Entre el repertorio de frases y dichos variados empleados por mi Santa madre, sin duda es "la leche que mamó Panete" el que se lleva la palma. Anda que no me he pasado años elucubrando sobre quien coño sería Panete. ¡Sí llegué a pensar que era alguien de su pueblo! Pero no. Después de todo ese tiempo en la inopia, descubro que el tonto pollas de Panete existió, ¡pero en Bilbao! Al parecer se trata de un desdichado personaje reconocido por los gitanos. Pero no he logrado encontrar qué coño fue lo que hizo para merecer esa bonita expresión (en otras latitudes se dice "Me cagüen la madre que parió a Panete"). Eso sí, no debía ser nada bueno. Aunque lo más probable es que Panete fuese un pobre desgraciao, al que todo el mundo trataba y aún trata sin respeto... ¡incluso acordándose de sus ancestros! ("los muertos de Panete"). . Pero no sólo de Panete vive el dicho popular. Otros míticos personajes a los que solemos referirnos, normalmente para mal, son "el Tato", Picio, Perry o Abundio. Y es que, quien no ha escuchado alguna vez : "No fue ni el Tato", "eres más tonto que Abundio", "No me llamó ni Perry" o "eres más feo que Picio". ¿Pero quien coño eran/son estos tíos? . Respecto a Abundio, la respuesta es sencilla, aparece hasta en Wikipedia. Al parecer era un pariente de los Reyes Católicos que allá por la época del Descubrimiento, marchó a hacer las Américas. Muy listo no debía de ser, no se le ocurrió otra cosa que meterse en las aguas
del Caribe, repletas de tiburones. Lo que sigue, os lo podéis imaginar. Genio y figura este Abundio. Respecto a Picio, ídem de lo mismo. En muchos sitios se explica como este granaíno fue condenado a muerte y en el último momento, ya en la capilla, fue indultado. Como reacción se le cayeron las cejas, las pestañas, el pelo y le salieron múltiples
tumores en la cara que lo dejaron hecho un Cristo. Vamos,
que el tuneado le quedó monísimo. . Más complejo es encontrar el rastro de Perry o "el Tato". Yo creo que son la misma persona. De hecho las frases populares en las que nos acordamos de ellos son idénticas. Casi siempre hacen referencia a la ausencia del susodicho, algo deshonroso, puesto que la no presencia de "el Tato" o Perry en cualquier evento que se celebre es lo peor que puede pasar. Más allá de esas cuestiones genéricas, lo único que he podido sacar en claro de mi hinveztigazyon internetil, es que "el Tato" es íntimo amigo de Marihuano Rajoy, que no pierde ocasión para referirse a él. Si no, ¿como explicar que el gallego conozca al dedillo los movimientos de este eminente personajillo? . Bueno, lo reconozco, no he dicho toda la verdad sobre "el Tato". Existe un magnífico artículo del ya fallecido Eduardo Haro Tecglen que explica muy bien la existencia de "más de un Tato". También he encontrado otra referencia, bastante irreverente y sabiamente expresiva: "a la fuerza dieron por el culo al Tato". He leído que es una expresión propia de las tierras extremeñas. Como veréis, refuerza la tesis de que "el Tato" y Marihuano son íntimos.
“No dudo de los méritos olímpicos de Juan
Antonio Samaranch ni de su contribución para que Barcelona
celebrara sus Juegos. Pero casi nadie ha recordado su pasado franquista y
algunas de las declaraciones pintorescas. La derecha calla por que muchos de
sus miembros más que pasado tienen un sólido presente franquista y la izquierda
guarda silencio por respeto. Me gusta ese respeto, parece más constructivo e
inteligente. Pero ¿por qué siempre respetamos los mismos? (...)”.
No sólo de volcanes y de crisis financieras vive Islandia. Los islandeses también tienen motivos algo más agradables por los que darse a conocer al mundo. Por ejemplo las películas de Baltasar Kormákur o los libros Arnaldur Indridason, el padre del detective Erlendur Steinsson, una especie de Kurt Wallander isleño. Aunque más allá del parecido, las novelas protagonizadas por este policía de Reykiavik no dejan de tener su interés. Por lo menos así pasa en esta y en "La mujer de verde", las únicas obras de Indridason que me he leído hasta el momento. . La historia de "Las marismas" comienza con la aparición del cadáver de un viejo en su casa. Junto a él, la policía descubrirá la fotografía de la tumba de una niña. Esta será la causa por la cual se verán abocados a investigar el pasado tenebroso del hombre muerto. El caso, como no podría ser de otra forma, estará dirigido por Erlendur, que se servirá de sus habituales colaboradores Elinborg y Sigurdur Óli. Esta investigación coincidirá con la desaparición de una joven de su propio banquete de boda. Pese a no tener nada que ver con la trama principal, al igual que en el caso del viejo asesinado, habrá que retrotraerse al turbio pasado de una familia aparentemente normal. . Arnaldur Indridason es otro de esos autores que vinieron del frío para sanear las cuentas de las editoriales de medio mundo. Al igual que Stieg Larsson, Camilla Lackberg o Jo Nesbo, sus novelas son devoradas por millones de lectores y es que, quien inventase la etiqueta "novela negra nórdica" se lo montó de cojones. Entonces, la cuestión estriba en saber porque habríamos de leer a Indridason y no a, por ejemplo, Stieg Larsson. Pues porqué, desde mi punto de vista, tanto en el caso de este islandés, como en el de Henning Mankell, estamos ante dos buenos escritores, de novela negra sí, pero buenos escritores al fin y al cabo. Por contra, en los otros casos mencionados no lo tengo tan claro. . Como ya he comentado más arriba, a mi, Indridason me parece un escritor interesante. Ahora bien, también tengo que deciros que "Las marismas", por mucho que se llevara el premio Llave de Cristal 2002, me parece una obra inferior a "La mujer de verde". También os he dicho que la figura de de Steinsson recuerda demasiado a la de Wallander, sobretodo en este libro, pero con todo y con eso la novelita es entretenida, está bien escrita y muy bien hilada. Aunque sólo me atrevo a recomendársela a los incondicionales del género negro.
Dentro
de la variadísima oferta cinematográfica que Lufthansa ofrecía a los pasajeros del vuelo Nueva York – Dusseldorf,
se encontraba el film “Luna nueva”,
segunda parte de la saga de vampiritos de pasarela diseñada por Stephanie Meyer.
Creada en el año 2005, la serie cuenta hasta el momento con cinco novelas y dos
películas que adaptan a los dos primeras. Para desgracia de todos los amantes al
cine, la literatura y al buen gusto en general, las productoras amenazan con
llevar a la gran pantalla el resto. Bien. Pues que sepáis que el
Sulo se la tragó enterita. ¡Lo que hace la desesperación! Y no es la primera
vez que le pasa. Ya antes, creo recordar que fue en un viaje en tren desde
Valencia hasta Madrid, también se deleitó con la primera parte titulada “Crepúsculo” y que es la que da nombre a la saga.
Así
que, con la autoridad que me confiere el ser un conocedor de la obra crepuscular, lanzo al aire una serie de
cuestiones, para ver si alguien me las sabe responder. ¿Qué atractivo le
encuentra la peña a estas películas – libros? ¿Es sólo porque el Robert
Pattinson ese está cañón? ¿Realmente les emociona el rollo que se llevan el
Edward y la Bella esa? ¡Coño, si son un par de cagapenas! ¿Pero qué carajo les pasa a los adolescentes de hoy en
día? Y es que no entiendo como esta mierda de historia tiene a tantísima gente
enganchada.
Vayamos
por partes. El Crepúsculo este va de
una imbécil con angustia existencial, que se muda al poblacho más aburrido del
mundo y en el cual no para de llover. Que digo yo, que llevando una vida tan gris
y atormentada como la de esta chica, pues ni tan mal ¿no? El lugar perfecto
para vivir. El paraíso de cualquier Emo.
Pero no, la cosa se torna más complicada. Porque “su vida dará un giro excitante y aterrador una vez se encuentre con el
misterioso y seductor Edward Cullen”. ¡Los cojones! ¡Que vuelco ni que niño
muerto! El Edward este es otro cagapenas como ella, pero con colmillitos. Por
eso la Bella esta quiere mogollón al Edward, hasta el punto de pretender
convertirse en vampiro para pasar la eternidad con su amado… ohhhhhhh!!! ¡Es
todo tan hermoso!... que diría la
Leti. Pero de giro excitante y aterrador nada de nada. La
tipa sigue siendo un muermo del patín, que se pasa los días llorando y
amargándole la existencia a todo el que le rodea, incluido su noviete, el
vampiro güeno que no jala humanos… que eso está muy mal, que eso
es caca. Un chupasangres de mierda,
con una familia de mierda y con unos clanes enemigos de mierda, que dan menos
miedo que el panadero de Barrio Sésamo
(Sí, lo reconozco, siempre tuve la sensación de que Chema escondía algo muy
turbio).
Como
veis la historia es más simple que el mecanismo de un chupete. Un romance
adolescente entre dos personas que se quieren pero buscan miles de excusas para
alejarse el uno del otro y así alargar el desenlace que, como todo el mundo
sabe, acabará con los dos bien juntitos y muy felices. En este sentido, son especialmente
ridículas las justificaciones que dan
pie a la separación de los dos tortolitos durante “Luna nueva”. La causa es la afición de Edward a la sangre, algo bastante comprensible teniendo en cuenta su naturaleza. Por eso y por su negativa en consentir que Bella acabe convirtiéndose en uno de ellos… “nuestro
amor no es posible Bella… no quiero que pases por lo que yo… por eso me alejo de ti… te
querré siempre aunque no pueda estar contigo… no me busques”. Buah!!! Qué profundidá!!! Pero ya está. La peli no tiene nada más. Esa es la
premisa y después… la nada… el infinitoooooooooooo. Ni un puto giro que
propicie el que nos interesemos mínimamente. Al menos para una mente
más o menos desarrollada, porque a las hordas de adolescentes parece que les atrae. Y no
sólo eso, sino que les conmueve…ohhh!!!... que palabra más bonita. Será que nos
hacemos mayores, porque después de ver las dos pelis lo único que siento yo es
rabia y dolor… me duele el tiempo invertido y me da rabia que nadie coja a esos
dos pre-mentales que protagonizan el film y los estrangule. A poder ser con
cámaras por medio, o mejor aún, en plena premier.
Eso sí que me conmovería. Fin de la saga y a tomar por culo.
Ya
termino. A mi me parece muy bien que “elseñoralergicoalasvaginas”
esté bueno de pelotas y que eso excite al personal pre-adolescente que se
agolpa en las salas de cine. Pero por Dios, que alguien le asesore cuando se
trate de estar frente a una cámara. Que no se puede mantener ese rictus
marmóreo en todas las escenas. Esto es cine, consiste en interpretar, no en
quedarse parado en medio de un decorado sin mover ni una puñetera ceja. Coño,
¡que parece una estatua del Partenón! ¡Ya tenemos al nuevo Richard Gere!
En
fin, que si alguien es capaz de desvelarme donde esta la gracia de Crepúsculo, por favor que me lo
explique. Lo agradecería mucho. O igual es que soy un insensible y por eso nunca llegaré a comprender "la poesía que encierra esta historia de amor".
PD.
No he dicho nada del otro “amigo” de Bella, el licántropo, que viene a ser un
hombre lobo de los de toa la vía pero
con pretensiones. Que si yo fuera esta señorita me lo haría mirar. Para dos
tipos que conoce, uno es un vampiro y el otro un hombre lobo… ¡hay que ser cenizo!
Estoy
hasta los cojones de la puta nube de ceniza proveniente de ese volcán islandés de nombre
impronunciable. Y es que no se habla de otra cosa,
de lo preocupados que están todos los Gobiernos de la zona y de los miles de ciudadanos apalancados en aeropuertos de media Europa como consecuencia del cierre del espacio aéreo. ¡¡¡Menudo guirigay macho!!! La que hay montada.
No sé,
llamadme ignorante si queréis, pero yo no acabo de entender ná. Pareciera como si la existencia de
este tipo de estructuras geológicas,
fuese algo novedoso para los seres humanos. Lo digo a la vista del poco
margen de reacción que hemos demostrado ante un episodio como este que, no nos
equivoquemos, es hasta lo normal tratándose de un volcán, osease, una especie de montaña con uno o varios bujeros por los que salen lava, ruscas y "humillo" tóxico. En
fin, que digo yo que en el mundo hay un puñao de volcanes como el Eyjafjalla y muchos son tan activos o incluso más que este, por lo que no nos debería coger con el pie cambiado cada vez que a alguno le dé por reventar, ¿o sí?.
Por otro lado, que desde el interior del planeta emerjan magma y
gases, es hasta comprensible. La reacción de la madre Tierra ante el trato que le dispensamos los humanos.
Eso
sí, las fotografías de la furia del volcán son cojonudas. Y que lo siento por
aquellos a los que les hayan jodido el viaje.
Detrás de Ola Podrida se encuentra David Wingo, un
tejano de edad indeterminada (¿treintañero tal vez?), que decidió bautizar así
a su proyecto musical tras un viaje por España en el que probó la “Olla podrida”, plato típico
de la cocina burgalesa compuesto por alubias, manita, costilla y oreja de
cerdo, panceta, morcilla de Burgos y choricito… hala ense colesterol!!! Su música, que es lo que interesa, se
compone de melodías muy sencillas, reservadas y basadas únicamente en vocales
susurradas e instrumentos acústicos… vamos, todo ello muy tranqui o muy lo-fi que dicen los modernos, guardando
ciertas similitudes con Iron & Wine
e incluso Elliott Smith.
Reconozco que no les conocería de no ser por Txarls y su impagable labor
en pos de promocionar los mejores sonidos del momento. En una entrada en su blog,
hablaba del primer disco de una banda de Denton titulado “Ola Podrida” (2007) y recomendaba su escucha durante esas gélidas
jornadas que nos ha tocado padecer este invierno. Totalmente de acuerdo, el
intimismo en las composiciones y ese halo de tristeza presente en todo el disco,
se antojan como una banda sonora ideal para días fríos y grises. Por cierto
que, hablando de bandas sonoras, el amigo Wingo mantiene una actividad paralela
como compositor de músicas de cine, si bien, a día de hoy ningún encargo de este tipo le ha dado fama mundial.
Pues bien, el pasado miércoles
por la noche acudí a una céntrica sala de mi ciudad, en compañía de mi buen amigoIvanrojo, para escuchar el directo de Ola
Podrida. Según nos comentó el propio Wingo, esta es la segunda visita de la
banda a Valencia -y a la vista de la escasa afluencia de público, probablemente
sea la última- ciudad en la que se sienten muy cómodos por la calidez de su
público (¿?). La culpa de que allí no hubiese más de cuatro gatos es,
claramente, de los programadores del concierto y de los responsables de la
sala. ¿A quien coño se le ocurrió ponerlo un miércoles a las 23:30? Por mucho
que incluyáis una consumición con la entrada, ¿pensabais, llenar? ¿no os habéis
enterado que la gente va a currar todos los días?
El concierto en sí estuvo
bastante bien. Escaso, tal vez, pero muy agradable. Fue como una sesión de chill out para antes de ir a dormir. Lo
disfruté bastante, y eso que no conocía la mayoría de las canciones que
tocaron, incluidas en “Belly of the lion”
(2009), su último elepé que aún no he
tenido el placer de escuchar. Antes he dicho agradable y sinceramente creo que
es el mejor adjetivo que se le puede aplicar a esa anoche. Lo digo en serio,
sin ironías ni segundas lecturas, entiendo que no es poca cosa. Al término del concierto me
agencié una copia de su último disco que espero quemar durante las próximas
semanas. Si tenéis la suerte de que la gira de Ola Podrida incluya vuestra ciudad ir a verlos, no dejéis pasar la oportunidad.
Anteayer
por la tarde, me acerqué hasta una conocida tienda de discos de mi ciudad, para
adquirir las entradas del concierto que los Arizona
Baby dan este sábado en la Wah Wah. Al frente de
esta exquisita boutique se encuentra el
inefable Juan Vitoria, crítico musical, escritor, diyei
ocasional y además responsable de “Los 39 Sonidos”, el mítico programa de la radio musical valenciana. Pese a ser uno
de los mejores (sino el mejor) espacio radiofónico destinado a los amantes del rock, el pop y las vanguardias, de esta puta ciudad en la cual la cultura
sobrevive a duras penas, el programita adolece de dos grandes males: La insoportable
pedantería de don Juan; y los habituales momentos babosos cuando se trata de presentar
trabajos de alguno de sus amiguetes, con especial mención para el cuarteto de la terretaLa Habitación Roja. Sin embargo, pasando por encima de
esto, hay que reconocer que Juan Vitoria tiene buen gusto y se preocupa de sus
oyentes, a los que ofrece una más que interesante selección de bandas de ayer y de hoy.
Como
ya he comentado, el pasado martes andaba yo por su tienda y ya que estaba allí,
decidí echarle una ojeada a las novedades y a los vinilos de coleccionista. Y como
no podía ser de otra manera, pues cargué. Lo que os que quería contar sucedió a
la hora de pagar mis compras. Mientras esperaba a que me cobraran, me percaté
de que en la tienda, a modo de hilo musical, sonaba la redifusión de la edición dominical de “Los 39 sonidos”.
Y justo en ese momento del mismo, Juan Vitoria, con su petulancia habitual,
alababa a alguna diva del soul
americano, contraponiéndola a la anoréxica, sobrevalorada y meliflua (para él) Amy
Winehouse. Lindezas como “de la
inglesita, si acaso, se puede decir que tiene buenas tetas, pero poco más”
y otras por el estilo, salieron por boca del locutor. Así se
las gasta nuestro amigo. Nada que no supiéramos.
Cuando
al fin me cobraron, me di cuenta de algo muy gracioso. Que digo gracioso, pa’ despatarrarse, por lo que no pude
contener la risa. Hete
tú aquí yo, partiéndome la caja mientras le soltaba unos billetes al
dependiente y este mirándome extrañado. Quizás pensaba que me hacían gracia los
comentarios de su jefe, o que recordaba algún chiste malo, o simplemente que
estoy como una regadera… pa'l caso da lo mismo. ¿Cual es la verdad? ¿A que se debían mis risas? ¿Que me causó esa reacción? Pues que justo frente a
la caja registradora, así, como para que no se vea, ¡había una foto firmada de la
Winehouse agarrada al mismísimo Juan Vitoria! ¡¡¡Que cojones Juanito!!! Bien
colocadita en lo más visible del local. Manda carallo macho… …y es que, no
se pué sé más bocachancla machote!!!
Leerse cualquier cosa escrita por Thomas Bernhard
supone, de entrada, asumir un riesgo. Si tu estado de ánimo no es el adecuado, mejor no lo hagas, no sea cosa que te dé por suicidarte, como al perfeccionista
arquitecto de “Corrección” (1975), la obra más celebrada del polémico escritor
austriaco. Y es que las temáticas bernhardianas
abundan en lo miserable de la condición humana, cebándose con en el gregarismo
cerril que a él mismo le tocó padecer, sin dejar títere con cabeza, repletas de
malrollismo y malsana ironía... en fin,
un reto para cualquier lector. Encima, no es Bernhard
un escritor fácil de entender por su peculiar estilo, caracterizado por
el uso de frases reiterativas y encadenadas, sin utilizar ni un solo punto y
aparte. Además de su gusto por los pequeños detalles, relatados con una
precisión quasi-obsesiva.
En el caso que nos ocupa, la novela “El origen”, estamos ante
un ataque brutal contra el sistema educativo en general, contra el
nacionalsocialismo y la cultura católica que tanto le marcó en su infancia, pero sobretodo
contra la bella y musical Salzburgo, su ciudad, en la que cada año unas dos mil
personas intentan poner fin a su vida y una décima parte lo consiguen - “Mi
ciudad de origen es en realidad una enfermedad mortal, con la que sus
habitantes nacen o a la que son arrastrados y, si en el momento decisivo no se
van, se suicidan súbitamente”.
Con este libro se inicia la saga autobiográfica de
Bernhard. La excavación en sus años de adolescencia en la ciudad de Mozart, donde se
crió y estudió y en donde padeció los rigores de la época. - “La ciudad, poblada de dos clases de
personas, los que hacen negocios y sus víctimas, sólo es habitable, para el que
aprende o estudia, de forma dolorosa, una forma que turba a cualquier
naturaleza, con el tiempo la disturba y la perturba y, muy a menudo, sólo de
forma alevosa y mortal”.
Como veis Salzburgo para Bernhard, al igual que
el Bronx para Enric González, es un
lugar habitable como los cojones de cerdo son comestibles, depende de gustos o
del hambre que se tenga. Cuestión esta que no fue bien asimilada por sus
compatriotas, muy críticos con las palabras del escritor.
El libro se estructura en dos capítulos, “Grünkranz”,
en el cual se habla del Salzburgo nazi y “El tío Franz”, ya después de la guerra
y con el catolicismo campando a sus anchas. En ambos casos la visión que da Bernhard es devastadora… salvaje... burraca… brutal... “En el fondo
no había absolutamente ninguna diferencia entre el sistema nacionalsocialista y
el católico en el internado, todo tenía sólo otra mano de pintura y todo tenía
sólo otras denominaciones, pero las secuencias y las consecuencias eran las
mismas”.
Cuando el otro
día, recién aterrizado en Manises, me dio por enumerar las razones por las que Nueva
York mola que te cagas, no hice referencia alguna a los imponentes museos que
existen en esa ciudad. No es porque no fuera a ninguno, ni mucho menos porque
no me gustaran, simplemente es que salvo que seas un amante del arte (y de los
tumultos), acudir al MoMA, al MET, al Guggenheim o a la Frick
Collection no es lo mejor que se puede hacer en la Gran Manzana. No sé si
eso tiene mucho sentido dicho por un medio-licenciado en Historia del Arte,
pero lo cierto es que a un servidor cada vez le motiva menos pasarse el día en
estos hangares repletos de cuadros y esculturas, en la mayoría de ocasiones organizados sobre la base de criterios discutibles y atestados de japoneses que se hacen fotos
como locos ante cualquier cosa expuesta. Otro tema es si acude con la idea
de ver algo concreto, bien sea una obra, un autor, un movimiento o estilo, una
exposición temporal determinada, entonces la cosa cambia. Como hice yo en mi
visita al MoMA.
Sabía que
desde principios del mes de diciembre y hasta finales de abril, el Departamento
de Cine de este conocidísimo museo de arte moderno dedicaba una retrospectiva a Tim Burton, uno de los directores de cine más interesantes del panorama actual.
Bajo del título “Tim Burton y la
espeluznante belleza de los monstruos” (más o menos) los responsables de la
exposición toman como punto de partida una serie de películas que han influido,
inspirado e intrigado al genio de Burbank, y que reflejan los motivos y las
sensibilidades de toda su obra. Al parecer, Burton en su juventud organizaba
proyecciones de pelis. Se centraba en hitos de la animación, del expresionismo
alemán, el Grand Guignol, la serie B y los clásicos de monstruos de
la Universal y el sci-fi. Es evidente que casi todas sus
películas beben de esas fuentes, con la presencia de mundos imaginarios trufados
de elementos expresionistas, góticos y oscuros, y con unos protagonistas que suelen ser seres
inadaptados y enigmáticos.
El acceso a
las salas de exposición se hace a través de una gran boca de payaso (¿?) con
colmillos que te introduce en un largo pasillo en el cual se proyectan diferentes
episodios de su serie de animación para Internet “El chico mancha (Stain boy)”. Para los que no la hayáis visto, se
trata de una serie protagonizada por este particular personaje del universo
Burton que tiene como característica el manchar todo aquello que toca. Los que
hayáis leído “La melancólica muerte del chico ostra”, magnífico libro de
poemas, relatillos e ilustraciones creados por Tim Burton, ya lo conoceréis. Fui
ahí donde nació… al igual que “El chico ostra”, el “chico palillo o la chica cerilla”…
Una vez dentro
se pueden ver cientos de dibujos, guiones gráficos, marionetas, esculturas,
maquetas, vídeos y vestuarios originales que muestran la ya extensa carrera del
cineasta norteamericano. Entre ellos se incluyen varios trabajos hasta ahora
inaccesibles y desconocidos, sobretodo los creados durante su infancia y
juventud en California. Innumerables son las referencias a “Bitelchus (1988)”, “Eduardo Manostijeras (1990)”, “Pesadilla antes de
Navidad (1993)”, “Frankenweenie (1984)”, “La novia cadáver (2005)”, “Big Fish (2003)”, “Sweeney Todd (2007)” o “Vincent
(1982)”… aunque
no hubieran existido las demás, sólo por este corto Tim Burton ya merecería un
reconocimiento.
En fin, una gran muestra de los 27 años de carrera de
este excéntrico pero genial personaje que estaría muy bien que saltara el
charco. Lo único malo es que el catálogo de la exposición no está a la altura. Entiendo
que los responsables del mismo no deben de haber quedado muy satisfechos del
mismo. En fin, para terminar os dejo enlazado el video de “Bones” de The Killers,
obra de Burton y evidente homenaje a la obra de Ray Harryhausen, uno de sus “imprescindibles”:
Pese a que llevo años viendo portadas de historietas
protagonizadas por Spirou (y su
inseparable amigo Fantasio), nunca
había tenido interés en leerme alguna de ellas. Lo cierto es que la imagen deSpirou,
con su uniforme rojo y su gorrita de botones del Hotel
Moustique, no me resultaba demasiado atractiva. En parte por recordarme a otro ilustre botones, de nombre Sacarino. Un personaje creado
por Francisco Ibáñez que, ahora que lo pienso, probablemente esté influenciado
por el de Spirou. Pues
bien, eso fue hasta que un amigo me recomendó la lectura del último álbum de la
serie, titulado “Diario de un ingenuo” y firmado por Émile Bravo. Así que, pasando por alto
mis iniciales reticencias, me lo agencié y hace unos días me lo leí del tirón. Lo
cual no es mucho decir ya que es bien cortito. Aunque lo más importante es que me ha gustado y todo.
También
es curioso que mi tardío acercamiento a este personaje, nacido en 1938 de la
mano de Rob-Vel y cuyas aventuras han sido contadas por varios de los más importantes representantes
del noveno arte, haya sido con esta aventura precisamente. Lo digo porque
“Diario de un ingenuo” es una especie de precuela de toda la serie. Los orígenes de
Spirou, según Émile Bravo. Los orígenes nunca revelados de un personaje que,
según me cuentan, acabará por desarrollar un fascinante y complejo proceso de
maduración.
La
aventura en sí es harto interesante y divertida. Humor inteligente. Además de “aclarar” los
comienzos de Spirou y de la relación de amistad con Fantasio, Bravo nos
retrotrae a la época inmediatamente anterior a la Segunda Guerra
Mundial para darnos una versión alternativa de porqué se
produjo la invasión de Polonia y lo que ello trajo consigo.
En fin, que ya hacia
tiempo que no traía hasta aquí nada relacionado con la novela gráfica, por lo que ahí queda eso.
Os la recomiendo... y encima, al contrario de lo que suele ser habitual en el género, este álbum tiene un precio más
que aceptable. Es bien.
Leí en
alguna parte que Dino Buzzati escribió “El desierto de los tártaros” a modo de
metáfora, la de su propio desengaño profesional. Con ello, el periodista
trasalpino dio rienda suelta a su frustración. La de aquel que creyó malgastar
toda su vida atado a una mesa de
trabajo, esperando la gran noticia que le haría justificar su miserable
existencia y que nunca llegó. Visto así me parece que en mi trabajo existen
unos cuantos Dinos Buzzatis.
Buzzati
vio publicada la novela que le daría fama internacional en 1940, justo cuando
actuaba de enviado especial del Corriere
della Sera en Addis Abeba (Etiopía) y como reportero de guerra. Una experiencia
profesional que, evidentemente, debió de servirle mucho a la hora de elaborar
el libro. Desde entonces hasta ahora, la novela ha despertado admiración y
causado fascinación entre todos aquellos que se la han leído.
Comenta
Enric González en sus “Historias de Nueva York”, que para disfrutar del oficio
de periodista conviene ser joven y un poco inconsciente, “ya que el envejecimiento trae consigo la duda, el cinismo y la
decepción”. Una buena descripción de ese proceso la podemos ver en la
historia del oficial Giovanni Drogo, protagonista de “El desierto de los tártaros”.
Destinado desde los 20 años a una fortaleza fronteriza sobre la que pende una amenaza inconcreta, pero
siempre presente, verá cómo va pasando toda su vida sin que se cumplan sus
sueños, resignándose por tanto al estrechamiento paulatino de sus posibilidades
de realización personal. Una frustración de sus expectativas que, como comenté
al comienzo, es la propia de su autor.
Con todo, lo más interesante
de la novela no es su significación “oculta”. Proviene más bien del paisaje
formal en el cual se enmarca la fábula. Esa lejana y extraña fortaleza
fronteriza atemporal y de la cual desconocemos su nacionalidad. Y ese desierto
al que el teniente Drogo y el resto de soldados del destacamento se ven
obligados a enfrentarse día a día.
Muy triste, pero a la vez muy
poético. Me ha gustado mucho.
Como
ya comenté en un post anterior, uno
de los placeres ineludibles para cualquier melómano que visite Nueva York, es
asistir en alguna de las míticas salas de la ciudad a un directo de una buena
banda de rock, pop o lo que se
tercie. El caso es que un servidor ya llevaba los deberes hechos de casa y se
había estudiado la agenda de conciertos durante los días que iba a estar por
allí. Y por encima de todo lo ofertado destacaba la actuación de los Drive-by truckers, en plena gira de presentación
del que, para mí, es su mejor álbum en mucho tiempo: “The big to-do”. El evento se habría de celebrar en el Webster Hall, en la calle 11, un
precioso teatro a dos niveles, con una sonoridad acojonante como pudimos
comprobar.
Ese
era el plan para el día 1 y allí que nos plantamos a eso de las 6 de la tarde (no ferem tard, no!!!). Justo en el
momento que Patterson Hood y Brad Morgan por un lado, y Shona Tucker por otro,
salían del recinto para darse una vuelta por los aledaños. Supongo que esa era la
ocasión idónea para actuar como un fan y echarse unas fotos con ellos. Pero
como soy un treintañero de vuelta de tó,
pues casi me dio lo mismo tenerlos en frente. Vamos, ni que hubiera salido el
puto Kurt Cobain renacido me hubiese acercado a mendigarles. Aunque a toro
pasado, me arrepiento de no haberlo hecho… ¡la hostia puta!, ¡¡¡que pringao!!! En fin, que se le va a hacer.
Sobre
las 20:00 h, salió a escena Langhorne
Slim y su banda, los teloneros para la ocasión. Reconozco
que no les conocía ni de nombre, por lo que su actuación supuso un gratísimo
descubrimiento. Con una peculiar mezcla de alt-country,
rock y jarana, el delgadito de
Langhorne (Pennsylvania) nos dejó a todos con la boca abierta. Y no sólo porque
tenga un puñado de buenas canciones en su haber, fácil de comprobar dándole una
escucha a su último disco, sino más bien por la manera de interpretarlas en
directo. Eléctrico, hiperactivo, gesticulante, en ocasiones bastante payasote…
una auténtica gozada para los sentidos. Vamos que la Corde y un servidor disfrutamos
como enanos y me da la sensación que gran parte del respetable también. Encima
el tipo es muy majete. Nos lo demostró al final de la actuación de los DBT, cuando conversamos animadamente con
él y otro miembro de su banda.
Después,
sin más prolegómenos, saltaron sobre el escenario los Drive-by Truckers. Y lo hicieron para ofrecer a todos los allí
presentes, un concierto de esos que podemos calificar como memorable. No
exagero si digo que es una de las mejores actuaciones musicales que he
presenciado en mi vida. ¡25 canciones en poco más de dos horas! Entre
ellas casi todos los cortes incluidos en “The
big to-do” (saltándose la magnífica “Daddy
learned to fly”, el único pero a su actuación), además de incorporar otros hits extraídos de sus álbumes
anteriores. No lo hago nunca, pero por esta vez voy a transcribir el tracklist para que veáis el nivelazo:
01
intro
02 The Fourth Night of My Drinking
03 Birthday Boy
04 Girls Who Smoke
05 Marry Me
06 Sink Hole
07 Drag the Lake Charlie
08 (It’s Gonna be) I Told You So
09 Get Downtown
10 This Fuckin’ Job
11 Carl Perkins’ Caddy
12 Living Bubba
13 One of These Days
14 Dead, Drunk & Naked
15 Guitar Man
16 Home Field Advantage
17 That Wig He Made Her Wear
18 Self Destructive Zones
19 Hell No I Ain’t Happy
20
encore break
21 The Flying Wallendas
22 Zip City
23 Let There Be Rock
24 Lookout Mountain
25 People Who Died
Todas
ellas sonando a todo trapo en el incomparable marco del Webster Hall. Con un escenario decorado para la ocasión con
numerosas referencias al mundo del circo. Una metáfora de la cual se sirve Patterson
Hood para dar su visión del loco mundo del rock’n’roll,
omnipresente en el undécimo disco de la banda (11 contando los directos, recopilatorios de caras y demás).
Algo
digno de ser visto… y oído. C’est
magnific!!!
Este
martes se hicieron públicos los casi 50.000 folios de
documentación que conforman el sumario de la Gürtel, la mayor tramade corrupción vinculada a un partido
desde el nacimiento de la democracia en este país. Pero el interés de este post no es entrar a
debatir sobre las cuestiones jurídicas ni las connotaciones políticas que salpican el asunto.
Sino de una circunstancia que afecta a uno de los imputados en la trama,
Francisco Correa, y por la que han pasado bastante de puntillas tanto en los informativos como los editoriales de
los grandes diarios. Resulta que el “cerebro de la Gürtel”no había presentado la declaración de la renta desde el año 1.999. ¿Y eso que el tío tiene 30
sociedades! ¿Cómo pué ser? ¿Pero es que Hacienda no éramos todos y todos somos
iguales ante Hacienda? Al menos eso es lo que me habían contado a mí.
Sí
tengo algo claro en esta vida, es que con Hacienda no se juega. A poco que
te descuides con ellos, te envían un requerimiento de declaración y te ponen
los huevos por corbata. Pero se ve que para el señor Correa, Hacienda era otra
cosa. Otra entidad de chichinabo a la
que torear. Y puede estar pasando de ellos desde hace diez años y no pasa nada.
Que sí, que sí, que Hacienda somos todos, pero unos más que otros.
Otra cosa que he sacado en claro de todo este asunto, es que la próxima declaración la
voy a presentar en las oficinas centrales de la AEAT. Me
plantaré allí con traje y corbata, bien engominado para la ocasión, y le pediré
amablemente al ordenanza que me indique cual es la ventanilla en la que “il capo” Correa presentaba sus papeles.
Y es que seguro que esa es la
buena. Pero sólo Correa lo sabía y no se lo contaba a nadie. ¡Que cabroooounnn!
No sé si llegasteis a ver algún
capítulo de aquella olvidable serie de TV titulada “Primos lejanos (Perfect strangers - 1986)”. A principios de los 90
con la aparición de las televisiones privadas en nuestro país, Canal Plus decidió apostar por esta comedia
familiar en la que un joven pastor de ovejas griego se muda a Chicago para convivir
con su primo norteamericano. Aunque lo más probable es que la vieseis en Antena 3, a quienes pasarían los
derechos de emisión de la serie en España y en donde, como no podía ser de otra
forma, la sobreexplotarían hasta hacérsela aborrecer a sus más acérrimos
seguidores.
Lo cierto es que la serie era
bastante mala y pese a que el punto de partida podía tener cierto interés, las
dificultades surgidas en la convivencia entre dos personas provenientes de
mundos tan diferentes como son una isla griega y una gran metrópolis
estadounidense, no pasaba de ser un seguido de tonterías y excentricidades con muy
poca gracia. Eso sí, de tanto en tanto tenía su aquel. Me refiero a aquellas situaciones
en las que el primo Larry (el de USA,
que iba de vivido frente a su familiar del “tercer mundo”), era puesto en su
sitio por el pirimo Balki (el griego
ignorantón) soltándole un quemejtajcontando
versión micénica que sonaba tal que así: “pirimo
Lari, no sias irididículo!!!”
El amigo Guy Ritchie no
tiene nada que ver con el primo Larry ni con la serie “Padres forzosos”, que nosotros sepamos, lo cual no quita que echemos
en falta la existencia de un Balki Bartokomous en la familia del ilustre
director británico para que le cante las cuarenta. Por
ejemplo, después de ver la ridícula “Sherlock
Holmes” – the movie con Robert Downey Jr. y Jude Law en los papeles
principales. Canela en rama.
Vale que el ex de Madonna
es un especialista en filmar paridas que parecen gustar mucho a la gente, por
la pasta que recaudan digo. Pero hasta ahora nunca había dirigido una cagada de
estas dimensiones. Cansado de hacer siempre la misma película (Lock & Stock, Rock’n’Rollay Snatch son la misma mierda), al amigo
Guy le dio por rescatar a los clásicos de la literatura de crimen y misterio, ¡atreviéndose con el
mismísimo Arthur Conan Doyle! ¡poca broma! Hala, ahí os dejo eso, Sherlock
Holmes revisited y sin despeinarme… en dos collons!!! Una revisión del
mítico personaje en clave Ritchie, o sea, con cantidad de hostias, carreras a tutiplén,
estética de videoclip de los Prodigy, y actores malos, de eso que no
falte. No es necesario ni hilar la historia… qué coño hilarla, ¡no hace falta
ni plantearla!, no tenéis suficiente con la somanta palos que se meten y los saltitos
esquizofrénicos a lo Bruce Lee que pegan, ¿qué más queréis so pringaos?
Y no sólo es porque
destroce el mito del archiconocido detective inglés y de su inseparable doctor
Watson, uno de los primeros iconos gays al
nivel de los personajes de las novelas de Oscar Wilde… o de Sam y Frodo de “El
señor de los anillos”. No es sólo eso. ¡Es que se caga en él! Es que Watson es
un karateka ligón y el puto Sherlock Holmes es una especie de Inspector Gadget que boxea y seduce a
las chatis. ¡Que no pué ser coño! ¡Que manera de faltarse
es esa! ¡Vete a reírte de tu madre, hombreeeee!
Si el bueno de Conan Doyle levantara la cabeza, pues… pues… la volvería a
agachar y se escondería allí donde nunca nadie le pudiese encontrar.
E insisto, no es sólo que
la peli sea mala, es que encima los actores están de puñetera pena, como si no
estuviesen implicados en sus papeles. Vale, lo sé, rectifico, Jude Law nunca
está implicado en nada… excepto en follarse tó
lo que se menea (menudo carrerón lleva el tipo). ¿Y que me decís del malo
maloso? ¿A quién carajo está interpretando Mark Strong? ¿A Lord Blackwood o a
Andy García?
PD. ¡Horror! Ya se anuncia la secuela… ¡¡¡amos no me jodas!!! ¡Donde coño se meten
esos primos griegos, chipriotas, turcos, hindúes o de Sri Lanka cuando uno más los
necesita!