No pude acudir a la segunda jornada del Tagomago porque me apetecía ver en directo a Havalina, que actuaban el sábado por la noche en El Loco. Era necesario acudir al llamado. Sobretodo porque creo que el trío madrileño lleva ya un par de discos –o hasta tres- instalados en un nivel superior. Posicionamiento que, para ser sincero, nunca pensé alcanzarían. El grupo ha sabido construirse de a poquito, forjando una identidad propia que no reniega de casi nada y que bebe tanto del metal como del indie. Sin dejar de lado otras influencias bastante sorprendentes, como la alargada sombra de Gustavo Ceratti tan presente en el registro vocal de Manuel Cabezalí tras el acertadísimo tránsito del inglés al castellano. El espectáculo fue tremebundo. Sonido Havalina del de la última época. Atmósferas cargadas y desarrollos de guitarra perfectamente ejecutados. Contundencia y suavidad alterna, sin abusar, que sitúan la propuesta de la banda en un espacio cercano al del mejor post-rock. Un gran concierto al cargo de unos tíos que han sabido alcanzar la madurez con enorme solvencia. Sin necesidad de recurrir a alardes gratuitos.Ya por último toca hablar del esperadísimo y quizás por ello decepcionante concierto ofrecido por Handsome Family. También fue en El Loco, tras el enésimo puente en el calendario laboral valenciano. El dúo de Alburquerque se presentó ante un público numeroso y heterogéneo, distinto del que se suele ver en los conciertos de americana o alt-country que trufan la programación mensual de esta sala. Es lo que tiene que una de tus canciones se convierta en icónica gracias a la serie de moda. Os hablo de, ¿cómo no?, “Far from any road”. La sintonía de la aclamada primera temporada de “True Detective”, de la HBO y que seguramente todos habréis escuchado. El problema es que el repertorio del matrimonio musical no está a la altura del sorpresivo jitazo. Menos aún si atendemos a su último álbum, titulado “Unseen”(2016). Un disco que, de no venir firmado por quien viene, habría pasado sin pena ni gloria como de hecho casi ocurrió. Para más inri la actuación fue tirando a sosa y ni siquiera la simpatía de los protagonistas, empleando un voluntarioso spanglish entre canción y canción, les sacó del atolladero. Por otro lado, un amigo me apuntó algo en lo que no había reparado escuchando los plásticos de la banda. Tiene que ver con los juegos vocales entre marido y mujer. Porque sí, es cierto, las voces de los Sparks no casan demasiado bien. Y no solo es que se complementen regular, es que por momentos resultan incompatibles. Vamos que mejor les iría a ambos buscando combinaciones alternativas. ¡Divorcio ya! No moló. Nada más.
Y eso es todo. Que no es mucho dada la amplitud de la oferta. Pero ¿qué queréis? Estoy falto de tiempo por culpa del laburo y otras mandangas que no me apetece contaros. Además estoy en una fase introspectiva en la que el goce interno se erige como principio y fin de todas las cosas. Y encima…. Ey ey ey ¿Hace falta dar más explicaciones?
Hostia!!! Con esto último me he acordado de la anécdota aquella del obispo que, visitando una pequeña localidad, se indignó porque al entrar en la localidad no tocaron las campanas de la iglesia. Al requerir al cura acerca del motivo, este le respondió:
-Monseñor, no tocamos las campanas por tres motivos.
-El primero es que no tenemos campanas.
A lo que el Obispo respondió:
-Pues los otros dos métaselos usted en.......
En fin pues eso. Capish!
Y que menos da una piedra gachones.


Buen menú niño!! y si te sirve de consuelo, todos estamos más o menos en una situación similar. Las redes nos traaaaagan!!
ResponderEliminarSalutacions