Con un
impactante diseño de portada, el perfil de unos cuchillos en color rosa sobre
un fondo negro -adaptación de un lienzo de la serie “Knives” de Andy Warhol-, se presenta
ante nosotros el “viaje al imperio económico y al sueño de poder de la
Camorra” realizado por el napolitano Roberto Saviano. Lo más
impresionante de todo es que escribió este libro, su debut literario, cuando
tan sólo contaba con 27 primaveras. Vaya, que decidió jugársela bien aun con
toda una vida por delante.
Fruto de las conversaciones con vecinos y residentes en la Campania, algunos de
los cuales son o han sido amigos suyos, además de un arduo trabajo de
documentación y estudio de diferentes sumarios judiciales en casos abiertos por
la fiscalía antimafia, Saviano ha sido capaz de denunciar la realidad de una
sociedad secuestrada por las bandas organizadas de delincuentes. O mejor dicho,
por la actividad delictiva en sí misma ya que detrás de todo lo que da dinero al sur de Italia están los clanes de la Camorra. Y a ese sistema te adhieres o
mueres. O huyes, como bien sabe él.
Es así como nos va desgranando los diferentes negocios que hacen fuertes a
los camorristas: el tráfico de drogas, el de armas, la extorsión a
empresarios y políticos, el mercado de las falsificaciones y el de la alta
costura “made in Italy”, las franquicias, la construcción, la captación
fraudulenta de ayudas europeas, el juego y la prostitución... Y por encima de todo,
para mi sorpresa, los enjuegues derivados del arte de hacer desaparecer
residuos industriales de grandes empresas del norte de Italia. Resalto este
último ya que, según parece, es el causante de que los clanes de Casal di
Principe, hayan amenazado de muerte al escritor. Anunciando
a bombo y platillo que no llegará a Navidades con vida.
Lo cierto es que Saviano no se corta un pelo y en el libro ofrece con todo lujo
de detalles los nombres y apellidos de los camorristas, así como las
localizaciones en las que desarrollan su actividad delictiva. Cuenta lo que ha
visto y vivido, lo que le han contado fuentes directas, lo que ha leído y ha
descubierto, y lo hace sin ambages, con rabia, revelándose contra ese sistema que
atemoriza a las gentes de Nápoles y alrededores. Su propia gente. No es casual pues que una de las consecuencias del éxito de esta novela haya sido que los clanes pusieran
precio a su calva.
Por si os da pereza leer, desde el pasado viernes está en nuestros cines la adaptación que de la novela ha realizado Matteo Garrone. Para ello, el director
romano ha metido las cámaras en los lugares originales en los que se
desarrollan cinco de las historias recogidas por el libro. Hablo de los
conflictivos barrios de Nápoles conocidos como “las casas azules”, “las casas
de los pitufos”, “los barrios españoles”… También en los talleres clandestinos
de Secondigliano, en el puerto de Nápoles o en la localidad de Casal di
Principe, capital de los temidos Casalesi. Premiada durante la pasada edición del Festival de Cannes con
el Gran Premio del Jurado, la película supone un acertado complemento a la
novela. Descarnada y fría, refleja en imágenes la dureza con la que se
desarrolla la vida de aquellos a los que le ha tocado ser actores, voluntarios
o no, de esta dictadura de los clanes. Una existencia abocada al silencio y al
cumplimiento de las estrictas reglas y códigos impuestos por la Camorra. Esto es tan cierto
como que dos de los actores amateur con los que contó Garrone, fueron
detenidos durante el transcurso del rodaje acusados de asociación mafiosa.
Con
todo no recomiendo el visionado de “Gomorra” si antes no habéis leído el libro
de Saviano. Podría pareceros caótica e imprecisa, cuando la historia dista
mucho de serlo. Supongo que por limitaciones variadas, Garrone solo desarrolla
unas cuantas historias, sin cruzarlas, sin la profundidad que requieren y alcanzan en las páginas libro. Tengo la sensación de que esa frialdad que mencionaba arriba, es autoimpuesta. El
director pretende reflejar, descarnadamente, pasajes de la vida de una serie de
personajes reales inmersos en el universo de la Camorra y poco más. Y
sinceramente creo que lo consigue. Si bien, entiendo que la película solo
funciona como complemento al libro. Tal vez no se entienda todo sin
haberlo leído antes.
El caso es que, a día de hoy, Roberto Saviano ha de moverse por el mundo
rodeado por seis escoltas. No pudiendo permanecer más de tres días en el mismo
sitio, cuestión que le ha llevado a tener que abandonar su tierra.
Independientemente de lo que le depare un futuro incierto, suponemos que a este
valiente napolitano, siempre le quedará el orgullo de lanzar al aire el grito
con el que cierra “Gomorra”:
“¡Malditos
bastardos, todavía estoy vivo!”
Ya para acabar citaré unas líneas
que se recogen en la página 233 del libro:
“El cemento. Petróleo del sur. Todo nace en el cemento. No existe
imperio económico nacido en el sur de Italia que no pase por la construcción:
licitaciones, contratas, obras, cemento, grava, mortero, ladrillos, andamios,
obreros... Este es el instrumental del empresario italiano. El empresario
italiano que no tenga la base de su imperio en el cemento no tiene esperanza
alguna.”
Y a mí que todo esto me suena tanto...