domingo, 2 de febrero de 2014

Jacco Gardner y el barroquismo que no fue

Calentito, calentito… Ahí van mis someras reflexiones sobre Jacco Gardner y el concierto que éste y su banda dieron hace unas horas en la capital del Turia.

A ver, como ya os comenté ayer en la entradilla de presentación a la SuloTk de febrero, uno de los ilustres olvidados en mi lista de recomendaciones 2013 fue el álbum de este multi-instrumentista holandés. Un chaval de veintipocos años claramente influenciado por la psicodelia de los sesenta y el pop barroco, por las melodías cristalinas de los Zombies, pero también por los momentos más intimistas de Brian Wilson. Un tipo que, a la fin y a la postre, ha sido capaz de producir una brillante colección de canciones que suenan como de otra época y a la vez muy –pero que muy- actuales. Y lo ha hecho con convicción pero también, o más bien sobretodo, tirando de conocimientos, sin caer en uno de los grandes males de esta época que nos toca vivir -el “amarás lo vintage sobre todas las cosas a.k.a “la enfermedad del hipster”-. Porque las doce canciones incluidas en “Cabinet of Curiosities”, su portentoso disco de debut, suenan antiguas pero a la vez modernas, eclécticas y originales… ¿eso puede ser? Pozí. Creatividad y buen gusto mediante, algo que, obviamente, no está al alcance de todo el mundo. Vamos, que la cosa le ha salido con mucha chicha que dirían las abuelitas. Na’ que ver con tantísimos subproductos perpetrados por ese hipsterismo imperante que todo lo basa en formas y poses prescindiendo de alma. Sé que a todos os vendrán ejemplos a la cabeza.

El caso es que de la cabecita de este holandesito escuchimizado, con cierto parecido físico al Beck primigenio, surgió ese maravilloso gabinete de curiosidades que vino a defender ayer noche. Discazo elegante y conmovedor que tantas buenas tardes me ha hecho pasar durante este mes de enero que ahora termina. Pero mira tú por donde que una vez concluido el show, me marché a casa bastante decepcionado. Desconozco el problema y tampoco me importa demasiado, la verdad, pero esas composiciones repletas de color, capaces de transportarnos desde la placidez melancólica hasta extremos próximos a lo fantasmagórico, anoche sonaron tremendamente deslucidas. Mucho golpe de batería, escasa voz, pero sobretodo la casi total ausencia de ese barroquismo que tan maravillosamente funciona enlatado. Insisto, no sé si la culpa fue del reducto concierteril, de los cuatro acompañantes de Jacco, del propio Jacco, de la ecualización del sonido o yo que sé, pero lo cierto es que Jacco Gardner no sonó a Jacco Gardner y es una lástima. Tenía muchas expectativas puestas en el envite.
A ver, tampoco quiero transmitiros que el concierto fuese una puta mierda. No es eso. En términos generales la cosa se desarrolló correctamente. E incluso hubo momentos -pocos-  en los que sí reconocí algunas de las cosas por las que me enamoré de la propuesta de este hombre. Pero como os he dicho, esperaba muchísimo más. 
Y eso es todo... que se le va a hacer. Dicen que hasta el mejor escribano echa un borrón ¿no? Pues eso. Otra vez será compadre.

Ah! Y no quiero olvidarme de doña Soledad Vélez, que actuó de telonera en el bolo de la noche. Llegamos tarde. Penitenziagite. Pero me desquitaré en un par de semanas, cuando esta chileno-valenciana de imponente voz actúe en un escenario más íntimo –y próximo a mí domicilio, que también es importante-. Pero eso será entonces. Y os daré buena cuenta de ello.

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Por cierto que los chicos de Munube - Música en la nube, retransmitieron el concierto gratuitamente en streaming. No sé si habrá manera de recuperarlo a toro pasado. Estaría bien. A ver si así, de segundas y sin tanta expectación acumulada, soy capaz de disfrutarlo más. Al menos tanto como mi acompañante durante la velada, quien sí salió plenamente satisfecha del show protagonizado por el pipiolo de Horn.   

1 comentario:

  1. Bueno pues ahora ya así tengo menos disgusto de habérmelo perdido; osea que me jode soberanamente pero me jode menos (siempre la esperanza es loúltimo que se pierde ¿no?.
    En el fondo me quiero imaginar que no es fácil trasladar un sonido tan sobresaliente a un escenario. Más aun cuando hay tantos medios técnicos para grabar y tan poco rodaje en directo de las bandas noveles. Antes las bandas llevaban a sus espaldas un montón de conciertos en locales cochambrosos; véase el caso de DENGUE FEVER, que en directo superaron de sobras mis espectativas cuando los vi (pues eso!!)

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