punta sobre tu cabeza. Amigo de los que hay bien pocos, de aquellos que dan sentido a una palabra como amistad, tan rimbombante ella, pero a la vez tan desvirtuada, distorsionada y hasta difuminada por el mal uso que le damos. En definitiva, que Iván es, por encima de todo, un buen amigo.

Eso para mí y unos cuantos afortunados, porque para los demás, para vosotros lectores de este remedo de crítica, Iván tan solo ha de ser una cosa, uno de esos escritores noveles a los que es recomendable seguirles la pista. Porque Iván escribe y lo hace realmente bien. Algunos de vosotros ya lo habréis comprobado a través de su blog. Un espacio en donde Iván lleva ya unos cuantos años haciéndonos partícipes de su mundo interior. Y es que, a pesar de los muchos palitos en las ruedas que el azar y/o algún que otro hijoputa le han puesto, él nunca ha cejado en su empeño. A perseverancia no le gana nadie y por eso no ha parado de escribir y compartirlo con nosotros, lloviera, nevase, tronara o hiciese calor, algo mucho más normal por estos pagos. Todos estos años de infortunio le han curtido, preparándole para lo que habría de venir después, ¡el ahora!, y sobretodo para todo lo bueno que seguramente está por llegar. Y es que, tras un largo y duro tránsito por el desierto del ninguneo, una editorial, aún pequeña, pero no por ello menos interesante, se ha fijado en la obra de este brillante contador de historias. Se trata de la gente de Sven Jorgensen, de Barcelona, quienes han decidido apostar por este patraixero de pro publicando “Pantano”, magnífica compilación de relatos que supone el debut literario “oficial” del señor Rojo.

Los hijos de la LOGSE sabemos de lo que estamos hablando cuando hablamos de pantanos. Y no, no me refiero a la definición que desde el punto de vista de la ecología y las ciencias naturales se pueda dar. Ni siquiera a lo que dicta la R.A.E., tan atenta siempre a la evolución de los usos del lenguaje castellano. Un pantano es esto en lo que estamos sumidos. Es el aquí y el ahora. “Es esta España mía, esta España nuestra” que cantaba Cecilia. Es este agujero ponzoñoso, en jerga de Kiko Amat, en el cual malvivimos o mejor sobrevivimos. Es este reducto de aguas estancadas y barro en mitad de la nada en el cual, sorprendentemente, a veces nace una flor. Pero esa flor, lo sabemos bien, no tardará en marchitarse. “Pantano” es el Knockemstiff, el Cape Breton, el Rocklin de Iván Rojo. Un sitio en el cual apenas si ocurre nada y en el que, sin embargo, ocurre todo. Y gran parte de lo que ocurre es una mierda y alguien tiene que contarlo tal cual es. Y en esas está Iván, asumiendo ese papel de narrador de historias mínimas e insignificantes en las que acontecen pequeños dramas y tragedias cotidianas protagonizadas por personas más o menos normales que poco o nada tienen de heroico o de romántico.

Después de todo lo dicho entenderéis que el estilo de Iván tan solo puede ser duro, o más bien duro de cojones, e impactante. Con una prosa tremendamente cruda, sin ningún tipo de aderezo, por momentos violenta y poco apta para según que estómagos. Como ocurre con la historia de ese "hermano de sangre" que sabe que por su hermana tiene que hacer lo que tiene que hacer y no hay más que hablar. Realismo sucio. Sucísimo. La cara B de los reportajes sobre triunfadores que nos regalan revistas como Icon o el dominical de El País. Vidas de perdedores que, a diario, se suben al ring de la vida para enfrentarse con uno mismo y por supuesto perder. Historias de familias corroídas por el salitre del mar, o por el alcohol, o por los malos tratos, o por todo eso junto y mucho más. Personajes que en ocasiones ni tan siquiera gozan del derecho a compadecerse al descubrir que, por muy mal que estén, a su alrededor aún los hay que están peor.

Es evidente que el universo del autor remite a la obra de genios de las letras tales como Bukowski, Carver o Richard Ford. Evocaciones que de ninguna de las maneras ahogan la singularidad de unos cuentos que al final nos sitúan en un universo propio y diferente del de los anteriores. Un espacio rico en matices que también incluye odas al humor absurdo y a la crítica social extrapolada al ¿medievo?, y que revela cierta fascinación por el mundo de la ciencia ficción, como en esa deliciosa aproximación al cine de Kore-eda que supone "John Paul Young tiene razón".

En fin, que empecé a leer este libro porque está escrito por mi amigo, pero lo terminé porque es realmente bueno. Hace ya demasiado tiempo que paso de ser un bien queda y es que, aunque espero y deseo que a Iván le vaya bien en esto, para chuparnos las pollas ya habrá mejores ocasiones. O sea, que si toca ser crítico pues lo seré, pero si alguien se merece elogios pues es justo dárselos y "Pantano” merece mucho de esto último. Si “Pantano” fuera un truño ni me la hubiera acabado y desde luego, me hubiese ahorrado todos los parabienes que acompañan este texto. Así que vosotros mismos... ¿Qué no me creéis? Pues bueno, vosotros os lo perdéis. Siempre os podéis coger lo último de Paulo Coelho que seguro está de puta madre. O ya puestos una de esas obras magnas de mujeres folladoras escritas justamente para mujeres que ya hace mucho que no follan. Yo, desde luego, preferiría sumergirme en este "Pantano" de aguas fétidas, aún a riesgo de ahogarme en el.

En fin, lo dicho, ¡librazo! O como lo expresaría el crítico del Times Literary Supplement: "Un esperanzador debut literario". Aunque supongo que él lo diría en inglés.

Agur.         



viernes, 7 de febrero de 2014

No hay dos sin tres...

…y no hay tres sin cuatro… ni cuatro sin cinco… y habrá todas las veces que haga falta. Porque lo de Slim Cessna’s Auto Club no tiene nombre. 

Ya os he dicho en otras ocasiones que su directo no admite comparación con nadie y punto. No hay mucho más que decir. Bueno, que si no estuvisteis presentes anoche, pues peor para vosotros. Porque avisados estabais. 

Y eso que ayer no fue una de sus mejores días. Estaban un pelín apagados en comparación con las otras veces que les he visto en directo. Eso y que la sala, la Wah Wah concretamente, debería hacérselo mirar en el tema del sonido. La cosa sonaba de puta pena y ya van unos cuantos conciertos en ese mismo recinto en el cual los músicos se quejan de este extremo. Pero bueno, con el devenir de las canciones, alguien consiguió darle a la tecla y adecentar el show. Cosa que agradecimos todos los allí presentes, pero muy especialmente la banda, que fue animándose y animándonos canción tras canción. 
Respecto al tracklist, fue el esperado. Casi idéntico al de la última vez que visitaron Valencia. Y es que empeñados como están en evangelizar tanto a la vieja como a la nueva Europa, el quinteto de Denver recurre a sus principales himnos para que nos entreguemos a los brazos del Señor. Amén brodas. El flaco es mi pastor y con el nada me falta. Pero el cadavérico es directamente Dios.

Es corto, lo sé, pero si queréis más, pues ahí lo tenéis: 
"Algo digno de ser visto"
Es triste recurrir a entradas del pasado, también lo sé, pero ya sabéis, más triste es robar.



domingo, 2 de febrero de 2014

Jacco Gardner y el barroquismo que no fue

Calentito, calentito… Ahí van mis someras reflexiones sobre Jacco Gardner y el concierto que éste y su banda dieron hace unas horas en la capital del Turia.

A ver, como ya os comenté ayer en la entradilla de presentación a la SuloTk de febrero, uno de los ilustres olvidados en mi lista de recomendaciones 2013 fue el álbum de este multi-instrumentista holandés. Un chaval de veintipocos años claramente influenciado por la psicodelia de los sesenta y el pop barroco, por las melodías cristalinas de los Zombies, pero también por los momentos más intimistas de Brian Wilson. Un tipo que, a la fin y a la postre, ha sido capaz de producir una brillante colección de canciones que suenan como de otra época y a la vez muy –pero que muy- actuales. Y lo ha hecho con convicción pero también, o más bien sobretodo, tirando de conocimientos, sin caer en uno de los grandes males de esta época que nos toca vivir -el “amarás lo vintage sobre todas las cosas a.k.a “la enfermedad del hipster”-. Porque las doce canciones incluidas en “Cabinet of Curiosities”, su portentoso disco de debut, suenan antiguas pero a la vez modernas, eclécticas y originales… ¿eso puede ser? Pozí. Creatividad y buen gusto mediante, algo que, obviamente, no está al alcance de todo el mundo. Vamos, que la cosa le ha salido con mucha chicha que dirían las abuelitas. Na’ que ver con tantísimos subproductos perpetrados por ese hipsterismo imperante que todo lo basa en formas y poses prescindiendo de alma. Sé que a todos os vendrán ejemplos a la cabeza.

El caso es que de la cabecita de este holandesito escuchimizado, con cierto parecido físico al Beck primigenio, surgió ese maravilloso gabinete de curiosidades que vino a defender ayer noche. Discazo elegante y conmovedor que tantas buenas tardes me ha hecho pasar durante este mes de enero que ahora termina. Pero mira tú por donde que una vez concluido el show, me marché a casa bastante decepcionado. Desconozco el problema y tampoco me importa demasiado, la verdad, pero esas composiciones repletas de color, capaces de transportarnos desde la placidez melancólica hasta extremos próximos a lo fantasmagórico, anoche sonaron tremendamente deslucidas. Mucho golpe de batería, escasa voz, pero sobretodo la casi total ausencia de ese barroquismo que tan maravillosamente funciona enlatado. Insisto, no sé si la culpa fue del reducto concierteril, de los cuatro acompañantes de Jacco, del propio Jacco, de la ecualización del sonido o yo que sé, pero lo cierto es que Jacco Gardner no sonó a Jacco Gardner y es una lástima. Tenía muchas expectativas puestas en el envite.
A ver, tampoco quiero transmitiros que el concierto fuese una puta mierda. No es eso. En términos generales la cosa se desarrolló correctamente. E incluso hubo momentos -pocos-  en los que sí reconocí algunas de las cosas por las que me enamoré de la propuesta de este hombre. Pero como os he dicho, esperaba muchísimo más. 
Y eso es todo... que se le va a hacer. Dicen que hasta el mejor escribano echa un borrón ¿no? Pues eso. Otra vez será compadre.

Ah! Y no quiero olvidarme de doña Soledad Vélez, que actuó de telonera en el bolo de la noche. Llegamos tarde. Penitenziagite. Pero me desquitaré en un par de semanas, cuando esta chileno-valenciana de imponente voz actúe en un escenario más íntimo –y próximo a mí domicilio, que también es importante-. Pero eso será entonces. Y os daré buena cuenta de ello.

------------------------------------------
Por cierto que los chicos de Munube - Música en la nube, retransmitieron el concierto gratuitamente en streaming. No sé si habrá manera de recuperarlo a toro pasado. Estaría bien. A ver si así, de segundas y sin tanta expectación acumulada, soy capaz de disfrutarlo más. Al menos tanto como mi acompañante durante la velada, quien sí salió plenamente satisfecha del show protagonizado por el pipiolo de Horn.   

sábado, 1 de febrero de 2014

Febrero de 2014. NUEVOS TIEMPOS, NUEVAJ COZICAJ (AUNQUE ALGUNAS DE NUEVAS TIENEN BIEN POCO)

Y aquí estamos otra vez con la sección favorita de algunos de los más ilustres seguidores de esta bitácora -Kaixinha da Souza, for exampol-.
Siendo esta la primera SuloTk del año, no podía dejar de incluir muestras de algunos de esos grandes álbumes publicados durante el pasado ejercicio que, por haber llegado hasta ellos demasiado tarde, no aparecieron en mi lista de recomendaciones musicales 2013. Y tiene cojones la cosa, porque la listica, como bien sabéis, ¡tenía la friolera de 100 ítems! En fin, que en este supuesto se hayan los discos de Dorian Wood, Gregory Porter, Ezra Furman, The Leisure Society, Giuda, William Onyeabor, The Strypes, The Piedmont Brothers Band, Jacco Gardner, Brendan Benson y algún otro más. Es más, estoy seguro de que en la SuloTk de marzo ocurrirá otro tanto de lo mismo.
Junto a estos ilustres olvidados también aparecen los primeros brotes verdes de la cosecha musical 2014. Hablo de gentes como Angel Olsen, los Shy Boys, The Pack A.D., Beck, Dum Dum Girls o el gran Damien Jurado, cuya aparición hace presagiar que este 2014 volverá a ser un gran año en lo musical.
Pues eso.
Disfrútenla en soledad o en compañía, eso corre por su cuenta.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...