Y
no
es ningún
juego de palabras ni mucho
menos
un
homenaje a la eurovisiva, a la par que olvidada, cantante y
presentadora valenciana. Todo
viene porque
los madrileños Toundra, la banda del momento para los chicos del Mondosonoro, decidieron
presentar
su nuevo
elepé en Valencia justo
ahí, en la sala Salomé -antes
Noise, antes Mirror, antes Cormorán, antes Roxy, antes...-
Porque al final el bolo no se celebró en la Rambleta como se había
anunciado. Y
no
entro
a cuestionar los motivos del cambio
de última hora, porque
lo
mismo me da que me da lo mismo. Y
es que Toundra se
cascaron un conciertazo de
tres pares de cojones e igual
hubiera
dado si
hubiesen
tocado donde inicialmente estaba
previsto. Es
la conclusión a la que llego tras haberles visto hacer ruido cuatro
o cinco veces en otros tantos escenarios. Porque si
hay algo seguro con estos
chicos es que el concierto va a molar y poco o
nada importan
las condiciones del recinto, los
horarios
y hasta la predisposición del respetable.
Además
el último
disco es
sencillamente
magistral.
Desde
esas evocaciones
al
mito japonés del kitsune,
tan presentes ya
en
la
bonita
portada
obra
de Chelsea Greene Lewyta,
hasta la introducción de una sección de cuerda
y
viento
en
varios
de los
cortes más celebrados de “IV”... Un aspecto este que pensaba no
mostrarían en el
directo
pero
que, para sorpresa de propios y extraños, no solo es
que lo enseñaran
sino que fue de lo mejorcito
de la noche. Lo
cual no supone
que Toundra hayan
perdido
ni un ápice de la contundencia marca de la casa. ¡Que
no se me
preocupe
nadie! Toundra siguen sonando a Toundra. Si
acaso
mejor. En este sentido si
que se
ha notado el cambio de guitarrista, pero
para bien.
Y
es que las
evidentes diferencias a la hora de rasgar
y aporrear de
éste con
el señor Girón, enriquecen
aún
más
una
propuesta ya
de por sí bastante rica.
Tras
volverles a ver en directo no me extraña que su legión de acólitos
vaya creciendo aquí y fuera de nuestras fronteras. Incluso da la
sensación de que su público ofrece, cada
vez más, un
perfil absolutamente
horizontal.
Lo cual no sé si acaba de ser bueno o no, aunque a ellos estoy
seguro que les vendrá de puta madre. El caso es que estos chicos son tremendos, continúan siéndolo y su
nuevo disco se postula desde ya como uno de los aspirantes a disco
del año. Ahí lo dejo.
Como
notas
negativas
estuvo la coincidencia horaria de este concierto con el de Bryan
Estepa, lo cual me impidió asistir a la puesta en escena de esa otra propuesta musical tan
diferente y a la vez tan interesante. Esperemos que el
filipino-australiano vuelva por estos pagos y no haya impedimentos
para poder degustar una buena ración de power-pop
de calidad. Y
por otro lado estuvo la imposibilidad de asistir al show
de
Our Next Movement, contundente banda valenciana cuya fórmula también
se basa en las progresiones rítmicas y arrebatos sonoros, que
fue la encargada de abrir la velada. Una lástima ya que enlatados suenan la
mar de bien y me hubiese encantado verles confirmar la alternativa.
Otra vez será.
Ahora os dejo con Toundra y la que podría ser la banda sonora ideal para el día que me entierren. Lo podéis anotar en mi lista de deseos...
A ver si es que quien se iba a pensar que a un seguidor de Toundra le podía gustar Bryan Estepa, sino seguro que lo hubieran cambiado de fecha. Yo ha Toundra los he seguido siempre en la distancia, vamos que jamás he escuchado un disco suyo de pe a pa y con insistencia.
ResponderEliminarY te juro como bien sabrás, que no es cuestión de gustarme o no gustarme. Que a mi hay cosas que me fascinan, que me gustan y que me gustan menos, pero pocas salvo las mierdas infecciosas que ponen en las radios comerciales y que anuncian el puto Spotify que deteste... y al tiempo. Estos meses estoy dando con cada joyaza del 2014 que ni tan siquiera me he puesto en serio con nada del presente año. Pero prometo ponere con ellos, lo que he escuchado me ha molado solo que al tiempo lo puteo a mi manera. No sea que se mal acostumbre,,,,,, saludoz!!