viernes, 3 de julio de 2015

El modorro y demás

La rebeldía es la calidad del rebelde, la cualidad de quien se opone a la autoridad de forma activa o pasiva, del que se levanta ante la injusticia. Todos estamos en la obligación de ser rebeldes de una u otra forma. Es una obligación moral. Un deber para con nosotros y nuestros semejantes. Es por ello que debemos oponernos a los actos y procesos de los que tenemos plena consciencia sobre su ilegitimidad. Y ya sé que parece de perogrullo y hasta puede que lo sea, pero no viene mal recordarlo en estos días aciagos que nos toca vivir.
"Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, porque nadie me ha tratado con amor, porque nadie me ha querido nunca oír" que cantaba una afectada Jeanette. Rebelde porque no hay otra manera de vivir en este mundo plagado de injusticias. Debes serlo porque sino acabarás convertido en un tiralevitas, confirmando aquello de que este es el país del vivan las caenas.

Todo eso y mucho más debieron de pensar los autores de los relatos incluidos en "El modorro y otros cuentos libertarios". Personajes con orígenes y de trayectorias tan dispares como Rafael Barrett, Blasco Ibáñez, Flores Magón, Ernesto Herrera, Baldomero Lillo, Juan José Morosoli, Pi y Arsuaga, Azorín, Pi y Margall, Teresa Claramunt, Ricardo Mella, Herminia Brumana, Joaquín Dicenta, Octavio picón y Joan Salvat Papasseit.
Y es que detrás de una preciosa portada firmada por Manuel Sáez, encontramos veinte historias escritas entre finales del XIX y principios del XX, cuyo hilo conductor tiene que ver precisamente con el concepto de rebeldía. Con el ansia de libertad. Cuentos libertarios, como reza en el título, que reivindican ese valor esencial e imprescindible para cualquier sistema democrático. Cuestión esta que demasiados y no solo con el affaire "Grexit", parecen haber olvidado. Y es que la libertad no es eso con lo que se llenan la boca Rajoy & Cia día sí y día también, para goce de sus huestes y demás acólitos. Lo que estos cuentos plantean no son cosas rescatadas de un pasado lejano y ya olvidado, sino cuestiones que, a veces de forma diferente y otras no tanto, siguen candentes. No hace falta acudir hasta las escalinatas del Partenón para darse cuenta de ello.

Además de la referencia a los historetistas y a Manuel Sáez, es de justicia mencionar al resto de artistas gráficos. Y es que las fantásticas ilustraciones de David Gálvez, Jorge Pablo Hernández, Santiago Larrosa y Javier Lapuerta engrandecen aún más el impacto de los relatos que introducen.

Una gran lectura veraniega. Compradlo y por supuesto leedlo. O leedlo y después compradlo. Supongo que aquí también opera la milonga aquella de la propiedad conmutativa. Digo yo...

2 comentarios:

  1. Más razón que un santo sin hábito, la rebeldía o por lo menos el tirar por las vías secundarias #llámese, eso de razonar para encontrar otros puntos de vista, sin por ello tener que estar de acuerdo. Es el todo de cualquier cultura con hambre y canibalismo de eso... cultura.
    Lo jodío es que cuando lo haces en voz alta te suelen mirar mal. Está muy mal llevao eso de ser rebelde,combativo, o contario a lo general, pero solo por eso merece la pena levantar la voz. Apuntado queda el libro, de una larga lista que algún día completaré maese Sulo i... res mes

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