Bajo
el reclamo de dar a conocer “las tramas mundiales del crimen
organizado” y utilizando en su promoción aquello tan manido de “el
libro más esperado de los últimos años”, apareció en las librerías de
Valencia este ensayo, reflexión, análisis periodístico del británico Misha Glenny. Y
como me pareció que podía resultar una lectura interesante, me agencié un
ejemplar.
El autor es un antiguo corresponsal de The Guardian y
la BBC para Europa del Este, por lo que se ha valido de su vasto
conocimiento sobre el terreno, así como de una extensa red de contactos y colaboradores
en los países del antiguo bloque comunista, para dar buena cuenta de la situación
en estas y otras latitudes. La idea del libro es muy sencilla. Demostrar la existencia de una conexión directa entre el crimen organizado y el proceso de
globalización en el que nos hallamos inmersos en base a ejemplos prácticos. Enfatizando
la relación que nosotros consumidores tenemos con las tramas y como, de forma directa
o indirecta, las fomentamos y/o mantenemos.
Así pues, “McMafia” se estructura
en cuatro partes: “La caída del comunismo”, “Dinero, oro, diamantes y bancos”, “Drogas”
y “El futuro del crimen organizado”. Cada una de ellas se subdivide en
capítulos para centrarse en la realidad mafiosa de una zona geográfica determinada.
Exponiendo como su actividad delictiva particular en el ámbito de las drogas, las
armas, los diamantes, la trata de blancas o los delitos informáticos trasciende
sus propias fronteras a través de alianzas e intercambios comerciales.
En este sentido, sirva un ejemplo
que aporta Glenny en el libro: el del Congo y el coltán. Material que por sus especiales características es un componente
básico y necesario para la fabricación de portátiles, móviles o consolas de videojuegos.
Ello supone que quien sea capaz de controlar las minas congoleñas obtenga pingües
beneficios. Tengamos en cuenta que el kilo llega a alcanzar los trescientos
dólares y que en el país africano se extrae más del 80% del coltán mundial. Ese
es el motivo por el que esa zona dejada de la mano de Dios sea una de las más
inestables del mundo, con continuos baños de sangre provocados por el ejército
de Ruanda, el de Uganda o las milicias hutus, en sus ansias de controlar
las minas. ¿Y quién de nosotros no tiene un teléfono, un ordenador o incluso
una PlayStation/Wii/XBox? ¿Nadie verdad? Y sí, lo siento, pero son productos bañados en sangre.
Sin embargo, el coltán tiene una propiedad especial que hace que todos nos sintamos aliviados. Cuanto más se
aleja de su lugar de extracción, o cuando más manufacturado está, más
rápidamente se disuelven las manchas de sangre.
Con todo, los capítulos que me han resultado más interesantes son los que
Glenny identifica dentro de “La caída del comunismo”. Se centran en las nuevas
realidades delictivas surgidas tras la desintegración de la URSS y Yugoslavia. El autor expone como un cúmulo de profesionales
excelentemente preparados, provenientes o relacionados con las esferas de poder
de los antiguos regímenes, han ido a engrosar las filas de corporaciones
internacionales del crimen. Podríamos citar aquí a Viktor Bout, de quien os hablé por aquí no hace tanto. También de los miembros de la Hermandad de Soltnsevo de cuyos tejemanejes nos da buena cuenta el libro. Y de la peculiar equidistancia este-oeste adoptada por el
Presidente montenegrino Milo Djukanovic con implicaciones en el contrabando internacional de tabaco, de la creación de nuevos estados como Kosovo o Transnitria cuyo presupuesto
depende casi en exclusiva del estraperlo, o del
fácil entendimiento alcanzado entre las mafias rusa y las de las distintas
regiones caucásicas, que contrastan con el frágil equilibrio político de la
zona –esto último muy relacionado con el actual conflicto en Osetia del Sur-.
Ya para cerrar, una reflexión que introduce el autor y que a un servidor le
parece la mar de interesante: “No es la globalización en sí misma lo
que ha estimulado el espectacular crecimiento de la delincuencia organizada de
los últimos años, sino unos mercados mundiales insuficientemente controlados,
como el sector financiero, o excesivamente regulados, como el sector agrícola y
el mercado laboral (…) la hostilidad de los EEUU, la incompetencia de la UE, el
cinismo de Rusia y la indiferencia de Japón se han sumado a la incontenible
ambición de China y la India por inaugurar una época dorada para las empresas
mundiales y la delincuencia organizada internacional.” Nada más que añadir…
Así pues un libro harto recomendable. Interesantísimo y yo diría que necesario, ya que explica de forma sencilla
y bastante educativa eso que algunos actores políticos han bautizado como “las sombras
de la globalización”.
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