sábado, 28 de marzo de 2020

Brautigan para principiantes


No sé dónde leí que la prueba de grandeza de Richard Brautigan reside, justamente, en las pasiones encontradas que despierta su obra. Pues bien, no sé cuan beligerante me mostraré a partir de ahora con la legión de fans que atesora este autor –¡los tiene a puñaos!-. Lo que sí puedo decir desde ya, es que “La pesca de la trucha en América” me ha parecido un libro bastante vulgar. Y prescindiendo de la finezza que nunca caracterizó a este blog, afirmaré que es un ñordo catedralicio. Con muy buena prensa, eso sí.

Y es que el librito de marras supuso un tremendo éxito de crítica, también de público, a finales de los sesenta. De hecho, puso al frikazo de Brautigan en el mapa. Sus escritos llegarían a ser considerados un símbolo de la contracultura y el hipismo. Es más, hay quienes incluso le compararon con Dylan y Ginsberg (wtf!?). Y en lo que hace a su inclasificable estilo, los hay quienes ven en su obra referencias al estilo humorístico de Mark Twain y un halo de trascendentalismo a lo Thoreau (wtf!? bis).

Por lo que a mí respecta, existen muchas posibilidades de que esta sea la última incursión en el universo sin gracia de este miembro de la Generación Beat. Si este extraño viaje a una época idealizada en forma de microrelatos - la mayoría relacionados de una forma u otra con la pesca fluvial-, es lo mejor que escribió este hombre, no quiero saber cómo será lo peor. Vaya, que no me ha gustado nada de nada y supongo que ha quedado claro. Es más, cuando leo que se refieren al libro como poético, melancólico y absurdo, yo lo que interpreto es que “La pesca de la trucha en América” es a la poesía lo que Raphael de la Guetto, es melancólico como un cuarentón alcoholizado rememorando conquistas de Instituto que nunca acontecieron, y es absurdo como el futuro postapocalíptico de “Zardoz”. Y eso es todo lo que tengo que decir sobre mi última lectura.     

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...