Ayer
tocó en Valencia un grupazo como The Intelligence y tan sólo eramos
22 personas -contadas por un servidor- viéndoles. ¿Cómo puede ser?
Era jueves noche, o juernes* como se dice ahora en neo-lengua, el evento se
celebraba en una sala con solera como el LocoClub y el precio de la
entrada no era excesivo, 10 euros, menos de lo que cuesta un cubata
en según que sitios. Sin embargo por allí no apareció ni
Cristo-pher y entre los pocos que fuimos tengo la sensación que más
de la mitad entraron por el morro
(reconocí a
peña de Wau y los Arrrrghs!!! y Los
Explosivos) y
además, algunos
no mostraron
demasiado interés por lo que se ofrecía.
Que estamos en crisis, eso lo sabemos
todos, pero no puede ser que esa sea la respuesta a todas las
preguntas. Porque la gente sigue saliendo a gastar y
sin ir más lejos, las calles anexas a la sala estaban petadas de
peña privando en las terrazas. Que sí, que hay crisis,
es verdad, pero
no creo que tan solo sea
económica. Y siendo
grave no es la
mayor de las
crisis que padecemos.
Enlazando
con esto último, hace poco más de un mes
el diario El País se hacía eco de un estudio de la Universidad de La Rioja en el que se obtenían conclusiones como estas:
“Los jóvenes españoles consideran la música como algo importante en sus vidas pero la escuchan de una forma superficial, a través de un consumo inmediato y no reflexivo, más individualizado y determinado por las nuevas tecnologías digitales; sin soportes físicos, a través de canales gratuitos en Internet –sobre todo con Youtube– y a partir de canciones sueltas de sus artistas favoritos [...]”
“Y aunque los jóvenes aseguran sentirse más identificados con la música cantada en inglés, los músicos más conocidos son españoles, con Melendi y Estopa a la cabeza. Entre los internacionales, eligen a David Guetta, Rihanna y Coldplay. Además, se les facilitó un listado con medio centenar de bandas españolas y extranjeras para sondear su grado de conocimiento; el 72% aseguró desconocer por completo a Wilco, el 52% a Radiohead y el 49% a Depeche Mode.”
“[...] la situación es parecida a lo que ocurría hace 20 años (...) pero, a diferencia de antes, cuando había que hacer un verdadero esfuerzo, ahora tienen toda la música y la información totalmente accesible a través de Internet. Hay una clara falta de inquietud en ir mas allá, la música representa una especie de ruido de fondo. Hemos visto que aunque Internet es el soporte principal de escucha, al final solo lo usan para escuchar la misma música que emiten las radiofórmulas”.
Y
luego está el
postureo
en todas sus formas, con
el hipsterismo
vacío
de contenido a
la cabeza. Sí, esa “nueva” moda que supone que los niñatos se
calcen camisetas
de grupos que no
han escuchado en su vida, o que las niñatas acudan
a festivales a lucir el palmito porque es shuuuuper cool, sin
importarles lo que esté sonando en los diferentes escenarios.
Y eso es lo que hay.
Aunque bueno, sin
que sirva de consuelo, podemos ver que en todas partes cuecen habas.
Ya
para acabar con este tema y por
no cargar todas las tintas sobre la plebe, diré que hay
otros
que
también
tienen algo de culpa en
lo que está pasando.
Por ceñirme a lo que ocurrió anoche:
¿era
necesario comenzar el concierto a las 23:40 teniendo teniendo en
cuenta que estábamos
en
víspera
de día
laborable? O sea, programamos el evento a las 21:30, luego, el mismo
día lo cambiamos a una hora más tarde y no contentos con eso
le decimos a los músicos que retrasen
su salida otra
hora. ¿Estamos locos o que pasa?
¿Pensabais
que
con eso
la sala se iba
a llenar?
¡Que la gente curra coño! Y el que no curra, pues a lo mejor no
puede permitirse conciertear o simplemente no está de humor. En fin
Serafín, lo dejo... vayamos a lo que interesa.
Como
he dicho anteriormente tocaban
The
Intelligence. Unos
tipos de Seattle
que
cultivan
un
estilo
que les
emparenta con gentes como Ty Segall o los maravillosos Thee Oh Sees
(de los que os hablé ayer en el último post sobre el Primavera). Venían con su último disco debajo
del
brazo, “Everybody's got it easy but me”, con el que crítica y
público -excepto en Valencia, visto
lo visto-
han caído rendidos a sus pies.
Un
disco en el que se incluyen cañonazos como este:
...o
esta otro:
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*Comentaba Wittgenstein que los lenguajes privados son imposibles así que, ¿para que coño inventar conceptos incomprensibles? ¿Que mierda es esto del juernes? El jueves es jueves y siempre será jueves, porque si se convierte en viernes pues será viernes y no jueves, ¿no? Hala, hasta luego corazones.
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