Este viernes y con motivo
de la primera fecha del tour de lanzamiento de su nuevo álbum "III V
VII", acudí hasta Valpo para encontrarme con los chicos de La Ciencia Simple. Actuaban junto a los bonaerenses Proyecto Da Silva en la Sala Rubén
Darío y en el marco del Ciclo LeRock, orquestado por las gentes del sello/grupo
de amigos LeRockPsicophonique. Asistía al evento con sumo interés y bastantes expectativas,
pero a ciegas. Y es que aún no había escuchado una nota del tercer álbum en la
aún corta trayectoria del quinteto santiaguino. Mi esperanza surgía de algún
punto entre los paisajes atmosféricos y aquellos ejercicios de intensidad
experimental que trufan sus trabajos anteriores. Muy especialmente en “II III V”
del 2016 al cual, lo reconozco, le he pegado unas cuantas vueltas. Afirmar que cumplieron
con creces. El nuevo material va más allá de lo esperado. Y qué decir de la
puesta en escena. Apabullante en lo sonoro. Y muy –pero que muy- emocional.
Tratándose de un evento
organizado para la presentación en sociedad de nuevo material, el setlist tan
solo podía venir integrado por esas composiciones. Los seis cortes del
mencionado “III V VII”, que así a bote pronto y tras darle un par de escuchas -amén
del directo que origina esta entrada-, suena más etéreo y ambiental que en episodios
anteriores. Menos duro, si se me permite la expresión, si bien, como ya he
mencionado, el show resultó bastante ruidoso y por momentos hasta furioso. Diría
que ahora hay menos huella de Explosions in the Sky o de mis añorados Duster,
por citar una influencia reconocida por la propia banda. Sin embargo, sí que se
respira algo más de lo ofrecido por el señor Wolfgang Voigt en sus proyectos “Pop”
y “Narkopop” y también de aquel post-rock primigenio personalizado en bandas
como Bark Psychosis. En algún momento del directo incluso percibí aromas
cercanos al “Rock Action” de Mogwai y aún más –mucho más- al glorioso disco homónimo
que firmaron los tejanos This Will Destroy You
allá por el 2007. El
shoegaze estuvo y está. Y bien que me parece.
Me gustaron especialmente los
recursos audiovisuales empleados. Proyecciones de patrones matemáticos sobre
fondos monocolor, en consonancia con la exploración rítmica y en perfecta
armonía con los conceptos musicales desarrollados. Muy especialmente durante la
exposición de esa suerte de experimento titulado “105”, que es el penúltimo
corte del álbum. Tremebundo. Como también, pero por otros motivos más
detonantes, con ese final a dos percusiones en -creo que era- “AM”. O con el desarrollo de
menos a más de “Noisetalgia”, por ahora mi canción favorita de “III V VII”.
Fantástica velada en compañía de una joven banda de la que espero bastante, visto lo visto y sobretodo oído lo oído. También participaron del "baile" Proyecto Da Silva, voluntarioso combo argentino que
fue el responsable de abrir las hostilidades. En una actuación irregular, que no
mala y que me dejó con un regusto agridulce. A ver, creo que la puesta en
escena fue buena. Técnicamente sonaron impecables. O casi. El problema es que
esa fórmula entre lo psicodélico y el electro-rock, no me acabó de llenar. Y encima
la voz del vocalista me recordaba a demasiadas cosas que no me gustan, lo cual acabó por sacarme del todo. Una lástima.
Y eso es todo.
Os dejo esto por aquí. Dadle una oportunidad.
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