Hace
tiempo ya desde que os hablé de este vanguardista escritor japonés
de nombre Kodo y de apellido Abe. Fue después de que cayera en mis
manos un maravilloso relato titulado “El grupo de petición anticanibalista y los tres caballeros”. Narración que,
curiosamente, se encuentra incluida entre los cuentos siniestros que
motivan este post.
Traducido
poco y tarde al español, los relatos breves de Kobo Abe apenas si
son conocidos para el público español (o en español). Lástima, no
tengo dudas de que su “ficción científica”, etiqueta acuñada
por el propio autor para referirse a su estilo, habría generado una
importante legión de fans entre los usuarios de la lengua
cervantina. Y es que esa tremenda imaginación que nos lleva al
límite de lo verosímil, esa malignidad que lo impregna casi
todo, el uso de espacios fantasmagóricos, los tiempos condensados, o
el conjunto de juegos irónicos que confrontan a los personajes con
su entorno, hacen de Kobo Abe un escritor al que tú, lector
ocasional de TCBUP, deberías conocer.
Como he dejado caer con anterioridad, los protagonistas de estos cuentos
son personas que, por H o por B, se hayan en conflicto con sus
circunstancias y no pueden comprender cabalmente lo que sucede a su
alrededor. Lo grande es que el autor consigue que entremos en ese
juego, involucrándonos como lectores - actores de una pesadilla que no sabemos hacia donde nos lleva y que intuimos no será un lugar agradable. Y así es como reaccionamos con
indignación ante situaciones inexplicables, movidas por el azar o no,
pero de las que no tenemos ni puta idea. Y eso nos cabrea y mucho.
Como habréis intuido ya el señor Abe es un escritor raruno y por lo tanto interesante. Y que no se me asusten los enemigos acérrimos de lo asiático, que sé que por estos pagos abundan. Ya que lo exótico, o mejor dicho lo típicamente japonés, brilla por su ausencia en estos cuentos. Si acaso alguna referencia a los tatamis como medida espacial dentro de una vivienda, pero poco más. Eso sí, ambientes cargaditos que recuerdan mucho a Kafka y también al
Moebius más experimental. Tampoco se nos escapan ciertas consonancias
con el realismo mágico latinoamericano, especialmente con la obra de
los premios Nobel Miguel Ángel Asturias y Gabo García Márquez.
Respecto a este último, Abe nunca ocultó la fascinación que le causaba la fantástica saga macondiana.
Dicho todo lo cual, para conclui9r os diré que de los siete relatos incluidos en esta
compilación el mejor es el que ya me había leído. Bueno, quizás a la par con el que abre el
libro y que se titula “El pánico”. Dos cuentos que, aún con su buena dosis de fantasmagoría, no resultan para nada inverosímiles. Y que además impactan por su actualidad pese haber sido
escritos hace ya más de medio siglo.
...¡hostias!,
ahora que lo pienso... el del perrazo también es tremendo!!!
En serio,
pasen, lean y disfruten...
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