jueves, 30 de noviembre de 2017

(For) Yeahrs (and years) en el Maga

Fui a ver a Yeahrs, joven banda berlinesa con escaso bagaje compositivo a fecha de hoy. O al menos eso es lo que demostraron anoche en el “renovado” escenario del Magazine. Y es que la actuación duró poco más de media hora. Lo justo para desplegar los cuatro temas que integran su EP de debut, “Always, Almost”, además de otra canción titulada “Seasons”. Podéis escucharlas todas aquí.

Aunque tampoco les culpo. El día salió frío y lluvioso. Y para ellos la cosa venía cruzada desde Barcelona. Parece ser que por circunstancias ajenas a su voluntad, llegaron a Valencia después de la hora marcada para la apertura de puertas. Luego entre montar y hacer la prueba de sonido, se plantaron pasadas las nueve y media cuando el concierto era a las ocho. Y todo para tocar ante cuatro gatos mal contados. No exagero un ápice. Entre nosotros, el propietario del garito, el sonidista y un grupillo de hijas de la fiesta más interesadas en cualquier otra cosa antes que en el bolo en sí, sumábamos diez molondras. Ni una más ni una menos. Como veis todo quedó en familia. 


Con todo, yo a los Yeahrs estos les veo maneras. Enlatados suenan guay. En el directo y pese a todo aún sonaron decentes. Yo me entiendo. Tú me entiendes. Él me entiende. Y si no debería. Su rollo va en una onda híbrida, partiendo de un post punk a lo Chameleons y los primeros Interpol, pero con trazas de shoegaze y también cierto aroma a aquel indie-rock noventero que encabezaran gentes como Superchunk. Y eso es todo lo que puedo decir, que visto lo visto no es poco. Eso y que fue un poco estafa, la verdad. Pero bueno… A ver como evoluciona el artefacto. Confiemos en que bien y que podamos celebrarlo más adelante y en mejores condiciones.

Así pues tres cervezas y media pizza después, calao de frío y circulando por el anell de Grezzi cual Induráin de baratillo, llegué a mi casa antes de las once. Todo un récord. Un gotet de llet i a dormir. Y como diría el otro, mañana más pero no mejor, porque eso es imposible. Ale…   
  

lunes, 27 de noviembre de 2017

El Último Vecino que no el vecino del último

Esta gilipollez es para deciros que también fui al concierto matinal que la banda de Gerard Alegre ofreció hace dos domingos en La Rambleta. Y es que el caos en que se ha convertido mi vida de un tiempo a esta parte, hace que se me olvide contar las cosas realmente importantes xé.

Pues eso, allá que fuimos aún con la resaca del concierto de Exquirla del que os hablaba en la anterior entrada. Y bendita resaca. Pese a lo cual y pasando por alto la inevitable comparación, lo pasamos realmente bien, saliendo más que satisfechos del bolo. Además, por si no había suficiente, después del concierto nos pegamos un buen homenaje a base de ceviche, causa limeña, pisco sour y demás mandangas ideadas en algún territorio de ultramar. ¿Qué mas se puede pedir?

Los chicos salieron fuertes a escena y es que, nada mejor que poner toda la carne en el asador desde el inicio. Para presentar esa peculiar propuesta de synth-pop dadaista y cariz melodramático nada mejor que hacerlo con la que, en mi opinión, es su mejor canción hasta la fecha: “Antes de conocerme”. (“Tú ya estuviste destrozada antes de conocerme. Si se te fue la luz, no culpes a nadie que tengas delante… Para ti siempre será la estela, tu estela querida. Para ti siempre será la bestia, tu bestia querida...”)


El show estuvo consagrado a desgranar los cortes de “Voces” (2016). Notable segundo álbum del cuarteto barcelonés. Por allí desfilaron “La noche interminable”, “Mi amiga salvaje”, “Nubes Grises” o “Una especie de costumbre”... Dando la razón a quienes afirman que en las últimas composiciones de "El Último Vecino" hay un alejamiento respecto a la oscuridad de los comienzos. Por decirlo de otra manera, que las nuevas canciones tienen más de El Último de la Fila y menos, aunque también, de Golpes Bajos. A ver, mantienen ese regusto a los Smiths, a The Cure –¡Ese comienzo de “Mi Escriba”!- o, por venirnos a terreno patrio, la impronta del sonido La Mode. ¡Y a Dios gracias! A veces incluso me recuerdan a The Drums. Aunque buscar influencias entre coetáneos resulte injusto. 

Dentro de un setlist bastante amplio, también hubo espacio para recuperar canciones antiguas como “Los Ángeles”, o incorporar cositas nuevas como esa marcianada llamada “Mi chulo”. Tremenda versión de La Zowi, la trap queen española por excelencia y que mejora con mucho a la original.   “…hemos dejado de vender todo eso. Y ahora solo quiero kilos, kilos de besos. Que el colchón ya está bien grueso. Ya solo he dejado de vivir de eso…”


...y si a todo eso le sumamos la inmejorable compañía, las ganas de fiesta de uno pese al cansancio y la performance de Gerard & Co, especialmente sus energéticos bailecitos a medio camino entre Morrisey y Raphael, bien mereció la pena el esfuerzo. 

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La foto con la que ilustro la entrada es de El Club de los Pilotos Suicidas.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Lo de Exquirla en el TEM

Grandioso cual sinfonía de Mahler. 
Intenso cual disco de Pantera. 
Portentoso cual espectáculo en directo de Camarón de la Isla. 

¿Qué más puedo añadir?

Y es que las prestaciones en vivo de este artefacto instrumental llamado Exquirla y que no es sino la efímera conjunción de los cuatro miembros de Toundra y El Niño de Elche, con el único objetivo de defender el “Para quienes aún viven” a lo largo y ancho de la piel de toro, no podía resultar mejor. Soberbio espectáculo de metal, cante, poesía y dos huevos duros.   

Y es que el pasado sábado estuvieron por Valencia, concretamente en el Teatre el Musical de El Cabanyal. Ponían así fin a la gira de presentación de su hasta ahora único y maravilloso disco. Creo no ser el único que desearía que esto tuviera algo de continuidad. Un proyecto impactante que bebe tanto del “Omega” de Morente y Lagartija Nick como de la electrificación operada en el discurso de Camarón con aquel mítico “La leyenda del Tiempo”. Su sonido remite también –¿cómo no?- a Triana y ese rock andaluz que revolucionó el panorama musical español a finales de los setenta. Aunque para ser sinceros es eso y también muchas cosas más.   

La cuestión consistió en desgranar los ocho cortes del álbum, comenzando por el principio, con esa emocionante intro que es “Canción de E” y los versos recitados de "La marcha de los 150.000.000" de Enrique Falcón. Intensa hasta decir basta… O no. Ya que a partir de ahí la cosa fue in crescendo desembocando en “Destruidnos juntos”, para pasar después por “El Grito del padre”, “Hijos de la rabia” o, como no, por ese desgarro hecho poema y canción que es “Europa muda”. También hubo tiempo para "descansar" con la interpretación semiacústica de “Contigo”, que sonó preciosa en el directo y finalmente cerrar con esa bestialidad titulada “Un hombre”. El jitsínguel por excelencia de un disco que carece justamente de eso y que terminó con nuestros héroes vaciándose sobre el escenario. Brutal es poco.

Aunque también hubo espacio para los bises, cosa que por esta vez y sin que sirva de precedente, me parece genial. Consistió en la interpretación de la "Canción de amor de San Sebastián", homenaje al poeta T. S. Eliot y que comenzó con El Niño de Elche metiéndose los dedos en la boca para emitir una serie de sonidos indescriptibles.

Momentos para el recuerdo hubieron muchos. Tantos como canciones desfilaron durante la velada o hasta más. Amén de los ya mencionados, como olvidar ese grito que pone los pelos de punta hacia la mitad de "Destruidnos juntos". O los guitarrazos de David López, especialmente hacía el principio del show y de su partner el señor Girón más en la parte final. También ese épico final de "Un hombre", con el Niño metiéndose el micro hasta la glotis para proferir unos alaridos estremecedores.

En definitiva, una noche mágica e inolvidable. Bolarro al cargo de una de las propuestas musicales más acertadas que yo haya visto/oído jamás. Y es que, sin desmerecer el trabajo en solitario de Toundra -una de mis bandas favoritas-, ni mucho menos de ese renovador del flamenco que es El Niño de Elche, creo que en este caso el todo es mucho más que la mera suma de las partes. Cinco músicos que han sabido conjuntarse para crear algo muy especial. Una genialidad que pasará a la historia de la música de este país.  

jueves, 16 de noviembre de 2017

Diamont Dancer - "Shapes"

Llevo unos días metido de lleno en un proyecto de música ambient facturado en la terreta. Tras él andan Pau Roca (La Habitación Roja, Lost Tapes) junto al diyéi y productor Nacho Marco y la cosa atiende al nombre de Diamont Dancer. Na’que ver con la canción de Bill Callahan. El caso es que acaban de “debutar” con este delicioso artefacto sonoro titulado “Shapes”, en honor a sus siete cortes con nombre de formas geométricas. Temas instrumentales, absolutamente hipnóticos y que podemos encuadrar dentro de ese cajón de sastre por todos conocido como sonido experimental. Se trata de un disco conceptual, como no podía ser de otra manera, que nos remite a cosas variopintas del ayer y de hoy. Algunas influencias son bien evidentes, como la huella del combo Fripp-Eno, las texturas escuela Orbital o incluso el alma atmosférica de unos Mogwai. Otras no tanto, o quizás más puntuales, como cierta deriva en algún tema que, perfectamente, podría encajar en la banda sonora de “Drive”, amén de picotazos que remiten a las celebérrimas “Tubular Bells”. También aprecio algo de las melodías minimalistas alla maniera di David Cordero y su “rumor del oleaje” y en definitiva a esa teoría de los paisajes audibles patentada por R. Murray Schafer. Si bien, esto último parece algo más forzado. Ahora que lo pienso lo de Mike Oldfield también.

Lo cierto es que ya hace meses que me llamaron la atención. Y es que, los organizadores de la Filmoteca d’Estiu 2017 tuvieron la brillante idea de inaugurar el ciclo con un pase especial del clásico de Eisenstein “El acorazado Potemkin”. Lo de especial es porque venía acompañado del directo de Diamont Dancer, ejecutores de una particular y novedosa banda sonora. Y así, con los dos miembros del proyecto colaborativo cara la pantalla, es como realmente les descubrí. ¿Y el maridaje? Pues bastante bueno, la verdad. Por momentos mucho. Hasta cojonudo. Sobretodo al inicio de la película, pero también ya hacia el final, en varias de las escenas que transcurren en el puerto de Odesa. Hasta el punto de que ahora, la archiconocida escena de la escalera -aquella de la madre que es alcanzada por la bala de un cosaco y el cochecito con su bebé acaba rodando escaleras abajo-, no solo me recordará al final de “Los intocables de Eliot Ness”, a la descacharrante secuencia inicial de “Atrápalo como puedas 33 1/3”, o aquella divertida escena de “Bananas” en la que Woody Allen se queda compuesto y sin novia. Y a Dios gracias que así sea.

 
Pegarle una vuelta al disquito. Paga la pena.  

lunes, 13 de noviembre de 2017

Pastillitas de cianuro y disgustoss de Taiwán

https://www.facebook.com/cyanidepillsuk/
Bolarro el que nos obsequiaron los Cyanide Pills el pasado sábado en el Magazine. Herederos de bandas clásicas como The Boys y adoradores confesos de The Adverts o los Buzzcocks, los británicos vinieron a presentarnos en directo su último elepé. Cuarto largo en la trayectoria del quinteto de Leeds y que se titula “Sliced and Diced”. Un disco con el que se confirman como uno de los grupos retropunk más interesantes surgidos en los últimos años. 

Para que os hagáis una idea de a lo que juegan los payos, tocaron sobre veinte canciones en menos de una hora. Así del tirón y sin parar más que unos segundos en lo que, supongo, fue su particular homenaje al paripé de los bises. ¡Ahí es ná! Y es que la fórmula es similar a la de aquella primera ola punkarra que despatarrara la escena musical en plenos setenta. Descerrajar un corte tras otro cual francotirador en el sitio de Alepo. Con todo, las influencias no se agotan con las ya mencionadas. Amén de las cadencias ramonianas de gran parte de los temas incluidos en el setlist y esa pose a lo Johnny Rotten que se gasta el vocalista, hay algo más que nos remite a los Undertones pero también, porqué no, a aquellos primeros Strokes. A los buenos, ya sabéis a lo que me refiero. 

Así pues, todo muy guay. Un show desenfadado, energizante, buenrollero y algo guarrete pero sin abusar, que me hizo caer en mi particular bucle melancólico. Y es que cómo no añorar aquellos tiempos en los que uno podía darlo todo sin tener que arrepentirse durante el resto de la semana. Juventud divino tesoro maifrén. Aún así, larga vida a los Cyanide Pills, ¡coño! No a los teloneros. Que eran más malos que el capitán del Costa Concordia.


miércoles, 8 de noviembre de 2017

Popular Songs 2017

La verdad es que la peña esta de tranquilo música se lo curra a base de bien. De no ser por ellos, tendríamos una agenda musical bastante más triste de la que ya tenemos en este enclave capital del Mediterráneo feliz. Es cierto que no ayuda mucho el que a la peña le cueste tanto soltar diez o quince lereles para acudir a un evento de este tipo y sin embargo no les importe gastárselos en un par de cubatas en el antro de moda. Aunque bueno, tampoco que quienes sí participamos del show no escribamos en un blog cuya razón de ser es, justamente, contar ese tipo de cosas. ¡Penitenciagite!   

El caso es que, con el tiempo ya transcurrido desde que se celebraron los cinco conciertos que integraban el ciclo, no sé si tiene sentido ponerse ahora a hablar de aquello. Entre otras cosas porque no me acuerdo de mucho. Y es que el señor alemán no perdona. Eso sí, quedan las sensations. Y al menos dan para una crónica-telegrama como la que sigue. 

1) King Creosote + Gilbertástico. Hostia puta que aburrío. D.O.A . Me bajo de la vida. Eiii, Manolete ♪ ♫...
2) Clap Your Hands Say Yeah + The Harpoonist & The Axe Murderer. Más se perdió en Cuba. Sorpresa molt agradaaablaa. "Super ratón: El ratón del mañana" (aunque más del ayer). Cancheros cual volante del Peñarol. 
3) Luna + Ramírez Exposure. Magia, pero no a lo Tamariz. Hostia puta que plomo. Would you marry me, Britta? "Contigo no, bicho". 
4) The Pains of Being Pure at Heart + Fantastic Explosion. Quien tuvo retuvo. ¿Lo qué? Sobreviviendo a Yoko Ono. ¿¿¿Pero qué coño????
5) Mark Eitzel + Frontera. Apabullante es poco. Pueeeee, esta vez va a ser que sí... "Gallina de piel" qui disia aquell. Madurez y señorismo en el mejor de los sentidos. 

Y eso es todo lo que tengo que decir. 
Buen ciclo de conciertos.
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