¿Sabéis lo que es el Subbuteo? Valep …lo entiendo, ¿Quién
coño querría saberlo? Pues viene a ser una suerte de juego de mesa consistente
en recrear un partido de fútbol, con sus jugadores, sus porterías, su terreno
de juego y demás. Los equipos están compuestos por once jugadores (diez
figuritas de base cóncava o plana, según la marca fabricante, y un portero que
se maneja con un palo) que se deslizan sobre un paño verde rectangular, golpeándose
con el dedo con el objetivo de que le den a la pelotita. Si bien el fin
último es, al igual que pasa en el balompié, marcar el mayor número de goles
posibles y que no te metan ninguno, todo ello impulsando el balón con los susodichos
jugadores. La cosa, que puede pareceros fácil pero os aseguro que no lo es, sobretodo
si no has jugado en tu puta vida, acaba por transformarse en algo más aburrido
que “La passió d’Esparreguera”. Y os podréis imaginar que el espectáculo,
bonito -lo que se dice bonito- no es.
Vaya por delante que yo no quería participar. Y de
no ser por los abnegados esfuerzos realizados por un par de amigos en pos de
que jugase la
autoproclamada Champions
del Subbuteo, ahora en seguida
hubiese malgastado un sábado enterito. Y es que nos pasamos más de diez horas jugando
a algo que, como indica la fotito en la caja del juego, está diseñado para
niños de 10-12 añitos. Vamos que tan sólo nos faltaba hincharnos a gusanitos, peta zetas y flacs de lima-limón. … ah, ¡espera!, ¡¡¡gusanitos sí teníamos!!! En
fin, como veréis la cosa no podría ser más triste.
Para que os hagáis una composición de lugar,
imaginaos a once tíos mal afeitados de más de treinta años dándole leñazos a
futbolistas en miniatura vestidos con los colores de sus equipos favoritos. Y
todo por la honrilla de ser el menos patético de los allí presentes, oficioso
título al que servidor aspiraba. Para evitarlo, el que más y el que menos
interpretó las reglas del juego como le convino, por no mencionar a quienes hicieron
trampas a tutiplé para eludir la deshonrosa última posición. El caso es que,
gracias al arsenal de cervezas del que alguien hizo acopio, además de al mal
perder/ganar de alguno de los participantes, la cosa tuvo algunos momentos divertidos.
Como cuando un par de amigos se enzarzaron en una discusión sobre si la pelota
había entrado o no, o si era penalti o yo que cojones sé… ¡sin soltar la lata
de cerveza y el cigarro! Una estampa que merecía haber sido fotografiada para
la posteridad. Podría servir como imagen de portada de una nueva versión para adultos del jueguecito de marras, que podría comercializarse bajo el nombre de "Infrabuteo".
En fin no os voy a contar como terminó la cosa. Tan sólo diré que
nadie se pegó un tiro ni se lanzó al vacío desde el balcón, ni se colgó de una
viga del techo… Bueno y que, al final de la corrida, por lo menos no quedé el
último, que ya es algo.
Nunca mais.
Venga Suloki, seguro que te lo pasaste de P.M.
ResponderEliminarDemoledor...
ResponderEliminarAbsolutamente desproporcionado
ResponderEliminarja ja ja ... Sabía que le enantaría...
ResponderEliminarPor cierto, cuantos puntos hizo Vd.???
ResponderEliminar5 gloriosos puntos. Me saben a triunfo.
ResponderEliminar...me too!!!
ResponderEliminarQue risas me he echao con este post también impagable doctor Resmes!
ResponderEliminarJugué una vez a esto en casa de un colega y doy fe de lo que dices. Es un juego muy freak.
Me ha venido a la memoria algo que no puedo más que contarte.
Resulta que un viejo amigo al que hace mucho que no veo porque le pilló una veterana de la huevada y lo sacó de circulación, me dijo un día que tenía que jugar un partido de ascenso en la liga de botones. Yo flipé claro y le pregunté que coño era eso. Pues bien, fui a ver aquel partido a un bar gigantesco, atención! aquello era un sucedáneo del subbuteo, pero se jugaba con botones comprados en mercerias especializadas y les pintaban colores, número y nombre del 'jugador', se hacían esquemas tácticos (¿?), había árbitro, con silbato y camiseta a rayas blanquinegras!! y había categorías, trofeos, en fin lo más feraky que he visto nunca.
Pero es que lo mas cojonudo es que la mayoría de tipos que jugaban a eso eran unos calaveras de cojones como pude comprobar mas tarde al ir a tomar unas copichuelas, el que no era adicto a la coca, era un putero y el que no era un adicto al gimnasio con pinta de armario ropero (no sé que era mas impactante).
Que mundo tan extraño este, jeje.
Lo vuestro fue un descojone entre colegas, que seguro que os dejó imágenes inolvidables como tú bien dices, así que no reniegues, golfo! que todos llevamos un pequeño freak dentro...
Hostias sí, lo tuyo es más friki aún... ja ja ja.
ResponderEliminarY no hombre no, yo no reniego de esas cosas de hecho me convierten en mejor persona, más friki, pero mejor... ¡el que no se consuela es porque no quiere!
Un saludo crack!!!