Ya hace años que venimos asistiendo a la consolidación de una corriente
involucionista dentro del mundo del fútbol -y del deporte
profesional en general-. Salida de los laboratorios ideológicos del
empresariado más caradura y de esos chiringuitos montados por
caza-recompensas profesionales también conocidos como “agencias de
representación de jugadores”, amparada por poderosísimos grupos
mediáticos, esta ideología va impregnándolo todo. Como
representante de esos empresaurios, aquí en nuestro país tenemos a Don
Florentino Pérez, ingeniero y político además de
presidente del grupo ACS y del Real Madrid C.F. De entre los caza-recompensas
destaca el lisboeta Jorge Mendes, representante de futbolistas que
gestiona la compañía de representación Gestifute, asesora al
fondo de inversión deportivo Quality Sports Investment y colabora
con la agencia norteamericana Creative Artists Agency. Dos tipos
prepotentes, cobardes y egoístas, de los que no aceptan una crítica
y mucho menos un no por respuesta. Gente que se cree un regalo de
Dios a la Tierra y por lo tanto no están en disposición de
rebajarse a discutir con aquellos a quienes consideran currantes de
usar y tirar. Todo sea por un bien superior, su cosmovisión y su
cartera -y no necesariamente por ese orden-, a mayor gloria de su
ego.
La
última del dúo cómico hispano-portugués consistía en, una vez
destruido Casillas, una vez humillado y expulsado quien es y será
por méritos propios mucho más grande que ellos dos juntos, traerse
hasta las oficinas del Berbabéu y al coste que sea -que pa' eso pagan los
socios- a David De Gea. Un buen portero, no lo cuestiono, pero que
acaba contrato a final de esta temporada y por lo tanto queda libre para negociar con quien le pretenda. Pero las comisiones
son las comisiones compay y ahí hay demasiado botín como
para dejarlo pasar. El caso es que la “jugada maestra” implicaba
un daño colateral: la defenestración de Keylor Navas, otro buen
portero, al menos tanto como lo es De Gea.
Parecía que, como
siempre, estos dos se iban a salir con la suya. Poco importaba que el
Bernabéu se hubiera posicionado en favor del guardameta tico en la pasada jornada de liga. Tampoco el que a Keylor,
en principio, no le hiciera gracia el cambio de destino. Lo cierto es
que aparte de la visión “privilegiada” de Florentino y los
“fantabulosos” juegos de manos de Mendes poco importaba nada.
Porque al Real Madrid, o sea, a su director deportivo de facto y asociados, era esto lo que les rotava. Ese era el fichaje galáctico
para el 2015. Y ahí comenzó la guerra civil de cada veranito. Pero esta vez
y sin que sirva de precedente se han topado con otro infausto
personaje dentro de este mundillo balompédico, cada vez más asqueroso. Ese es don Louis van
Gaal, un tipo que por catadura no me explico como aún no ha sido
llamado a filas por Florentino -vía Mendes-, quien se transformó en la horma del zapato de Flo y Jor.
A
continuación viene la historia por todos conocida. El negociete por
los aires. Igualmente, la comisión de don Jorge y el ego del “ser
superior” al garete. La marca Real Madrid a tomar por culo. El
portero titular desnortado y es que, amén del ninguneo sufrido,
ahora tiene que quedarse con la mitad de sueldo que le prometía el Manchester y con el destemple de saber que está donde no le querían. ¿Y
De Gea? Pues De Gea con Van Gaal y la promesa -alegal- de seis
millones de prima por fichaje en el alero, quedando en lo económico
y en lo profesional ciertamente tocado. En fin...
Un
amigo igual o más madridista que yo me lo comentó ya hace tiempo:
"Modelo muerto, compadre". Muerto no... lo siguiente. Y es
que esto no se sostiene. Florentino y sus palmeros se han convertido
en una turba de figurantes de cualquiera de las temporadas en The Walking
Dead. El problema es que las criaturas ni tan siquiera se han dado
cuenta. Bueno, Mendes sí y vaya si saca provecho de ello.
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