Crítica de “Soñadores”. Bernardo Bertolucci. 2003. Supongo que habrá una pléyade de incondicionales de
Bertolucci que estarán alabando las virtudes de este como director, esgrimiendo
los mismos argumentos que les han servido para elevar a los altares a otras
películas del mismo realizadas en su época dorada, como por ejemplo: “Antes de la revolución” (1964), “El último tango en París”(1973) o “Novecento” (1976). Pues
yo no pienso ir por ese camino, porque, seamos serios, lo que destaca de esta
película y nos va a hacer recordarla durante mucho tiempo, es la presencia
imponente de las enormes tetas de Eva Green. Más allá de las escenas de deleite
colectivo en las que la jamelga nos enseña sus pitones hay bien poco que
destacar. Ni espíritu revolucionario, ni cinefilia, ni descubrimiento de
actores de futuro, ni ná de ná. Una película discretita de un director
en declive. Eso sí, siempre nos quedará Eva Green.
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PD. Supongo que habrá quien preferiría destacar el rabo de Michael Pitt…
estamos en un país libre… PD. 2 El que quiera una crítica al uso, que lea a Boyero.
Mi primera
toma de contacto con la banda de Massachusetts, fue gracias a Paco Pérez-Brian y
aquel programa que presentaba los sábados y domingos por la tarde en Radio:3
(¿“De 3 a 4” o “De 4 a 3”?). Para ser sincero, he de confesar que de primeras no
me impactaron, de modo que no les hice seguimiento. Supongo que en aquella
época mis neuronas estaban concentradas en captar el mayor número de imitaciones
más o menos burdas de unos Nirvana que, habiendo salido del pozo que era y es
Seattle, dominaban la escena internacional. Sería tiempo después y por culpa de
un colega, que ponía los dos primeros discos de Morphine en bucle en el radioca
de su coche, que me iría aficionando a su música. Y la verdad es que le estaré
eternamente agradecido. Con el devenir del tiempo puedo afirmar que el conocer
a este maravilloso trío de músicos es una de las mejores cosas que me ha pasado
en la vida. Musicalmente hablando, claro.
Morphine
fue una banda incluida de una forma un tanto simple, dentro de ese cajón
desastre que era y es el rock alternativo. Asentada sobre tres pilares
fundamentales, el principal y más útil, su alma máter, fue Mark Sandman. Bajista
y vocalista principal, también cofundador del artefacto junto al saxofonista
Dana Colley. El trío original se completaba con el baterista Jerome Deupree, si
bien más adelante sería sustituido por Billy Conway. El nacimiento de tan
peculiar propuesta se produjo allá por el año 1989 y en Cambridge, localidad sita
a las afueras de Boston y que es conocida por albergar las instalaciones de la
Universidad de Harvard. Previamente a la constitución de Morphine, sus miembros
formaban parte de otras agrupaciones musicales de la zona. Mark Sandman
participaba en el proyecto Treat Her Right, junto con Billy Conway, a la
postre baterista de la banda, mientras que Dana Colley tocaba en el
grupo Three Colors.
Lo cierto es que estamos ante una propuesta de difícil etiquetado. Si bien, se
les calificó como banda de low rock, usando un término acuñado por ellos
mismos para definir su sonido. Que al final no es sino una apetitosa combinación
de elementos extraídos del blues y del jazz, junto a unos
arreglos de corte más tradicional. Con estos elementos creaban un sonido de
corte minimalista, atípico y único. Y es que se hace difícil encontrar bandas
cuyo concepto musical se les acerque, ni de forma remota. Destacando
sobremanera la personalísima voz de Mr Sandman, descrita por algún crítico musical
como un “profundo, despreocupado y relajado susurro”. La singularidad de
su sonido viene determinada por la atípica instrumentalización de la banda,
compuesta por un bajo eléctrico de únicamente dos cuerdas afinadas igual, un
saxo barítono y una batería.
A
pesar de las muchas alabanzas cosechadas, nunca alcanzaron el éxito comercial. En
parte debido a la escasa atención prestada por las estaciones de radio
comercial o desde la mayoría de medios especializados en música pop-rock.
Supongo que incapaces de asimilar un sonido que ciertamente no era ni el rock en
boga entonces, ni el pop comercial al uso que se solía programar. Es cierto que
llegaron a ser invitados a participar del programa “120 minutos” de
la MTV y que gozaron de su minuto de gloria con la película “Beautiful Girls” (Ted Demme, 1996), en una de cuyas escenas suena una versión en directo
de “Honey White”. Pero no dejan de ser acontecimientos muy puntuales en la
corta existencia de esta banda. La limitada difusión condicionó su acogida por parte
del gran público, relegándoles a la categoría de banda de culto -otra más-, con
pocos pero fieles seguidores a lo largo y ancho del planeta.
Si tuviera que adjetivar la discografía de Morphine, diría que es muy intensa
pero quizás demasiado corta. Arranca en el año 1991 con “Good”, álbum publicado
a través de un pequeño sello de Boston. Su segundo trabajo, “Cure
For Pain” saldría en 1993 y ya bajo el paraguas de Rykodisc. La
edición del disco y la gira que emprendieron, propiciarán que el nombre de la
banda comience a sonar, pero bajito, tanto en los Estados Unidos como fuera. La
mayoría de fans consideramos a este álbum como el más completo de su
discografía. Algunos entre los que no me incluye, también dicen que es el mejor.
El segundo y último larga duración grabado para Rykodisc será “Yes” de
1995. Una colección de temas que continúan en la senda conceptual ya
introducida por el anterior álbum, si bien, en mi opinión, a través de
composiciones de menor calidad. Con la firma de la banda por la multinacional
Dreamworks, parecían abrirse nuevos horizontes para Mr. Sandman & Co. Fruto
de ello va a ver la luz un nuevo disco, “Like Swimming” de
1997. Desde mi punto de vista su obra cumbre. En donde se aprecia un delicioso giro
hacia la oscuridad y la melancolía. Dejando de lado aquellas composiciones
alegres y juguetonas que trufaban los anteriores discos, porque aquí la cosa va
de introspección, hondura y hasta amargura vital. Nunca sabremos a que se debió
este cambio, o sí, quien sabe. Lo que sí conocemos es que las expectativas
puestas en esta nueva etapa tampoco se vieron cumplidas. A pesar de que ahora contaban
con abundantes medios promocionales. Incluso grabaron un video musical para el
corte “Early te bed”, con el que fueron nominados a un premio Grammy.
Con todo y para no perder la costumbre, el lanzamiento no gozó del deseado
respaldo de público. También durante este año se editaría un disco de rarezas y
caras B titulado “B-Sides & Otherwise”. Interesante
sólo para sus más fieles seguidores.
Después
vendría su último álbum de estudio, “The Night”, publicado a comienzos
del año 2000. Se trata de un trabajo aún más oscuro y denso que el anterior. Que
recibió incluso mejores críticas que aquel, si bien, ni tan siquiera tuvo
opción de catapultar a Morphine al estrellato. Y es que antes de su
publicación, el 3 de julio de 1999 y en una localidad cercana a Roma, Mark
Sandman falleció de un ataque al corazón durante un show. Contaba con apenas
47 años de edad. Desconocemos lo que pasaba por su cabeza en esta última etapa
de su vida y de la banda, pero parece una macabra coincidencia que el giro
operado en el sonido de Morphine, tan cercano al tenebrismo, a lo siniestro y
espectral, culminara con un fallecimiento en escena. Un gran golpe de teatro
final, si no fuera porque no estamos ante una obra de ficción. Lo cierto que es
difícil atisbar hacía dónde hubiese derivado su sonido a partir de aquí. Quien
sabe que nos ofrecerían los nuevos lanzamientos. A la vista de sus dos últimos discos, me inclino
por pensar en una evolución hacía un expresionismo sonoro, de difícil audición,
con lo que la remota posibilidad de acceder a un mayor público hubiese quedado
definitivamente descartada. Si es que no lo habían descartado ya ellos mismos. Pero
vaya, esto son meras suposiciones. No lo son los dos discos póstumos que fueron
publicados después. Un directo oficial que saldría a finales del año 2000 bajo
el nombre de “Bootleg Detroit” y el
recopilatorio “The Best Of Morphine: 1992 – 1995” del 2003. Ninguno nos vale de pista. Con
todo, da un poco igual. Su legado es demasiado bueno como para perder el tiempo
llorando por lo que pudo haber sido y al final no fue. Estuvo bien mientras
duró. Muy bien, vaya. Quedémonos con eso.
“Aún es de noche, pero al
derredor de mí todo está en movimiento. Las mujeres desmontan las cabañas y los
niños amontonan leña en el lugar del fuego. Hay mucha prisa en todo este ir y
venir de un lado para otro, una auténtica carrera contra reloj: hacer todo lo
posible antes de que aparezca el sol y empiece el tórrido día. De modo que hay
que levantar el campo cuanto antes y volver a emprender el camino. Estas
personas no sienten ningún apego al lugar en que se hallan. Pronto se irán de
aquí sin dejar rastro. En sus canciones, que entonan en las noches, siempre se
repite el mismo estribillo: ¿Mi patria? Mi patria está allí dónde llueve.”
Reconozco que tengo especial debilidad por Cormac
McCarthy. De manera que, todos los años espero con ansia que la inspiración del
genio colme mis expectativas, en forma de nuevo material publicado. Considerado
de forma unánime como una leyenda viva de las letras norteamericanas, este
tejano de adopción (nació en Knoxville - Tennessee) aumenta su reconocimiento
internacional y alcanza mayor repercusión mediática obra tras obra. En parte gracias
al interés que sus historias despiertan en Hollywood, donde ya se anuncian adaptaciones
que verán la luz en los próximos años. Aunque sobre todo tras la concesión del Pullitzer 2008 a su última novela, la
excelente “La carretera”. El caso es que McCarthy ha pasado en poco tiempo de
ser un autor semidesconocido, a superventas. Especialmente tras la publicación
de su premiada última novela, pero ya desde antes con la publicación de la
excelentemente adaptada al mundo del celuloide “No es país para viejos” (J.
Coen, E. Coen - 2007). De todas formas, no se ha de olvidar que esta condición
de figura de culto, ajeno a la mayoría de los lectores, estuvo propiciada por
su propia actuación en relación a su obra. Manteniéndose esquivo a las
entrevistas y a la promoción, además de no mostrarse a través de los medios
hasta bien entrado en años y ya con un buen puñado de novelas en la mochila.
De entre todos sus libros, destaca la novela épica “Meridiano
de Sangre”, publicada en 1985. Siendo para muchos, entre los que me incluyo, la
obra cumbre de su carrera literaria. Al menos hasta el momento. En ella, el
autor nos sitúa en los paisajes desolados propios del western crepuscular, mostrándonos una Mexamérica –región que comprende el norte de México y los estados
de Texas, Nuevo México, Arizona y California- de carácter eminentemente rural.
Un inmenso espacio a caballo entre dos países que se caracteriza por esas
grandes extensiones desérticas o semidesérticas, con aislados núcleos habitados,
poblada por una fauna compuesta de vaqueros y granjeros carentes de escrúpulos,
predicadores corruptos, mercenarios ávidos de dinero fácil, borrachos y
vagabundos e indios salvajes. Un universo plagado de tipos duros que no
dudarían en pegarte un tiro por la espalda si con ello van a conseguir un mísero
dólar. Aunque probablemente también lo harían sin necesidad de obtener nada a
cambio, por puro divertimento. O aburrimiento.
Nos hallamos ante una narración absolutamente desmedida, basada en hechos
históricos en esa zona fronteriza durante el Siglo XIX. Un grupo de mercenarios
norteamericanos se adentra en México, al dictado de las autoridades mexicanas y
las del estado de Texas, con el objetivo de acabar con el mayor número de
indios posible. El grupo paramilitar está guiado por el temible John Glanton y el
desconcertante juez Holden, que acaba por ser el verdadero protagonista de la
historia. La expedición, que arrasa con todo lo que encuentra a su paso, va a
ver cómo su situación cambia cuando la espiral de violencia en la que se mueven,
les lleve a eliminar incluso a los mexicanos que les pagan. Su itinerario por
el desierto, inicialmente en busca de los indios y más adelante en una huida hacia
ninguna parte, se convierte en una delirante recreación de una geografía hostil
que se configura como un personaje más de esta historia. Todo ello bajo la
estricta mirada del mencionado juez. Enorme figura que se erige como una suerte
de dios arbitrario, todopoderoso y cruel capaz de condenar a todo aquel que se
cruce en su camino.
"Me vas a esconder ahora.
¿A esconder?
Sí. El chaval escupió.
No puedes esconderte, dijo. ¿Dónde te vas a esconder?
Riojano ilustre y una figura imprescindible del cine
español de posguerra, que se mantuvo discretamente en un segundo plano hasta el
día de su muerte. Cronista de la sociedad de la época, sus guiones se
caracterizan por la ironía y el sarcasmo, por la desacralización y el rechazo a
las instituciones, por la crítica velada, plasmándolo en personajes
pertenecientes a las llamadas clases medias de nuestra sociedad. Gracias al
director italiano Marco Ferreri llegó al mundo del cine, al adaptar dos novelas
previas que Azcona había escrito en su etapa de colaborador en la revista
“Codorniz”. Fruto de esta colaboración surgieron “El Pisito” (1958) y “El Cochecito” (1960), en las que ya aparecía uno de sus actores fetiche, José Luís
López Vázquez. Siendo especialmente recordado
en el papel de Rodolfo, quien para poder emanciparse junto a su novia,
interpretada por una espléndida Mary Carrillo, planea casarse con una anciana propietaria
para, en algún momento y a no mucho tardar, heredar el pisito de marras.
Azcona fue un colaborador habitual de algunos de los
más grandes directores del cine español, tales como Luís García Berlanga,
Fernando Trueba, José Luís García Sánchez, Víctor Erice, Carlos Saura, Fernando
Fernán Gómez, José María Forqué o José Luís Cuerda. Siempre se le recordará
como guionista de grandes títulos como los arriba mencionados o también “Plácido”
(1961), “El verdugo” (1963), “La escopeta nacional” (1978), “El bosque animado”
(1987), “¡Ay, Carmela!” (1990), “Belle Époque” (1992) o “La lengua de las mariposas” (1999).
“El mejor escritor que ha tenido este
país para hacer películas”, según José Luís Cuerda, con el que realizó su
última colaboración en forma de guión cinematográfico para “Los Girasoles Ciegos”, película aún no estrenada.
Rafael Azcona falleció el pasado sábado, 22 de marzo, a los 81 años de edad y víctima de un cáncer de pulmón. Sin hacer
ruido, una constante en su vida que reafirma la figura de este personaje
invisible pero indispensable para nuestra cinematografía.
2 Goya al mejor guión original
1987 (El bosque animado), 1992 (Belle Epoque)
3 Goya al mejor guión adaptado
1990 (¡Ay, Carmela!, 1993 (Tirano Banderas), 1999 (La lengua de las mariposas)
Goya Honorífico 1997
1 Premio MAX, teatro, por la adaptación de El Verdugo
Premio Nacional de Cinematografía, 1982
Medalla de Oro de las Bellas Artes, 1994
Este nombre evoca recuerdos de juventud. Aquel tiempo en
el que tenía que padecer los 45 minutos diarios de viaje a bordo de un tartano de la compañía Buñol SL, en
dirección a la Uni desde mi pueblecito de la Ribera. Todos los días durante
cinco años, a las siete en punto pero ni un minuto más o lo perdías, hiciera
frío, calor, lloviera o granizara, para marchar en dirección al Cap i Casal. Y con toda la ilusión del
mundo, vaya. Por aquello de las expectativas y de labrarse un futuro mejor… Que
hay que ser iluso por no decir imbecil... A aquel trasto subíamos unos treinta ignorantes
más o menos fijos, a los que estoy seguro les sonará el nombre de esta señora. Porque
sí, Geli d’Mora es una mujer. La responsable de un inmenso panel colgado, por
aquel entonces, en alguna de las arterias principales de la ciudad por las que
callejeaba el bus. “Geli d’Mora –
Tratamiento para el acné” creo que rezaba. Vamos, no es que lo crea, ¡estoy
seguro de ello! ¿Cómo olvidarlo? Si hemos pasado todos estos años haciendo
chistes con el nombre y elucubrando sobre la procedencia de esta curandera de
la estética. Cuestionándonos sobre qué tipo de técnicas aplicaría. Y de los
usos que, seguramente haría, de aquellos conocimientos adquiridos merced a la sabiduría
popular o a través de las prácticas chamánicas tan comunes en su país de
procedencia.
Va a ser que no. El otro día y por casualidad descubrí
que la señora d’Mora es oriunda y residente en Elche. Siendo la propietaria de
una red de centros de estética en España con varias décadas en el tajo -“más de 40 años nos avalan”-. En su momento debió
caer presa de esa tradición tan hispana que consiste en creer que todo lo que
viene de fuera es mejor que lo de casa. Porque claro, para un paciente random no es lo mismo que te esté tratando el acné la Dra. Geli d’Mora (léase Yeli duMora), a que te esté viendo los
granos de la jeta la señora Rogelia Mora. Un rollito internacional más efectivo a la hora de promocionar su “Tratamiento Geli d’Mora”, patentado.
Al menos eso se desprende de la información que aporta en su página web. En donde, por cierto, también patrocina la labor de una
cantante latina llamada Shelina (¿?). Cosas
veredes.
Pero vaya, centrándonos en la cuestión que nos traía aquí, que se nos ha caído un mito
compañeros de viaje… Lo siento mucho. Un abrazo enorme allá donde estéis.
Después de sobrevivir a las
recientes festividades falleras, volvemos por nuestros fueros – foros a seguir
con lo nuestro…
Hete aquí con mis conclusiones de tan magno evento:
1. Las fallas apestan. Y no es que esté en contra del acto
folclórico en sí, sino de la hipocresía reinante durante esos días en los que
todo está permitido. Intenta tirarle un petardo a los pies a un chiquillo,
pongamos que en el mes de enero. Prueba, prueba… O acabas en el hospital de las
hostias que te suelta el padre, o en el retén de la Guardia Civil. Pero en
fallas no. Ahí el padre es más comprensivo y hasta puede que invite a un cubata.
Y la poli ni está ni se la espera y de estar, igual hasta te da fuego para que
prendas la mecha. Esto ya lo anticipaban los chicos de Soziedad Alkoholika en
su canción "Puta Navidad": ...hoy todo esta permitido, que te
pillen los maderos y te metan dos sopapos..... aaaaaaaaahhhhhhgggg.... que
divertido soooooooy!!!!...........Bueno,
lo de los sopapos de buen rollo. Luego birrita.
2. Los falleros son una raza peligrosa. Unos tíos que se pasan el
día disfrazados y chillando por las calles, lanzando bombas de baja intensidad a
diestro y siniestro o que culminan su fiesta metiéndole fuego a media ciudad,
no pueden ser gente de bien. Desde luego que el equilibrio lo perdieron hace
mucho. Por menos de eso hay gente recluida en sitios como Bétera.
3. Los conciertos de fallas son una puta mierda. Hay que ser imbécil
para gastarse la morterada que se gastan en traer a lo peor del panorama
musical hispano. A saber: los triunfitos de turno (OT ediciones 2008, 2007, 2006……(n)), la buenorra que pergeña canciones sobre amores y desamores dando
entre pena y grima (Aparte de que… ¿esas historias le pasan alguien de
verdad?), kereles de nuevo cuño ataviados
con el equipaje oficial del equipo Pull’n’bear
(todas sus temas hablan de los porros que se fuman y de las tías que se quieren
zumbar), estrellitas del pseudo-rock
patrio lastimosamente decantados hacia la cosa techno (s/c)…
4. Los chiringuitos de bunyols
son insalubres. Tenemos la ciudad repleta de focos de transmisión de salmonella y aquí nadie dice nada. Por
menos de eso, en otras fechas del año se montaría un pollo que pa qué. Encima el chocolate que te ponen
es lamentable. O lo siguiente.
5. El alcohol de los cubatas es Garrafone nivel muerte por estallido
cerebral. Y al día siguiente tienes una resaca que te quieres morir…. Eso
sí, todo a precio de primeras marcas, of
course.
6. Los monumentos
falleros son cada vez más chungos. A
quien le importa variar mensajes o formas, fem
lo de sempre i punt. Encima, repletos de críticas edulcoradas y serviles al
partido en el gobierno….Valensiaaaaaaaaaaaa, es la tierra de las flores de
la luz y del pepeeeeeeeeee, cha chara cha chán, cha chán, cha chán…
[…]
Pues eso, que como veis, estas fallas molan mogollón. Ya llegarán tiempos
mejores que li anem a fer…
No sé si recordareis a este tío, pero fue el
representante de Austria en el Festival
de Eurovisión del año 2003. Quienes tuvimos la desgracia de tragarnos esa
edición de la fiesta de la caspa por antonomasia, vimos recompensados nuestros
esfuerzos con la aparición divina de este sujeto. Junto a un inclasificable
grupo de personajes encargados de los coros, nos deleitó con esta basura de
canción que a continuación enlazo. Una de las peores actuaciones que he visto
en mi vida y a Dios gracias. Estas mierdas me dan la vida… Y sí, ya lo sé, ¡vaya
novedad Sulo! Si todo quisque sabe que Eurovisión apesta y no hay manera de
salvar ni a una sola de las canciones que por allí desfilan... Ya ya... Pero es
que en el caso de este señor, a diferencia de en el de los demás participantes
de aquella edición, se percibía una voluntad abiertamente destroy para con el evento. Que se estaba ciscando sobre organizadores,
competidores, televidentes y periodistas, en vivo y en directo para toda Europa,
vaya… ¡¡¡Con dos cojones!!!
Ahora que parece que todos los países se esfuerzan en enviar algún friki a Eurovisión, incluyéndonos a nosotros con el tal Rodolfo
Chiquilicuatre, sería injusto no recordar la figura del gran Alf Poier. Y es
que con él empezó todo.
Respondía al nombre de Adrienne Shelly y a muchos os
sonará de verla en películas de Hal Hartley como “La increíble verdad” de 1989 o
“Confía en mí - Trust” de 1990. Dos auténticas
joyas del cine independiente made in USA.
Y es que, cómo olvidar el papel de chica tonta que encarnaba en “Trust” y cuya
vida da un giro de ciento ochenta grados al quedar embarazada y que, a causa de
la noticia, el padre muera de un infarto.
Pues bien, el pasado 14 de marzo, la Corte de Manhattan resolvió condenar a un
joven albañil a veinticinco años de prisión, más cinco de libertad vigilada,
por el asesinato de la actriz. Al parecer, el susodicho, que en aquella época
se encargaba de la reforma que se estaba llevando a cabo en la residencia
propiedad de la actriz y su marido, acabó con su vida. Los tribunales consideraron
como hechos probados que todo se produjo a raíz de que Shelly viese como el
condenado intentaba sustraerle dinero de su cartera. Tras lo cual esta amenazó
con denunciarlo a la policía enzarzándose en una acalorada discusión. La cuestión
es que la cosa se enredó y el albañil optó por zanjar la cuestión golpeando a la
actriz, dejándola inconsciente en el suelo. No contento con ello, suponemos que
asustado ante la que se le venía encima, intentó disfrazar la situación como un
intento de suicidio. Para ello modificó la escena, llevándose el cuerpo hasta el
cuarto de baño para ahorcarla con una sábana. El obrero, que contaba con 19
años de edad en el momento de los hechos, confesó el crimen. Para más inri, las
evidencias forenses demuestran que la actriz falleció por compresión del cuello
y no por el golpe inicial. Un drama se mire por donde se mire. Descanse en paz.
Adrienne Shelly era actriz, escritora y directora de cine.
Jean Claude Izzo, nacido en 1945, marsellés e hijo de
emigrantes, italiano el padre y española la madre, ambos antifascistas, falleció
por culpa de un cáncer de pulmón a comienzos del año 2000. Antes de eso nos
dejó un importante legado escrito: la trilogía del detective Montale. Fabio
Montale para más señas. El primero de los libros es “Total Khéops” y fue publicado en 1995. Título que hace referencia
a una canción del grupo de hip hop
marsellés I AM y que viene a significar algo así como “follón absoluto” en jerga
tchatche marsellesa.
Se trata de una sólida historia de detectives y mafiosos ambientada en la gangsterería marsellesa, aspecto este
que le confiere una serie de matices ciertamente interesantes. En este sentido
cobran fuerza aspectos como los odios racistas y el integrismo religioso que
operan en el marco de una supuestamente sana multiculturalidad a orillas del
mediterráneo (… no os suena de algo!!!). Aunque lo más interesante es el
personaje principal, que no es tanto el detective Montale como la propia ciudad
de Marsella. Tercera capital de nuestro país vecino y sin embargo gran olvidada
de la grandeur francesa. Y a la que
sólo se refieren en los informativos cuando surge algún tipo de escándalo
político o sobrevienen problemáticas de tipo racial -¿Os acordáis del affaire protagonizado por el Olympique
de Marsella y su presidente Bernard Tapie?- . Lo gracioso es que el libro
ahonda precisamente en varios de estos aspectos. En ese caldo de cultivo en el
cual se suceden situaciones como las que sobrevuelan a los protagonistas de la
historia.
A modo
de conclusión diría que “Total Khéops” es una novela
altamente recomendable, de extensión no muy amplia y lenguaje muy claro y
directo. Esto permite que se pueda leer en dos patadas, dejando un muy buen
sabor de boca. Y si os gusta la novela negra, ni te cuento.
También es verdad que, tras leerla, a mí que no me esperen en Marsella
Bueno, pues aquí comienza mi
camino, no sé si corto o largo, en esto de la blogosfera.
Este
blog no pretende ser más que un pequeño anecdotario en el cual reflejar la
vida y milagros de un don nadie (el menda)... Sus opiniones, sus filias y fobias, sus paranoias.... No encontraréis más de lo ya referido, espero que tampoco sea
menos. Estáis avisados. Sean pues bienvenidos todos aquellos que quieran acompañarme en
el viaje... ...y los que no, pues que les dén.