Según
los de la
RAE un
macaco es
un
cuadrumano muy parecido a la mona Chita, pero más pequeño, con cola
y el hocico saliente y aplastado. Por otra parte en ciertos
países de América Latina como Chile o Cuba, si te dicen que eres un
macaco, te están llamando feo y deforme. In
Spain,
hasta donde me llega el intelecto, se asimila macaco a mono
chiquitito y es utilizado en demasiadas ocasiones como insulto
racista.
Y
como
seguro sabréis a los macacos, a los monos y a
los primates en general, les
gustan mucho los plátanos.
De
ahí que un pre-mental
de 25 años, entrenador de chiquillos
para más Inri, decidiera
que lanzar un plátano a
Dani Alves era
una estupenda manera de provocar al fino
lateral
del FC
Barcelona.
¡Se
quedaría contento el tontoloscojones!
Pues que le aproveche, porque
le ha salido el tiro por la culata.
A
quien más ha perjudicado la acción es a sí
mismo, quedando retratado como lo que es, un racista de mierda.
Supongo que el tipejo tampoco se esperaría la repercusión que iba a
tener su acto. Pero que se joda, ¡haberlo pensado antes!
Todo
fundamentalmente porque, contra todo pronóstico, la reacción del
brasileño del Barça
fue para
quitarse
el sombrero.
Recogió
el plátano lanzado por el
mónguer
de
turno,
lo peló y, desafiante como es él, se lo jaló antes de lanzar un
córner. Y este
simple gesto, que podría
haber pasado desapercibido en el marco de un mundo
en el que,
lastimosamente, se
sigue
consintiendo
el
racismo, obtuvo un enorme eco mediático.
Hasta el punto de
que
innumerables personalidades del mundo de la farándula, el deporte y
hasta la política, se han
mostrado
en las
redes sociales
comiéndose una
banana
en
apoyo a Alves y por
extensión en favor de la
lucha contra
el racismo. Y hasta aquí todo
fenomenal.
Incluso la rápida reacción del CD Villarreal, club responsable del
estadio en el cual se produjo este asqueroso acto. No
habían pasado ni dos días desde el incidente y el energúmeno ya
estaba identificado, expulsado del club y puesto a disposición policial.
Pero como
pasa casi siempre, ni
todo es rosa en el amor, ni todo lo que brilla es oro.
Y
es que la
cosa se habría quedado aquí y este menda no tendría nada más que
alegar de
no ser por el propio Alves.
Me
contentaría con haber
alabado
la
reacción de
crack,
afear
el comportamiento del racista y exigir que tanto la sociedad civil
como, muy
especialmente,
quienes
tienen
responsabilidades en esta materia,
se pongan las pilas en un asunto como el del racismo que apesta de
lo más.
Pero ha sido Dani quien no ha querido dejarlo ahí. Lenguaraz como
siempre, el
lateral
derecho titular de la canarinha
ha soltado por su boca lo que no
está escrito.
Y
en esa espiral se han colado algunas sandeces. Como
cuando le ha dado por afirmar que aquí,
se
entiende que en
España, donde lleva la
friolera de once
años residiendo
y se supone que conociendo
a gentes de todo tipo y condición, somos
todos una panda de racistas. Vamos, que nos
vendemos como un país del primer mundo pero que no... que estamos muy atrasaditos,
vaya. Y ciertamente lo estamos, no
seré yo quien lo niegue, pero
no única ni mucho menos principalmente por un tema como este. Y no es cuestión de
establecer comparativas con su país de origen u otros que ahora, a
través de la prensa e incluso las redes sociales, tratan de darnos
lecciones. Porque aquí hay actitudes
racistas
que hemos de condenar y
atacar
y no
debemos
escudarnos en el hecho de que otros también padecen
esta lacra.
Incluyendo
al
país de origen del afectado, en
donde, según me cuentan, no están para tirar cohetes -tan
solo recordar la polémica elección de la pareja de presentadores de la gala del sorteo de grupos del Mundial de Fútbol 2014-.
Tampoco
es consuelo.
Pero
no
todos somos racistas. Ni unos hipócritas como Daniel Alves. Y aquí
quería yo llegar.
Un
tipo que recurriendo
al viejo truco de confundir la parte por el todo, nos pretende
dar
lecciones sobre algo para lo que no está legitimado.
Wow!!!
Ya
lo sé, estáis flipando.
¿Cómo
que no está legitimado para denunciarlo?, pensaréis.
Si
un tipo que ha sufrido el racismo en sus propias carnes no lo está, ¿quien coño
lo
está?
Pues quien es coherente y lo denuncia tanto cuando lo padece él,
como cuando lo padecen otros a
su vera.
Aquel que no se calla como una puta cuando eso ocurre tan solo porque
en
ese momento no
conviene
a
sus intereses
y colores
(entiéndase
que no
hablo
del negro
o
el
blanco, sino del
blau
i el grana
y por
encima de todo
del
morao
de los billetes de
quinientos).
Y sí amigos, os hablo del vergonzante
affaire
“mucho morro” protagonizado
por Sergio Busquets y Marcelo. ¿Lo
recordáis? Pues
sí,
ahí
estaba de actor secundario don
Daniel
Alves, que no fue
capaz de decir ni
mú
y
eso que,
según
el
mismo cuenta,
es intimo
amigo
de Marcelo y tal... Se ve que el lateral izquierdo del Madrid no es
lo
suficientemente
negro como para merecer la consideración de "hermano" por parte de Dani el bocachancla.
Eso
o que hay negros de primera y de segunda, y el pelucón no es más que
un negro de mentira, como aquellos personajes
que aparecían
en las
películas de D. W. Griffith.
En
fin Serafín, pa'
que seguir...
Enlazando
con esto también pensaba comentaros algo sobre la actitud de un amigo de Daniel. Me refiero al falso humilde que mea colonia, ahora comandante de la Bestia
Negra munichesa. Pero entre lo sucedido ayer noche en la capital bávara y lo reflejado en
esta columna de opinión firmada por Alfredo Relaño, que suscribo de
pé a pá, mejor me lo ahorro y de paso quedo como un señor.
Ya
para acabar y darle sentido al título de esta entrada, que podría
estar suscrito por algún imitador de tercera de John Le Carré, vamos
con lo de Tito Vilanova.
Joer
que pena. En
serio, que mazazo. Se lo comentaba el otro día a un colega vía Facebook.
Venía en un taxi, medio pedete después de un buen festuki
y
en la radio estaban hablando de ello. La verdad es que casi se me
saltan las lágrimas. Y sí, lo sé, no debería ser tan importante,
al fin y al cabo, el fallecido no es alguien cuyos méritos le den para
trascender. ¿Y qué?
Descanse en paz.
Y
hasta aquí hemos llegao... Que no es poco.