El miércoles fue el gran día. Y es que desde que adquirí la entrada en mayo, nada más enterarme de su visita, contaba las horas para asistir a uno de los conciertos más esperados de todos los tiempos por este melómano regulero y peor bloguero. ¡Los putos Jayhawks! Unos tipos a quienes ya me había perdido en unas cuantas ocasiones. Y no solo a ellos como banda, sino también y por diferentes motivos, a Gary Louris en solitario, a Mark Olson también en solitario, a Louris con Olson, a Louris con el tío de Golden Smog, a Olson con la country-woman noruega, etc etc... Así que tenía bien claro que de esta vez no iba a pasar.
El asunto es que mi relación con la banda de Minnesota fue y en parte aún es algo complicada, lo cual justifica varios de esos desencuentros. Y es que algunos de sus discos, muy especialmente el “Rainy Day music” y en menor medida “Smile”, me retrotraen hasta momentos del pasado que no sé si quiero recordar. Con todo y con eso, la belleza de sus composiciones, la calidez de sus voces, esas melodías a las que es imposible resistirse y silbar hasta que se te salgan los dientes, hacen que al final siempre acabe perdonándoles unos pecados de los que ni siquiera son responsables. Y así es como mi adoración por ellos va in crescendo. Hasta el punto de que hoy día y gracias a sus canciones, el recuerdo de aquellos días nublados viene acompañado de una enorme sonrisa.
Yo no sé vosotros pero para mí, lo mejor que han publicado los Jayhawks hasta el momento se condensa en el mencionado “Rainy Day Music” y en el monumental “Sound of Lies”. Y sí, ya lo sé, es jodido dejar fuera de mención al “Tomorrow the Green Grass” o al “Hollywood Town Hall”, ¿pero que queréis? Estamos hablando de una de las mejores bandas de rock surgidas durante los últimos veinticinco años. Todo lo que han hecho es bueno. ¡Y lo que harán! De eso estoy seguro. Están tocados por una varita mágica y sus pedos, que también se los tiran -véase el “Mockingbird Time”-, huelen a flores. E questo e vero.
Cuento esto porque, curiosamente, el concierto del miércoles estaba consagrado, o al menos así se deducía de la campaña promocional, a revisitar todas aquellas canciones de los Jayhawks incluidas en los tres discos en los que la banda no contó con la presencia de Mark Olson. Y dos de ellos son las dos joyitas mencionadas aquí arriba, mientras que el tercero es el “Smile”, al que también me he referido aún más arriba. Vamos, que la cosa no podía pintar mejor.
Y no hubo pedos. Ni uno ni medio. Tan solo cantos celestiales emitidos por un genio acompañado de otros tantos genios. Desde la maravillosa “I'm gonna make you love me” con la que abrieron fuego, hasta la gloriosa”Tailspin” con la que cerraron. Por el medio se colaron “All the right reasons”, “Angelyne”, “The eyes of Sarahjane”, “Trouble”, “Big Star”, “Save it for a rainy day”, “Think about it”, “The man who loved life”, “Smile” o “Somewhere in Ohio”. Más de hora y media de himnos inmortales en la que hubo tiempo hasta para recuperar alguna delicatessen como “Blue” o “Waiting for the sun” incluidas en el “Tomorrow the Green Grass” y el “Hollywood Town Hall” respectivamente. Además de incluir una versión de Neil Young y un par de los Golden Smog, banda liderada por Kraig Johnson, también miembro de la actual alineación de los Jayhawks.
En definitiva, un enorme espectáculo del cual salí eufórico. Pelos como escarpias. Emoción con mayúsculas. Es por ello el que afirmo y que creo que puedo hacerlo sin riesgo a equivocarme, que los Jayhawks son la banda más grande que ha parido madre. ¡Hala! Ya lo he dicho. 'sagerao que es uno. ¿Y qué?
Aquí abajo os dejo el tracklist casi integro de la noche. Pa' que se os pongan los dientes largos.
Aquí abajo os dejo el tracklist casi integro de la noche. Pa' que se os pongan los dientes largos.