lunes, 11 de mayo de 2015

La mujer del bombero

Fantástico cuento el que da nombre a esta enorme compilación de relatos de Richard Bausch. Autor norteamericano demasiado a la sombra, en mi opinión, a tenor de las indudables virtudes que alumbran una prosa siempre exquisita, luminosa y para nada relamida. Detallista solo lo necesario y repleta de atronadores silencios. Una escritura que, bajo la superficie de las palabras, esconde y disfraza un mundo que nos resulta próximo por su cotidianidad y ello a pesar de la enorme distancia –no solo física- que nos separa de aquella orilla del Atlántico.

El caso es que en esta bitácora ya se habló de Richard Bausch, aunque de eso va para cinco años, así que probablemente ni lo recodéis. Por aquel entonces dediqué unas líneas a una deliciosa novela corta sobre los horrores de la II Guerra Mundial titulada "Paz". Un libro que me gustó y disfruté, pero que para nada anticipaba muchas de las virtudes que sí encontramos en “La mujer del bombero”.  

La de la mujer del bombero es una de esas historias de vidas ajenas, nada extraordinarias, en las que no es difícil reconocerse. La de una mujer, lo cual puede parecer extraño al ser Bausch un hombre cuya obra ahonda en cuestiones apegadas al particular universo de los sentimientos. Pero no lo es. Para nada lo es. Entre otras cosas porque, si bien las mujeres copan los roles principales de practicamente todos los relatos, quien realmente los protagoniza son las frágiles relaciones interpersonales. Así de abstracto pero a la vez tan concreto. Los mil y un peligros que acechan a las relaciones entre padres e hijos, entre amigos, entre hermanos y, por supuesto, entre parejas. Y eso nos lo muestra Bausch a través de un joven matrimonio a punto de desmoronarse, de un cura a quien sorprende su afecto por un compañero que está a punto de morir, de una extraña pareja que en su luna de miel pasa de la broma al recelo con pasmosa facilidad, de tres hermanas que se reunen para decidir qué hacer con una madre senil, del hijo de un pintor alcohólico que sin embargo es capaz de sentir cierto orgullo por lo que tiene, de un famoso escritor que desprecia el modo de vida de sus hijos y sin embargo necesita de ellos, de aquel mitificado pistolero a ojos de un chaval a quien decepcionará un tiempo después, de una joven viuda que se esfuerza en normalizar la relación con unos suegros incapaces de pasar página, o de otra joven pareja demasiado pagada de su misma como para percatarse de que lo suyo es menos importante que lo conseguido por otros de quienes hacen burla...

Un libro bien bonito relacionado con los afectos y que da que pensar. Deja un regusto triste pero dulce y al final hay un pequeño espacio para la esperanza. Hay bastante del Dios Carver en él, pero aún más de su discípulo Richard Ford.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...