El pasado viernes y como despedida del interesantísimo ciclo LeRock del sello chileno LeRockPsicophonique,
actuaron Sistemas Inestables en la Rubén Darío de Valparaíso. Aprovechando
para presentar ante el público porteño su reciente lanzamiento “O”. Un mini-epé
compuesto de tan solo cuatro cortes y en el que se aprecia esa mezcla de
sonidos etéreos, bizarras estructuras math-rockeras
y secuencias electrónicas, que viene a ser la impronta sonora de la banda santiaguina.
Lástima que tan solo yo y un par de paracaidistas más pudiésemos disfrutar del
concierto. Y tiene cojones la cosa, porque encima el evento era gratuito.
En fin…
Antes fue el momento de que Nicolás
Aimo sacara a relucir su set de sintetizadores, secuenciadores, ritmos electrónicos y todo la retahíla de efectos sonoros. El músico argentino también venía a mostrar su nuevo
material. El que viene incluido en su segundo trabajo, “Punto Simultáneo”, una obra
conceptual y electrónica que sonó a un volumen elevadísimo dentro de la sala. Con todo y aunque hubiese celebrado que el sonidista hubiese afinado más, me gustó bastante el show. Vamos que en general me convenció, saliendo de allí satisfecho.
Desde luego mucho más que con lo ofrecido por el trío chileno. Demasiado preocupados en generar capa sonora tras capa sonora tras capa... y así ad infinitum. Amén de experimentar en el marco de esos largos pasajes instrumentales repletos de subidas y bajadas y subidas y bajadas... y cosas que se enroscan entre sí y entre asá ad nauseam... Eso sí, el sonido impecable. Por cierto que, en algún momento del bolo, se cascaron unos duelos de percusiones que me hicieron recordar esta mierda maravillosa:
Desde luego mucho más que con lo ofrecido por el trío chileno. Demasiado preocupados en generar capa sonora tras capa sonora tras capa... y así ad infinitum. Amén de experimentar en el marco de esos largos pasajes instrumentales repletos de subidas y bajadas y subidas y bajadas... y cosas que se enroscan entre sí y entre asá ad nauseam... Eso sí, el sonido impecable. Por cierto que, en algún momento del bolo, se cascaron unos duelos de percusiones que me hicieron recordar esta mierda maravillosa:
Regusto agridulce que no empaña lo
interesante y necesario de propuestas como esta. Ni el fantástico trabajo de
un sello al que debemos cosas tan buenas como las que sonaron por aquí.
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