Faraón & Los Sarcófagos, “La maldición”
No sé quiénes son esta peña y ni siquiera cuantas molondras
computan en total. Tampoco tengo claro si son jienenses o benidormers ya
que he leído las dos cosas. Solo sé que llevan una onda entre la cosa punk, el pop oscurete y una suerte de revival
de Los Nikis que mola bastante. Eso y unas referencias a la hoy denostada Movida
que no se agotan con la mención a los perpetradores de “Marines a pleno Sol” o
“La hormigonera asesina”. Los ecos a La Mode, o incluso al Aviador Dro, son hasta
más evidentes. El caso es que han parido esta cosa titulada “La maldición”, que
creo es su debut largo. Un álbum adictivo y que se consume en un plis plas,
con esos catorce temas que dan para escasos veintiséis minutos de música. A
menos de dos por canción de media. Échale… Con una temática predominantemente espacial,
futurista y con unas gotitas de surrealismo cañí. Alcanzando cotas superiores
de frikez con sendos homenajes, bien particulares, a Burt Lancaster y a
la mismísima Faraona. De parte del Faraón, que la cosa tiene su aquel.
The Proper Ornaments, “6 Lenins”
Me enganché a este álbum porque encontré en él algo
de lo que se perdió con la ruptura de mis añorados Ultimate Painting (no te lo
perdonaré jamás James Hoare. ¡Jamás!). Bueno, de hecho estos Proper Ornaments
son básicamente el amigo James y su colega Max Claps, así que no es difícil que
suenen a lo que suenan. Parece ser que el rompebandas de cabecera, una vez disuelta su
asociación con Jack Cooper, centró esfuerzos en la creación de este trabajo con
de The Proper Ornaments. Y he de reconocer que me he tenido que tragar el
cabreo y medio perdonarle. Porque le ha quedado un trabajito bien chulo. El nuevo
álbum se titula “6 Lenins” y, a diferencia de toda su discografía
anterior, viene con el sello de confianza de Tapete Records. Un valor seguro. No
hay desperdicio alguno en el catálogo ofrecido por los alemanes. Incluye una
decena de temas de folk pop psicodélico, bastante calmo, que destacan por sus guitarras
cristalinas. Cierto es que, en sus momentos más ruidosos, recorren vías que les
acercarían a la Velvet. Pero son los menos y la referencia obvia continua
siendo The Beatles y los Byrds. Para no perder la costumbre, vaya.
Billie Eilish, “When we all fall asleep, where
do we go?”
¿No encontraste nada más comercial, Suloki? ¿El año pasado la Rosalía y ahora esto? Altra vegà fideus, mante??? Pues sí… ¿Y qué pasa? Como os pongáis chulitos todavía
os cuelo al Tangana ese… Ahora en serio (¿?), me gusta mucho lo que ofrece esta
niña. Y me alucina que, con tan solo diecisiete añitos, haya sido capaz de
parir esto. Que sea un fenómeno mundial me da lo mismo. Por mucha promoción que
reciba, que lo sé y sino el Spotify ya se encarga de recordármelo cada diez
minutos. Pero que lo sea con un debut en el que pasa de un género a otro con
total libertad, transitando entre el R&B, el pop, el soul,
la cosa electrónica y lo que se le ocurra, con esa naturalidad, no deja de sorprenderme.
Por no hablar de ese bonito halo de oscuridad que lo envuelve todo y que, de
alguna forma, le aproxima a lo ofrecido por la neozelandesa Lorde en su debut. Pero
mucho mejor que esta última, vaya. El caso es que el disco me parece buenísimo. Y
sorprendentemente maduro. Dicen que es por el hermano, quien anda al cargo de
la producción. ¡Pero es que el gachón también es un crío de veintiuna primaveras!
En
fin… Ella misma ha declarado que “When we all fall asleep, where do we go?” está inspirado en las
pesadillas, las suyas, en el insomnio, el suyo también, y en ese mundo de
nuestro subconsciente que existe entre el sueño y la vigilia. Y los enteraos
de la cosa musical comentan que lo que ofrece Billie entronca con la
sensibilidad musical de las nuevas generaciones. Pues mira, si a la chavalada
le da por escuchar esto y descartar a toda la purria de chatarreros que pululan
por los senderos del trap, ya me doy por satisfecho. ¡Y
pago cubata! No, en serio, el disco es cojonudo. Insisto. ¡Y yo no bebo cubatas leñe!
Henryk Gorécki, Beth Gibbons and the Polish
National Radio Symphony Orchestra, “Symphony Nº 3 (Symphony of Sorrowful
Songs)”
Me metí en esto porque de un tiempo a esta
parte me ha dado por lo clásico. Mejor dicho por lo clásico moelno. Y
ahí destaca sobremanera lo que hacía este compositor polaco ya fallecido, o su
paisano aún vivo Krzysztof Penderecki, quién dirige aquí a la Orquesta
Sinfónica de la Radio Nacional Polaca. Lo cierto es que esta onda me sienta la
mar de bien en este momento vital. Que no es que sea malo, pero requiere de
estos ambientes etéreos en algunos instantes. Estamos
ante un lanzamiento de este año pero no es una obra original. De hecho la pieza
tiene los mismos años que un servidor –telita-. Y creo que es la pieza clásica
más vendida en la historia. Vaya, que Henryk Gorécki no es cualquier
descubrimiento sacado de un blog de tercera o directamente desde el bandcamp.
Así que valiente reto el de Beth Gibbons metiéndose en este fregao como
soprano. Y yo que se lo agradezco. Le/s ha quedado una sinfonía
de canciones que se sienten no solo tristes, sino también oscuras. Hasta
peligrosas. Una auténtica delicia. Y es que no solo de rock vive el homo
suliens. Aunque no le haría ascos a algo nuevo de Portishead. Que ha pasado demasiado tiempo desde "Third".
Peter Doherty & the Puta Madres, s/t
No sé si llamar a esto resurrección ya que ni Pete
Doherty, ni sus Babyshambles, ni siquiera los Libertines anduvieron nunca en mi
radar. Vamos, no pasaron ni cerca. El tema es que, lo califique como lo
califique, me está gustando mucho el regreso discográfico de este ilustre
poeta, músico, compositor, pintor, actor, modelo y ex novio de Kate Moss. Además
de protector de los erizos. Si bien, por encima de todo, Pete siempre fue un
pintamonas y un farlopero de tres al cuarto. El tema es que, fruto de la
extraña conjunción entre Pete y el combo The Puta Madres, a quienes no tengo el
gusto de conocer, tenemos este tratado de garage a
bajas revoluciones con una mijita de psicodelia. Lo
mejor que se puede decir de las once canciones que lo integran, es lo bien que
homenajean a don Johnny Thunders. Otro ilustre amigo de la dronja. Este sí un puto genio
de la cosa musical, con una trayectoria intachable. Pero vaya, que todo el
mundo tiene derecho a segundas oportunidades. Y hasta a terceras. Me parece un gran
trabajo el que ha firmado Pete. Obra de un artista que, al fin, parece haber
madurado. Say Hallelujah!!!
Business
of Dreams, “Ripe for Anarchy”
El segundo álbum en la trayectoria de Corey
Cunningham es un brillante ejercicio de pop luminoso repleto de melodías y estribillos.
De esos que se nos quedan pegados a las primeras de cambio. Once bonitas
canciones, con su justa dosis de nostalgia y ensoñación, que transitan por los
senderos marcados por Grant McLennan y sus Go-Betweens. Aunque en el caso del single
“Keep the Blues Away” el camino parece marcarlo el mismísimo Ian Curtis. Indie pop
con pedigrí, como lo define el Crespo en una magnífica entrada a la que me
remito tras invocar la ley del mínimo esfuerzo.
Foxygen,
“Seeing other people”
A ver, el principal problema de este disco y de los
que vengan detrás, es que nunca llegarán a ser tan buenos como lo fue “Hang”. Y
ya está, no le deis más vueltas. Eso no quita que, cómo buenos dealers
de la costa oeste, sigan vendiendo buena mierda. Y que siempre resulta agradable
reencontrase con las sinfonías tarareables del dueto de San
Francisco. Pero es que además saben reinventarse con cada entrega. Con
este “Seeing other people” nos llevan a explorar los confines del funky
ochentero y el disco más hortera, siempre desde su perspectiva y sin dejar de
lado ese pop de tintes barrocos que les es tan propio. Un álbum arriesgado que
podría haber caído en la parodia, pero nada más lejos de la realidad. Además
cuenta con esas letras intrigantes, seguramente autorreferenciales, que tan
bien suenan en boca de Sam France. Nueve temas con los que probablemente no
expandirán fronteras, pero oye, ni falta que hace.
AA Bondy, “Enderness”
Ocho años han pasado desde que Auguste Arthur publicara
el inspiradísimo “Believers”. Y cuando ya casi le dábamos por amortizado, el chacho
nos sorprende con este fantástico “Enderness”. Digo esto porque, en algún
momento, se filtró que quien fuera líder de los maravillosos Verbena, estaba gravemente
enfermo. Si a eso añadimos la desaparición de toda escena pública y una
absoluta parálisis en sus redes sociales, parecía justificado ponerse en lo
peor. Se ve que andábamos mal encaminados y muy desinformados. O no tanto, pero
si lo suficiente como para no darnos cuenta de que hace falta algo más para taparle
la boca. Y no te digo nada para bloquearle los conductos por donde emanan las
ideas... Ni siquiera los graves incendios que asolaron California y arrasaron
su casa, pudieron con él. Y menos mal. Nos hubiésemos perdido este precioso
álbum repleto de formas alucinógenas, que transita en algún lugar entre el folk
cálido de Chris Isaak, los pasajes etéreos de Brian Eno, el pop minimalista de
Timber Timbre…. Y con esa dicción tan sexy a lo Sade Adu, ¿Por qué no? Y es que
escuchar el cuarto álbum en solitario de este nativo de Alabama, es dejarse
llevar por un ritmo adictivo y feérico. Un disco que no tolera interrupciones,
hallando su sentido en una seguida de canciones que obligan a escucharlas una y
otra vez. Diez temas aparentemente simples, elaborados a base de sintetizadores,
más una batería rudimentaria. La guitarra de quien fuera un guitar hero de
los noventa ni está ni se le espera. Debió quemársele con la casa. Ningún
problema por mi parte.
Michel
Cloup Duo, “Danser danser danser sur les ruines”
Mentiría si os dijese que le he seguido la pista a
Michel Cloup (Peter), o a su partner en Diabologum Arnaud Michniak
(Tadz), tras aquel fantástico “#3” que los de Toulouse publicaran en el lejano 96.
Y eso que, por lo menos Peter, ha sido fiel al legado. Primero con Experience y
después, aunque en menor medida, con Panti Will. Si bien, nunca de forma tan brillante
como cuando lo hace bajo el paraguas Michel Cloup Duo junto a Julien Rufié.
Proyecto con el que ha grabado ya cuatro álbumes, incluyendo este “Danser
danser danser sur les ruines”. Un trabajo fantástico que me hace cuestionar
porque carajo no le presté más atención a los tres anteriores. Y es que desde
que empieza
a sonar “Gagnants” te das cuenta de que esto es un pepino. No te digo ná con
“Les invisibles” o “Et bien au-delà”… Hete aquí con esa poesía revestida de
electricidad, con Michel cual maestro de ceremonias, recitando malestares y
ahogando penas, tan reconocible. Como antaño, componiendo esos mantras de
sonidos raros, en el marco del particular universo que comenzara a construir a
principios de los noventa y que ha ido ampliando desde entonces. Tremendísimo.
Confirmando aquello que me dijo un amigo hace demasiado tiempo: “A este menda
Francia le queda muy chica”. I tant, xicon…
Bill
Pritchard, “Midland Lullabies”
Acabaré mi listado con lo último de este cantautor.
Uno de esos artistas enormes a los que casi nadie escucha. Bueno, descontando en
Francia donde, según parece, es una verdadera celebridad. Eso a pesar de los treinta
añazos de trayectoria en la chepa, que se dice pronto. Y después de haber
publicado discazos como aquel “Mother Town Hall” de hace tan solo un par de
años, o este mismo, que lo digo ya, es una gozada. También es verdad que no soy
quien para criticar estas cosas, siendo como soy de esos que suelen llegar a
los sitios tarde y mal. Que le vamos a hacer… Lo maravilloso de las trece canciones de cuna facturadas
por esta suerte de crooner con sombrero pork pie y gafas de pasta,
es que están bañadas de esa sustancia que nutre las almas e hincha los
corazones. Sobresaliendo por un sonido
sencillo pero impetuoso en el que destacan sobremanera los maravillosos pianos.
Algo que, de algún modo, le emparenta con las últimas cositas que ha ido
sacando Robert “el magnífico” Forster. Así pues, como nunca es tarde si la
dicha es buena y es mejor llegar tarde que no llegar, pues aquí estoy
disfrutando del J.D. Salinger del pop (Rolling Stone Francia dixit).
Como un auténtico enano, vaya.
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Y hasta aquí hemos llegao.Que no está nada mal.
¿Podría haber estado
mejor? Pues también.
Al menos espero que os guste alguno.
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