Cenando
el pasado sábado, entre copita de Montsant y tercio de Alhambra, un amigo me hizo
recordar una de las mejores escenas jamás filmadas. Pasaje icónico en la historia del séptimo arte, que supongo se estudiará en las facultades de cine de medio mundo. Y si no debería... Se incluye hacia el final de esa obra maestra dirigida y protagonizada por el maestro Clint Eastwood allá por el 1992 y que se titula “Sin perdón”. Aquí os dejo esos gloriosos minutos de tamaño western crepuscular tal cual los he encontrado
en el youtube. Sirva de modesto homenaje a un gran actor y excepcional director al que en algún momento echaremos de menos.
“- ¿Quién es el dueño de esta
pocilga?
Tú, bola de grasa, contesta.
- Eh, yo soy el dueño de este local.
Se lo compré a Greely por 1.000 dólares.
- Será mejor que se aparte.
- Baje ese rifle, ¡quieto!
(¡¡¡BANG!!!)
- ¡Es usted un miserable y cobarde hijo de perra!
Ha matado a un hombre desarmado.
- Pues debió haberse armado
cuando decidió decorar su Salón con mi amigo”
“- Ahora voy a salir, si veo a algún cabrón ahí fuera, le mataré, y si a
algún cabrón se le ocurre dispararme, no solo le mataré a él, sino que mataré a
su mujer, a todos sus amigos, y quemaré su maldita casa, ¿Me habéis oído?
- Deberíais enterrar a Ned como dios manda... y como alguno de vosotros
vuelva a maltratar a otra puta, volveré aquí y os mataré a todos, malditos
hijos de perra”
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