lunes, 28 de octubre de 2013

Lou Reed (1942 - 2013)

Domingo 27 de octubre de 2013. No sé sí está fecha será recordada por muchos de nosotros dentro de unos pocos años. Lo dudo. Es lógico por otra parte. ¿Porqué habría de recordarse? No se ha producido, al menos que yo sepa, ningún atentado terrorista en la capital del mundo con miles de víctimas, fruto del cual el orden mundial se haya quedao tremolando. Tampoco han acontecido hitos deportivos que vayamos a rememorar de aquí a unos años -salvo que seáis seguidores del Atlético de Madrid y hayáis tenido la suerte de presenciar el primer gol oficial de esa estrella en ciernes llamada Óliver Torres). Y Justin Bieber, Lady Gaga y Beyoncé siguen bien, gracias... 

El caso es que sí es una fecha importante. Al menos para un servidor, que tendrá grabado a fuego este 27-O como el día en el que murió Lou Reed. El día en el cual nos dejó una de esas personalidades imprescindibles del arte a la que debo parte de mi educación cultural y no sólo cultural. Se nos ha ido un tipo grande, ¡pero que muy grande! Y como decía ayer un amigo, dejando tras de sí un vastísimo legado musical, poético y activista aún por descubrir (o re-descubrir). Hablamos del responsable de himnos como "Walk on the wild side", "Perfect day", "Vicious", "Venus in furs", "Sweet Jane", "I'll be your mirror", "Pale blue eyes" o "Heroin", entre otros muchos. Y es que Reed a muchos nos cambió la vida. Si bien no lo hizo de una forma directa o inmediata a través de sus canciones, a las que por edad llegamos algo tarde. Fue más bien a través de la alargada sombra que proyectó sobre cientos de bandas, muchas de las cuales se hayan en el panteón de dioses del rock de cualquier melómano de medio pelo. 

Resumir la vida del genio de Long Island a través de un puñado de canciones se me antoja ridículo. Elaborar una selección de sus mejores temas me parece innecesario. Agarrad cualquier disco de él, de cualquier época, el que os salga del nabo y ponerlo a rodar en vuestro reproductor. Disfrutad de lo que salga de ahí y agradecedle el regalo. No hay Lou Reed malo, nunca, como no hay sexo oral malo, ya sabéis. 

Yo ahora mismo estoy con el "Set the twilight reeling" (1996) uno de sus últimos y menos reconocidos álbumes de estudio, y aún así un disco enorme. Entre sus cortes destaca este "Hookywooky" con el que los Lehmann Brodas' diyéis (monstruos!!!) tenían a bien comenzar todas y cada una de sus sesiones. ¡Dios salve al Rey Lou!

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