En la presentación de la colosal adaptación que de “El Paraíso Perdido” de Milton ha realizado Pablo Auladell, el propio autor nos confesó que durante el proceso creativo había intentado mantenerse absolutamente ajeno a las iconografías creadas tanto por Gustave Doré, como por William Blake. Fue hace más de un mes en la librería Bartleby de Ruzafa y en ese encuentro, el ilustrador alicantino remarcó que no lo hizo por una cuestión de soberbia, sino para evitar sentirse intimidado. Visto el resultado, muy bien por el alejamiento. Porque “El Paraíso Perdido” de Auladell es una obra dotada de una iconografía propia e independiente de la de otros, deliciosa en sus formas y colores y muy, pero que muy Auladell style.
Y eso que el encargo tenía su aquel. No me quiero imaginar la dificultad que debió de suponer recrear en imágenes ese complejo universo poético-narrativo, tratando de respetar la estructura creada por Milton allá por el Pleistoceno Medio. Si bien, Auladell también se tomó sus licencias a la hora de contarnos el origen de la caída de Satán a las tinieblas y de los hombres en el pecado original. Otro gran acierto. He dicho que la obra nació fruto de un encargo pero no fue exactamente así. Y es que, a tenor de lo que nos explicó el propio autor, hubo varios encargos que se sucedieron en el tiempo. El primero se remonta al año 2010 y fue de la mano de Huacanamo. A esta editorial dedicada fundamentalmente al mundo de la poesía le debemos un primer tebeo, que se correspondería con lo que hoy es el primer capítulo de “El Paraíso Perdido”, titulado “Satán”. Los otros tres se gestaron tiempo después y a raíz de otro encargo, este de la editorial Minos. Su intención era que Pablo Auladell retomara la obra donde la dejó y concluyese la adaptación de este clásico de la literatura inglesa. Al final la cosa no funcionó demasiado bien. Lo que no quita que el ilustrador se lo currara y tras un denodado esfuerzo que se alargó varios años, concluyese la obra que ahora publica Sexto Piso.
Un enorme y bendito esfuerzo que ha dado como fruto una auténtica virguería literaria. Porque “El Paraíso Perdido” de Auladell es una puta maravilla. Libro referencial para cualquier amante de la buena literatura, independientemente de si profesa amor o no por el variopinto mundo de la historieta. Y es que “El Paraíso Perdido” se devora, deglute y hasta rumia con sumo placer. Enhorabuena pues para su autor y también a la editorial. El libro les ha quedado bien chulo.
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