Esta es la conocida frase fijada en la desgarrada camiseta de Richard Hell, uno de los miembros
originales de Television. Aquel que, en palabras de Malcolm McLaren, sirvió de
inspiración para crear la imagen de sus Sex Pistols y por ende del punk a la británica,
vendido a medio mundo como el único y verdadero. Hay en este libro una anécdota relacionada con eso, relatada por
el propio Hell, que nos da buena cuenta de cómo estaban las cabezas por aquel
entonces. Parece ser que un grupo de enfervorizados punks neoyorquinos se le
acercaron para preguntarle si quería que hiciesen realidad el lema de su estampado.
Y es que a veces la actitud se nos puede ir de las manos.
Esta y otros cientos de historias son las que se cuentan en “Por favor, mátame – La historia oral del punk". Narración coral compilada y estructurada por Legs McNeil y Gillian McCain en la que se da cuenta del nacimiento de este movimiento musical y más allá. En boca de muchos de sus protagonistas, pero también y especialmente a través de los actores secundarios de la escena. Es decir, de los sufridos mánagers y abnegados roadies, de reputados fotógrafos y productores, groupies y amantes de todo tipo y condición, amigos, medio-amigos, medio-enemigos y directamente enemigos que nos descubrirán las obsesiones, perversiones y debilidades de las estrellas.
Comenzando a finales
de la década de los sesenta por la Gran Manzana y con una de sus bandas insignia, la
Velvet Underground de Lou Reed y John Cale, con la colaboración inicial de Nico,
Warhol y todos los personajes pululantes en el entorno de la Factory. Más tarde
con Patti Smith y su banda de acompañamiento, los New York Dolls, Television con o sin Richard Hell, Johnny Thunders & The Heartbreakers, los Dead Boys y hasta
los Dictators traídos desde Cleveland por los chicos de la revista “Punk”.
Siguiendo por el Detroit de los MC5 y de Iggy y sus Stooges, con el partido de
los White Panthers y el loco de John Sinclair.Y acabando en el Londres de
Malcolm Mclaren, con sus Sex Pistols, pero también con los Clash. Todo ello
para esclarecer el proceso de alumbramiento de este heterogéneo movimiento.
Una completa
retrospectiva que te atrapa y no te suelta hasta mucho después de finalizarla. Trepidante,
asombrosa pero también decepcionante en lo que se refiere a comprobar que
tal número de obras maestras hayan sido creadas por tipos tan vulgares y hasta miserables.
No hay nada de épica en lo que se nos cuenta, tan solo agitación, exhibicionismo,
divinidad mal entendida, decadencia y muerte. Y es que, en torno al ochenta por ciento de los
participantes del relato ya transitaron hacía el otro barrio y no precisamente por muerte natural.
Un libro diría que imprescindible para cualquier melómano que se precie de serlo.
Un libro diría que imprescindible para cualquier melómano que se precie de serlo.
------------------------------------------------------------“¿Por qué lo llamamos Punk?La palabra punk resumía todo lo que nos gustaba. Las borracheras, las cosas desagradables, la inteligencia sin pretensiones, el absurdo, las cosas divertidas, irónicas, y todo lo que hiciera referencia a la parte más oscura del individuo.” *
*Cierto que, a parte de gamberro, rufián, jovenzuelo, de baja estofa, la palabra punk también identifica a una mujer que ejerce la prostitución, o, en un contexto carcelario, al hombre utilizado como un compañero homosexual.
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