Podría
decirse que con este tío empezó todo. Al blog me refiero.
¿Pero quién es este tío? ¿Y que tiene que ver con este espacio? Pues atiende al nombre de Arto Paasilinna y es, actualmente, el escritor finlandés más conocido fuera de sus fronteras y que me perdonen el brasas de Mika Waltari y su “Sinuhé, el egipcio”. Con traducciones de casi todas sus novelas a diferentes idiomas, entre ellos el castellano o el catalán. Y decía lo anterior porque, como alguno ya sabrá, Paasilinna es el padre de la criatura Sulo Remes –la “s” intercalada para conformar la locución en valencià es cosa mía- , protagonista de aquella divertida novela titulada “El bosque de los zorros”, que leí antes de crear esta bitácora. Solo por eso ya debo afirmar que estamos ante su opus magnum, si bien esta última afirmación está cogida con alfileres. Y es que de las treinta y tres novelas que componen la obra de este sexagenario lapón, tan sólo cinco han sido traducidas al castellano y me he leído dos. Por ahora. Aparte que de lengua finesa, pese a mis (ficticios) orígenes, ando justito.
¿Pero quién es este tío? ¿Y que tiene que ver con este espacio? Pues atiende al nombre de Arto Paasilinna y es, actualmente, el escritor finlandés más conocido fuera de sus fronteras y que me perdonen el brasas de Mika Waltari y su “Sinuhé, el egipcio”. Con traducciones de casi todas sus novelas a diferentes idiomas, entre ellos el castellano o el catalán. Y decía lo anterior porque, como alguno ya sabrá, Paasilinna es el padre de la criatura Sulo Remes –la “s” intercalada para conformar la locución en valencià es cosa mía- , protagonista de aquella divertida novela titulada “El bosque de los zorros”, que leí antes de crear esta bitácora. Solo por eso ya debo afirmar que estamos ante su opus magnum, si bien esta última afirmación está cogida con alfileres. Y es que de las treinta y tres novelas que componen la obra de este sexagenario lapón, tan sólo cinco han sido traducidas al castellano y me he leído dos. Por ahora. Aparte que de lengua finesa, pese a mis (ficticios) orígenes, ando justito.
Escritor, periodista, guardabosques, poeta y ecologista, Paasilinna publicó “El
molinero aullador” en el año 1981. Se trata de su octavo libro,
el tercero que aparecería traducido al castellano, lo cual no se haría efectivo
hasta el 2004, veintitrés años después del alumbramiento. Confirmando
todo lo bueno que aprecié en él con el mencionado “El bosque de los zorros” y en definitiva todo lo que se venía hablando desde que en 1975 y con motivo de la
presentación de “El año de la liebre”, su nombre comenzara a sonar. Asignándole la invención de la novela de humor negro ecológico. Una suerte de nuevo género
literario que, a día de hoy, solo está representado por él. Que yo sepa.
“El
molinero aullador” cuenta la historia de Gunnar “Kunnari” Huttunen,
un ignorantón que se traslada a un pueblecito de Laponia para desempeñar su
oficio. Este personaje tiene una peculiaridad que lo hace diferente a sus
vecinos y que le va a ocasionar el rechazo de estos: le gusta aullar por las
noches como un lobo. La cruz de Gunnar es la imposibilidad de reprimir esos
aullidos en los momentos de tristeza. Además posee otro don que le convierte en
un personaje especial: su inmensa capacidad de imitar tanto a los animales como
a los humanos.
Y así es como Gunnar, con sus aullidos e imitaciones, va a dividir al pueblo. Unos
-como el policía Portimo, la asesora agraria Sanelma Käyrämö, o el cartero
Piittisjärvi- se convertirán en sus compañeros y amigos; otros en cambio -como
Huhtamoinen, director de la Caja, la familia Siponen, el granjero Vittavaara o
el tendero Tervola- lo acosan y persiguen. Pero ese aullar y toda la mimesis no son sino pistas falsas que nos ofrece la
narración. La vida de Gunnar, de sencilla dedicación al trabajo, se ve lastrada
por una constante lucha contra las imposiciones, las apariencias y las
constricciones sociales de los que piensan que son cuerdos. De hecho, al final
de la historia, aquellos que se consideran juiciosos y por ello persiguen al
loco Kunnari, acaban convirtiéndose en los auténticos
desequilibrados, obsesionados en capturar a un simplón cuya única aspiración
vital consiste en ser feliz.
Así es como Paasilinna confirma su maestría en el arte de narrar el eterno
motivo de la persecución del hombre por el hombre. Especialmente la de aquellos
que rechazan la vulgaridad, la mediocridad o la aceptación de imposiciones y
compromisos sociales y que, según parece, protagonizan todas las novelas del
escritor finlandés. Además, su larga experiencia en los bosques le permite
enmarcar las historias en los frondosos parajes de Laponia, transportando a los
personajes a una naturaleza salvaje en la que el hombre actúa como un lobo con
sus semejantes. Todo ello narrado con un estilo directo, bizarro, rayano en lo
absurdo y ambientado en una sociedad como la finlandesa, que en muchas cosas nos
resulta tan lejana a los mediterráneos. Mejor dicho, os resulta… je je je.
Novela repleta
de momentos descacharrantes y que incluye una crítica poco disimulada a la
normalidad y las convenciones, al cargo de un autor especial e inimitable al
cual trataré de no perder la pista. No me extraña que sus seguidores se declaren
incondicionales.
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