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7.
Thee Oh Sees (Sábado, escenario ATP)
Glorioso
descubrimiento el de estos californianos. Si bien, poco de fortuna
hubo en ello. Si a alguien le he de agradecer el deleite que
supone escuchar a Thee Oh Sees es a Bboyz quien, en su impagable labor de promoción a todas aquellas buenas bandas que pululan en el planeta, los incluyó en alguna de sus listas de recomendaciones. La
banda de John Dwyer ofreció un show de esos que quitan el sentío.
Garage y frenesí, ritmo y energía, hitazos suficientes para parar un
carro y así hasta cerrar con la increíble “I come from the mountain” y reventar de éxtasis. Y eso que todo estuvo a punto de
irse a la mierda cuando, ya en la última parte de la actuación, Dwyer
amenazó con irse si un par de mónguers de la primera fila no
deponían su actitud.
8.
Crystal Castles (Sábado,
escenario Ray-Ban)
A
ver, su último disco es una auténtica pasada, mientras que los
anteriores no pasan de buenos
(Punto 1). Y el concierto tuvo mucho de lo viejo y poco del disco nuevo (Punto 2). Así
que, aunque
tan
sólo
fuera por eso, la actuación de los Crystal Castles no podía colmar
mis altísimas expectativas. Conste que entiendo
la opción elegida, dado el perfil mayoritario entre los allí
presentes. Pero me da rabia, porque
su último disco -mucho
más
oscuro y
pesado-
es el responsable directo de mi
acercamiento incondicional a la
música de estos canadienses.
Con
todo y con eso no fue un mal show, más bien al contrario. Con
un
público
entregado desde el minuto uno, cuando abrieron con la brutal
“Plague”, el
dúo de Toronto
se dejó
la vida para corresponderle. Y esto último lo digo muy
en
serio. Hasta
el punto que pensé que Alice Glass,
en su entrega, podía
palmarla allí
mismo.
Y es que la escuálida vocalista de Crystal Castles es un puto torbellino sobre el escenario...
¡y
bajo el escenario! La
tía se
pasó casi todo el concierto lanzándose a un público enfervorizado
que, para sorpresa de
propios y extraños,
no hizo ninguna barbaridad. Al
final se despidieron a la francesa (¡mal!), tras unos escasos 40
minutos de actuación que supieron a poco (¡muy mal!) y sin tocar
“Insulin” o “Kerosene” (¡¡¡aún peor!!!).
9.
Menomena (Jueves, escenario Vice)
Tras superar iniciales problemas de sonido, la
banda de Portland acabó ofreciendo un bolo bastante
sólido.
Aunque he de decir que las canciones
del anterior disco “Mines”
sonaron bastante mejor
que las de su más reciente “Moms”.
Tal vez sea -aunque sólo tal vez- que “Mines” es
mejor disco. Je ne sais pas... en este punto cedo la palabra a los menomenistas. Se
echaron
en falta algunas canciones como “Tantalus”
y también algo más de chicha en Justin
Harris a las voces, que no al saxo donde estuvo genial.
Na'
que ver con el bataca
– vocalista Danny Seim, impecable
toda la noche. Eso
sí, demostraron ser una de las bandas
más interesantes del panorama actual por propuesta musical, que no
sé si es muy original,
pero desde luego sí muy especial.
10.
Toundra (Jueves,
escenario Vice)
Intensísimos y agradecidos,
como siempre. Durísimos, aunque menos que en otras ocasiones. Se
echaron en falta más subidas y vueltas de tuerca al grito del señor Girón. Y las guitarras sonaron un pelín apagadas. Una pena, aunque con la que liaron la última vez que les vi en el Rock City, el nivel estaba demasiado alto como para superarlo. Eso sí, lo pasé bien
y la gente con la que iba -algunos de ellos veían a Toundra por primera vez-
también. Sin embargo hay que reconocer que su propuesta
post-metalera luce más en sala.
11.
Neurosis (Viernes, escenario ATP)
Muy
bien. Súper intensos. Fueron capaces de crear una atmósfera
atronadora como pocas veces he presenciado. Muy emocionante, porque
me retrotrajo a otra época de mi vida, más jovencillo y con la cara
como una pizza por culpa del acné. Aunque con algo de tristeza,
porque descubrí que esa época ya la tengo superada y no sé si
quiero volver. A expensas de lo que sienta cuando les vea en algún
recinto cerrado, algo más alcoholizado y predispuesto a headbangear,
ahora mismo les prefiero en disco.
12.
Mount Eerie (Sábado, escenario ATP)
Ufff...
¡Que putada de concierto! Podía haber resultado algo mágico y se
quedó a medias. No por culpa de ellos, me refiero a Phil Elverum y a
sus chicas, sino de la organización del Primavera Sound. No tiene
nombre donde los ubicaron, en al ATP, junto al Heineken y justo a la
hora en la que tocaba Adam Green & Binki Shapiro. Por culpa de la
proximidad, de la hora y, supongo, del puto aire que corría en
nuestra dirección, todo el jolgorio del show de Mr. Green se cargó
la actuación de Mount Eerie. El propio Elverum se quejó sobre el
escenario, si bien, al final y para que no pareciera que se excusaba,
nos agradeció por estar allí a las siete de la tarde presenciando
un extraño concierto que, a todas luces, hubiera merecido un mejor
trato. Que pena. Me hubiese encantado disfrutar de este Varg Vikernes
de la americana en circunstancias más favorables.
13.
Guadalupe Plata (Sábado, escenario Ray-Ban)
Aún
con el solecito en tó lo alto y algún atisbo de calor, nos metimos entre el
numeroso público para bailonguear con el blues histriónico y
machacón del trío de Úbeda. Dejaron bien alto el pabellón,
defendiendo con arrebato y pasión su fórmula, tan de moda
últimamente. Los tipos tocaron guarro, pero sobretodo con la
intensidad que aquellos bluesmen de los años veinte que alcanzaran éxito
y fortuna al otro lado del charco.
14.
The Breeders (Viernes,
escenario Primavera)
Llegamos
tarde y por eso tan solo las pude ver/escuchar -bastante alejado y
casi de refilón- un ratito de su show remember the 90's. Que alegría
verles homenajear aquel álbum tan fundamental para mí titulado
“Last Splash”... “drivin' on 9... you could be a shadow...beneath the street light... behind my home..." Morriña de la wena.
15.
Dinosaur Jr. (Jueves, escenario Primavera)
Pese
a que son uno de
mis
grupos de referencia, uno de los pocos de su época
que aún se mantienen
dignamente,
es
evidente que su
mejor tiempo ya pasó. Y
sí, vale, ya sé que no he descubierto la pólvora con esta
afirmación, pero es que no lo habría tenido tan claro de no
haberles visto en este PS. A ver, la sola presencia de J. Mascis en
plan guitar hero y de Lou Barlow en plan bass master impacta. Como el hecho de que tan solo tres
tipos sean
capaces de generar todo ese ruido. Pero me pareció todo como
viejuno. Un ejercicio de quiero ser joven y hacer cosas de
jóvenes, ¡pero no puedo! Sí, ya sé que en las crónicas se dice lo
contrario, que el señor Mascis esta hecho un chaval, así que debo
ser yo, que soy bastante miope y no me entero de la misa la mitad. Obviamente debía
verles y, probablemente, si se ponen nuevamente a tiro lo volveré a
hacer, pero os mentiría si contara que la sensación fue absolutamente placentera. Me alegró mucho el que recuperaran
varios de sus clásicos y también que incluyeran esa versión
raruna
del
“Just like heaven” de The Cure. No
tanto la patochada de finalizar tocando algo de una desconocida banda
de hardcore -de cuyo nombre no quiero acordarme- cuyo cantante subió al escenario para poner las voces
(¡¡¡o
los gritos!!!)
16.
Swans (Viernes, escenario Ray-Ban)
Megadecepción.
Un plomazo de concierto. El maravilloso “The Seer” no se merecía
una puesta en escena tan pobre. La banda de Michael Gira no estuvo a
la altura y desaprovechó el privilegio de ser una de las pocas que
pudieron tocar durante más de una hora. A toro pasado tampoco puedo
decir que todo me pareciese una mierdaca, aunque no por el concierto
en sí, sino porque el material del que partían era tan bueno que
siempre queda algo por rescatar. Sin duda uno de los Razzie del último PS.
17.
Bored Spies (Domingo, Parc de la Ciutadella)
Insulso, desabrido y hasta
tedioso. Y eso que me lo curré de la hostia para, un poco antes de
regresar a Valencia, asistir a su performance en el parque. Viaje en
balde. Lástima, porque enlatados me habían sorprendido. Eso y que
uno le tiene un respeto a Seam, banda que lanzó a la fama a SooYoung Park, miembro fundador de estos espías aburridos que aburrieron hasta
a las ovejas.
18.
Chucho (Sábado, escenario Primavera)
Chucho mandrango que se diría en mi pueblo.
Nunca me apasionaron. Encima sustituían a Rodriguez. Y tocaron en el Primavera y con bastante viento, un escenario que ya de normal suena
bastante rarito. Les vi malamente y en tránsito hacia refugios más
gratos. En algún momento sonó “Magic” y no estuvo mal.
19.
The Jesus & Mary Chain (Viernes, escenario Heineken)
La
actuación de The Jesus & Mary Chain puede resumirse en una pregunta
que debió rondar por la cabezota de los hermanos Reid: "¡¡¡¿pero que
coño estamos haciendo aquí?!!!" Porque los tíos son buenos músicos,
sobretodo porque tienen más tiros pegaos que Harry “el sucio”,
pero han perdido el alma (si es que alguna vez la tuvieron). Y es que
dieron en todo momento una sensación de incomodidad y/o desidia. De
estar allí por que hay que estar, trasluciendo incluso cierto mal
rollo entre los hermanísimos y el resto de músicos. No hubo canción
de su repertorio (que fueron casi todas las grandes), que no
masacraran con su pose de mierda. Vale que nunca fueran la alegría
de la huerta y vale que su propuesta dista mucho de ser festiva, pero
no sé, me esperaba algo más de entrega. Tienes aquello petado de
gente que ha venido a verte a ti, así que no procede actuar con ese
desdén. "Vergonya, caballers, vergonya!!!" ¿Que ya estáis de vuelta
de todo? Pues muy bien chicos, otra vez os quedáis en casita jugando
al parchís, haciendo calceta o lo que cojones os guste hacer,
mientras nosotros seguimos deleitándonos con vuestros álbumes. Es
verdad que, muy al final, intentaron animarse. Pero ya era demasiado
tarde.
20.
Orchestra Poly-Rythmo du Cotonou (Sábado, escenario Ray-Ban)
No
puedo hacer un análisis concienzudo de este concierto porque estuve
muy poco tiempo en el. Se supone que daban el toque de multiculturalidad que mucha
gente espera de un festival de estas características, haciendo afro-beat con mucha actitud sobre el escenario y altas dosis de
entusiasmo. Desde luego el suficiente para que todo bicho viviente se
entregase a mover el esqueleto. La pena es que a mí ese rollo no me
acaba. Tampoco me gusta el ska, que le vamos a hacer. Como diría Salvatore en "El nombre de la rosa" "penitengiazite".
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Poco más puedo decir del Primavera Sound 2013. Bueno, que me
perdí a Savages, a Dope Body y a Django Django
por
culpa de tardanzas propias y ajenas.
Y también
a Blur, aunque
esta vez fue por
culpa del solapamiento horario. Otra
vez será.
Y hasta aquí llegó la chapa. El año que viene más.
Me alegro que te gustasen THEE OH SEES, para mi fue uno de los grandes junto al de MULATU y THE DRONES. La pena fue no poder echar una tertulia cerveza en mano, aunque bien pensado la tarea era difícil si uno queria no perderse los conciertos.
ResponderEliminarHaber si un año se les ocurre a la organización hacer un "aplec" de asistentes para debatir puntos de vistas... jejeje
Lo de Mulatu es una pena, porque me había planificado verle, pero, como el año anterior, el auditorio se me atragantó. Pero sí, tienes razón, lo de las cervezas/tertulia es lo peor. Otra vez será... Seguro.
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