miércoles, 3 de octubre de 2018

El oscuro camino hacia… la nada


Me ha vuelto a pasar lo mismo. Tantas expectativas puestas en la obra literaria de alguien, para al final toparse con esto. Porque también me habían hablado maravillas de este Wiley Cash. Fue con relación a su libro “Una tierra más amable que el hogar” y hasta me llegaron a convencer. ¿Cómo no? Un tío que debuta con una historia a mitad de camino entre el suspense y el realismo mugriento, que se desarrolla en la América de los perdedores y con tres narradores que se alternan por capítulos, debería de molar. ¿O no? Porque ahora ya lo dudo. Y vale, es cierto que no me la he leído. Ni creo que la lea. Pero también que por culpa de esa recomendación, me fijé en que tenía a mano un libro del mismo autor. “El oscuro camino hacia la misericordia”, que así se llama la segunda novela de este cuarentón oriundo de Carolina del Norte. Y, ¡oh! ¡Sorpresa! también es un thriller. Amén de una novela de carretera que se desarrolla en torno a ese tipo de personajes que pululan por el reverso de la América de postal. Y con un relato a tres voces del cual participan la buena, el no tan bueno y el malo de cojones. Y las críticas que he leído también la ponen por las nubes. Vamos, casi la misma mierda.

A ver, dejemos clara una cosa: se nos está yendo la olla con esto de las novelas de losers y estamos usando por encima de nuestras posibilidades tanta referencia a góticos sureños y agujeros ponzoñosos donde hay más mierda que en el palo de un gallinero. Eso por no hablar de ciertas comparaciones que producen vergüenza ajena. Y es que joer, el argumento de “El oscuro camino hacia la misericordia” no podía estar más trillado. Un perdedor sin futuro que se echa a la carretera junto a sus hijas tras sonreírle la fortuna por una vez. Mientras tanto, un ex policía ludópata y un matón de bolera le persiguen para recordarle que la suerte nunca dura mucho. Todo ello entre campos y moteles de Carolina del Norte. Y con el trasfondo “original” de la mítica pugna entre Sammy Sosa y Mark McGwire para ver quien bate antes el récord de jonrones. Beisbol macho, beisbol… En fin.

No me ha gustado, como es evidente. Aunque el tono narrativo no es malo del todo. De hecho la novelilla es de fácil lectura y se consume en tres tardes. Pero ni sorprende ni deja poso. Y es que “El oscuro camino hacía la misericordia” es otro peso pluma más dentro de un género más manoseado que la barra de sujeción de un EMT.

Ah! No iba a decir nada, pero si no lo hago reviento. ¿Historia a medio camino entre “Matar a un ruiseñor” y las páginas más negras de Cormac McCarthy? ¡¡¡Anda ir a cagar cabrones!!!

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