…y
componer como él …y cantar como él …y tocar la guitarra como él …Y es que da lo
mismo el formato que elija para su puesta en escena, el señor Johnson nunca
decepciona. El domingo por la noche en la sala
El Loco, actuó acompañado de los miembros de la banda catalana Anímic, en el marco de un
interesante proyecto en el cual “las partes” interpretan un repertorio de
canciones flamantes, compartidas y muy, pero que muy recientes. De hecho, al
comienzo de la actuación, la vocalista de Anímic nos comentó como se habían conocido
hacía tan sólo unas semanas en su estudio de grabación y como allí, de forma
libre y presurosa, se había gestado el tracklist de la gira. Siempre he escuchado que
las prisas son malas consejeras, pero se ve que a un genio como Will Johnson eso
no le afecta, porque le ha quedado el asunto que ni bordado. Algo también habrá
tenido que ver el trabajo del septeto catalán, al César lo que es del César. Una banda esta a la que no tenía demasiado ubicada pero que, a
partir de ahora, no perderé de vista.
Tras
la actuación del rey Midas de la americana,
le llegó el turno a Clem Snide,
la banda de ese simpático payasete llamado Eef Barzelay. Con dos álbumes muy
recientes -al magnífico “Hungry
Bird” (2009) se ha sumado
recientemente “The Meat Of
Life” (2010) – el cuarteto de
Boston, residente en Nueva York y afincado en la actualidad, no sabemos si
temporalmente, en Nashville, tenía muy fácil de que repertorio tirar.
Desgranando la mayoria de los cortes de ese último larga duración e incluso
atreviéndose a versionear al difunto “rey del pop” (“Man in the mirror”). Y la banda dejó bien claro el porqué ha de ser
considerada ya como un clásico moderno. Ese cocktel
de rock contemporáneo, pop vintage, folk elegante, alt-country
e incluso reminiscencias al jazz practicado
por gentes como Chet Baker, constituye una mezcla a la que es difícil
resistirse. Y eso sin contar con el magnetismo que desprende el amigo Barzelay
al que gran parte del público femenino -también masculino- profesa
auténtica devoción. Y digo yo que no les faltan motivos, ¡a la vista está! Por
cierto, impagables el guiño cachondo al “What
is love” del olvidable Haddaway.
En
definitiva, que disfruté como un enano y en la mejor compañía de una velada
musical de altura. Una noche valenciana en la que Texas, Cataluña y el
particular universo Barzelay se dieron la mano para hacernos felices a todos los
allí presentes. Bueno, a todos o a casi todos, en cualquier colectivo siempre existe
una nota discordante. En fin, ya se sabe, toda cuestión tiene dos puntos de
vista, uno es el equivocado y el otro es el nuestro. Evidentemente ese último
es el que prevalece.