jueves, 7 de febrero de 2013
Una peli bonita
Como estoy un poco harto de encenderme comentando toda la mierda que salpica la actualidad de este país, hoy voy a cambiar el chip. Así que, excepcionalmente, esta entrada va sobre algo bonito. Toca hablar sobre una película dirigida por Ang Lee titulada “La vida de Pi” (“Life of Pi” - 2012).
“Joder, ¡vaya peli ha ido a elegir este menda!…Como si no hubiera películas en cartelera mejores que esta… ¡Menudo pastelón!…” Okey brodas’. Tenéis toda la razón. Y el que tiene razón, pues tiene razón. Pero dejad que me explique. A ver… A nadie se le escapa que “La vida de Pi” es una película amable creada con la finalidad de que todo tipo de público salga del cine medianamente satisfecho (lo cual también tiene su mérito). Y que la manera de plantear la historia, una tragedia convertida en una maravillosa aventura onírica a los ojos del protagonista, ya está bastante vista. De hecho esto mismo ya había sido abordado de forma bastante exitosa por Tim Burton en “Big Fish” (2003), por Roberto Beningi en “La vida es bella” (“La vita è bella” – 1997), por Jean Claude Lauzon en “Léolo” (1992) y, en cierta forma, por Jaco Van Dormael en “Toto, el héroe” (“Toto le héros” – 1991). Lo que diferencia a “La vida de Pi” de esta últimas se debe a las técnicas utilizadas. A como Lee y su equipo estiran hasta lo imposible los recursos del medio cinematográfico. Y es que se hace raro salir del cine con la sensación de que el realismo mágico es tan mágico y además tan real. No es una locura suponer que, con el paso del tiempo, esta película se verá superada por otras muchas que incorporarán nuevas técnicas y/o recursos que enriquezcan la experiencia fílmica. Pero a día de hoy, es justo reconocer que “La vida de Pi” es un hito de la imagen como conexión con lo maravilloso y lo imaginario.
A parte de esto “La vida de Pi” viene a ser la historia sobre la necesidad de creer en un poder más elevado. Aunque, contradictoriamente (o no), el mensaje tiene más de espiritual que de religioso. Más que creer en Dios nos habla de creer en nosotros mismos, en nuestro interior… como tuvo que hacer Pi para poder sobrevivir a un naufragio en medio del océano, en el cual se verá recluido dentro de un bote salvavidas y con la ingrata compañía de un tigre de Bengala. A pesar de lo dicho, tengo mis dudas sobre si he interpretado correctamente el arsenal de símbolos introducidos por Ang Lee (basándose en la novela de Yann Martel). Me da un poco igual. Porque lo interesante del film, lo que lo hace diferente y por eso recomendable, es lo que os comentaba en el párrafo anterior.
Por cierto que no lo he dicho: es absolutamente indispensable verla en cine. En pantalla pequeña debe perder un montón.
Ah! y una aclaración final. Aunque pudiera parecerlo, no es esta una película sobre animales que hablan y actúan como seres humanos. Sí, ya sabéis, esas que suelen programar Telecinco, Antena 3 y Cuatro los domingos en la sobremesa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hombre, creo que por esta vez y sin que sirva de precedente, estamos medianamente de acuerdo.
ResponderEliminarA mí también me pareció una película bonita. Pero, quizá sean interpretaciones mías, leyendo esta apreciación en tu texto, noto cierto "retintín" en ello. En fin, que lo que vengo a decir es que para mí, fue una película bonita sin que por ello se le tenga que restar calidad. Hacer algo bonito de verdad, no es fácil (tampoco en el cine). No sólo me refiero a sus imágenes, que rayan entre lo onírico y lo real, ni por su historia que también se confina entre un drama tremebundo y una fábula inconcebible. Sino también, y como bien apuntas, al mensaje espiritual que aporta. Durante la peli, no tenía claro si el mensaje era más bien religioso, cosa que evidentemente, no me llegó. Pero casi al final, en esa escena en que el indio plantea lo de las dos historias, y le pregunta "¿qué historia prefieres, la primera (animales) o la segunda (la real); y al contestarle la primera, el protagonista le dice: "pues eso es Dios". Aquí me queda claro que no habla de otro Dios que de el que anida en las pequeñas cosas, y por extensión, en nosotros mismos.
Ah! Y gracias por la aclaración final... Ya te vale, acabas de darle una idea a Walt Disney para remasterizar la peli. Jeje!
B.
No no, retintín ninguno, me gustó. Lo que pasa es que a mí, este tipo de películas no me suele gustar, pero últimamente me pasa como con la comida, que me lo trago casi todo.
ResponderEliminarPos eso.
Salut B.