Porque sobre eso nos habla este libro titulado “Historia
de un servidor”. De las miserias vitales que rodean la vida de un millonario triunfador
con casa en la Gran Manzana. Su nombre Steven Grey y viene a ser el típico
capullo al que le han puesto las cosas demasiado fáciles desde que era un niño.
Alguien que, además, se beneficia continuamente de esa máxima que reza “dinero
llama a dinero”, consiguiendo que todo en la vida le sonría. Pero como os
imaginareis no es oro todo lo que reluce. Y para eso tenemos al amigo Eddie,
poeta ruso exiliado que lucha por abrirse camino en el mercado literario, amén
de beneficiarse de las “bondades” del capitalismo. Un tipo que ejerce como
mayordomo del ricachón y que nos va a relatar las verdades del barquero. El tal
Eddie, nuestro narrador, no es otro que el Eduard Limónov del que nos hablaba
Emmanuel Carrère en su última novela. La misma a la que dediqué esta elogiosa entrada. Un majadero dotado de una divertidísima y corrosiva pluma.
Como dejé escrito en aquella entrada, descubrir sobre la
existencia de un autor a través de su biografía, en lugar de haberlo hecho antes
a través de sus obras, no parece lo más adecuado. Pero
bueno, nunca es tarde si la dicha es buena. Sobretodo
cuando al abrir esa puerta uno se topa con un universo tan fascinante como el de
este escritor, político y sobretodo vividor nacido en la antigua
URSS allá por el año de la catapún.
Según parece, la odisea vital de Eduard Limónov lo llevó hasta
Nueva York en donde residiría por unos años. Allí pasará por todo tipo de
penurias hasta que consiga ingresar en el servicio doméstico de Mr. Grey. Justo
es ese periodo de la vida de Limónov lo que nos cuenta este libro.
El porque un
semi-indigente con mucha cara dura y muy poca vergüenza acaba siendo el
mayordomo de un tipo que recibe en su casa a jeques, grandes escritores,
senadores de los EEUU o grandes industriales de medio mundo, lo tendréis que
descubrir vosotros mismos leyéndoos el libro. El caso es que sí, lo conseguirá y
así es como acaba reinando en un fastuoso palacete a orillas del río Hudson. Sí,
sí, habéis oído bien, he dicho reinando porque eso es lo que hace Eddie en la
casa del millonario, comportarse y vivir a cuerpo de rey. Vale que no es más
que el mayordomo pero ¿y qué? Sobretodo cuando su situación le permite estar
más cerca de todo aquello que anhela: el lujo y las mujeres. Y así es como pasará
esta etapa de su vida: enamorándose de mujeres inalcanzables (o no tanto),
odiando a su jefe y a toda su casta, pontificando sobre la necesidad de una
revolución violenta, bebiendo vinos y licores de 1000 dólares por botella, fumando habanos, drogándose, follándose todo
lo follable (y hasta lo no follable), engañando a todo Cristo y criticando tanto
al régimen comunista como, muy especialmente, al capitalismo y al tan cacareado
american way of life.
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