Supongo que a estas alturas, nadie duda de que Lars
Von Trier sea el Mourinho del séptimo arte. Lo digo porque, como seguramente
sabréis, este año la ha vuelto a liar parda en Cannes, donde se encuentra
presentando su última creación “Melancolía”, al proclamar en rueda de
prensa sus simpatías por Adolf Hitler: "Comprendo a Hitler. Creo que hizo algunas
cosas mal, sí absolutamente [...] No es lo que llamarías un buen tío, pero le
entiendo bastante y simpatizo un poco con él. [...] Vale, soy nazi". Aunque tal vez -y sólo tal
vez- en esta ocasión se haya pasado de frenada, no previendo el alcance de las reacciones
a sus declaraciones. En primer lugar, el que la dirección del Festival le haya colgado el sambenito de “persona non grata” y, en
segundo lugar, las posibles consecuencias que de ello se deriven en forma de
posible censura o no distribución de la película en algunos países altamente
sensibles a estas cuestiones antisemíticas. De ahí que el propio director se
apresurara a emitir un comunicado público en el que pide
disculpas por lo dicho: "Si he herido a alguien con mis palabras de
esta mañana en la rueda de prensa, le pido disculpas sinceramente [...] No soy
antisemita, ni tengo prejuicios raciales de ningún tipo, ni soy nazi". ¡Paripé!
…y es que tengo la sensación de que Von Trier ha
conseguido exactamente lo que quería siguiendo la táctica Mourinho.
Esa que consiste en salir a la rueda de prensa para hablar de
todo menos del partido disputado… porque al final, en el Festival de Cannes 2011 se está hablando de todo menos de cine. Se trata
de interpretar un papel y provocar, ni más ni menos. El problema surge cuando
se meten por medio los paladines de lo políticamente correcto, en este caso los organizadores, la mayoría de la crítica y el indignadísimo mundo del
cine, así en general. Una cuadrilla de tontos que se han tirado de cabeza a morder el anzuelo lanzado
por el director danés. Y es que conviene no olvidar los orígenes de VonTrier, hijo de militantes comunistas y nudistas, educado en un
ambiente de pensamiento de izquierdas.
Al final, es harto probable que ese run run mediático le venga bien a “Melancolía”.
Yo desde luego pienso ir a verla, aunque sin la polémica también hubiese ido, porque este danés tan zumbao, de innegable talento
cinematográfico, malrrollero y
perturbador como pocos, es uno de mis realizadores favoritos. Y que siga así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario