Mi
idilio con la banda de Carles Chiner no viene de tan lejos. Por el
motivo que fuese, no fui capaz de apreciar toda la grandeza de aquel
“El Temps del Llop” hasta verles teloneando a Joan Miquel Oliver
en el TEM, hace ya más de un año. Un disco
con un cancionero
que destacaba por encima de todo, por esa
solvencia mostrada a la hora de adentrarse en senderos poco
frecuentados por la música en valenciano (Con honrosísimas
excepciones como Senior i el Cor Brutal y en menor medida Arthur
Caravan). Me refiero a esa deriva bluesera, a ese acercamiento al
imaginario del rock sureño y en menor medida a la americana, que tan
bien se compenetra con la calidez mediterránea en un
más que notable álbum de debut.
El caso es que ya entonces me pareció y así lo deje escrito en mi crónica al concierto, que si la cosa no se torcía, lo de Gener podía terminar siendo algo muy grande. Y vaya que sí... Lo que no esperaba es que el crecimiento fuese tan rápido. Y es que “Oh! Germanes”, es mucho más que un disco de confirmación, que también. Es un disco casi redondo en el que la banda de Benaguasil deja atrás el blues-rock originario para acercarse a la psicodelia, a los mundos del soul, incluyendo ciertas relecturas en clave góspel, con la maravillosa garganta de su front-man haciendo diabluras. Un trabajo sumamente rico e instrumentado, frondoso y hasta recargado, en el mejor sentido que se le pueda dar al término, en el que supone un pleno acierto la introducción de un coro femenino. Sin duda uno de los mejores álbumes del pasado 2016. El 20 de mi lista concretamente. Aunque con un poco más de margen, podrían haber alcanzado el top ten con facilidad.
El caso es que ya entonces me pareció y así lo deje escrito en mi crónica al concierto, que si la cosa no se torcía, lo de Gener podía terminar siendo algo muy grande. Y vaya que sí... Lo que no esperaba es que el crecimiento fuese tan rápido. Y es que “Oh! Germanes”, es mucho más que un disco de confirmación, que también. Es un disco casi redondo en el que la banda de Benaguasil deja atrás el blues-rock originario para acercarse a la psicodelia, a los mundos del soul, incluyendo ciertas relecturas en clave góspel, con la maravillosa garganta de su front-man haciendo diabluras. Un trabajo sumamente rico e instrumentado, frondoso y hasta recargado, en el mejor sentido que se le pueda dar al término, en el que supone un pleno acierto la introducción de un coro femenino. Sin duda uno de los mejores álbumes del pasado 2016. El 20 de mi lista concretamente. Aunque con un poco más de margen, podrían haber alcanzado el top ten con facilidad.
Con
estos antecedentes, ¿cómo faltar a la presentación del álbum en
La Rambleta? Pues eso... El evento, que se celebró el pasado viernes
noche en pleno temporal valenciano, tuvo un lleno absoluto, lo cual
aún es más meritorio dadas las circunstancias. El equipo se
presentó sin bajas, alineación completa con Carles Chiner a
la cabeza,
junto a
Pasqual
Rodrigo, Enric Alepuz, Vicent Todolí, y César Castillo, además de
las chicas de “Las Reinas Magas”. La velada sirvió
para poner en valor los
once cortes incluidos en “Oh! Germanes”. Un
repertorio entre el que me cuesta elegir una canción favorita. Con
todo y a pesar de que la cagué ubicándome en un lugar bastante
mejorable para la audición, que no para el visionado, he de decir
que brillaron con luz propia ese “Vudú contra els senyors de la
guerra”, “Qui t'estima”, “Les dones”, "Pel jardí de les espines", “La reina de
l'oceà” y como no lo más parecido a un single/jitazo que contiene
un álbum tan conceptual como este. Os hablo por supuesto de ese
“Convencionals” que, según parece, ha traspasado barreras (y
prejuicios) idiomáticos haciendo las delicias de algún crítico de
más allá de la
Foia de Bunyol.
Sorprendentemente
hubo espacio
para recuperar cositas
del pasado e incorporar algún que
otro extraño
homenaje. Muy acertado en el caso de la revisión de “Valents” o
“A contrallum”, ambos
cortes incluidos en “El Temps del Llop”, pero
no tanto en la elección de covers. Y es que uno esperaba ver
aparecer por allí esos ecos a la Simone, a
Jeff Buckley,
o ya
puestos a Grizzly Bear, por
poner una
terna de
evidentes a la par que eminentes influencias en
el nuevo
sonido Gener. Desde luego algo más refinado que ese “Girls just
want to have fun” con el que dieron por concluido el show y
que, he de reconocer, no me gustó.
Por no hablar de esa suerte de mash-up con el “Doo Wop” de Lauryn Hill como protagonista, que
no me pareció para nada acertado.
Con todo y pasando por alto esto último, disfruté del concierto de la que, pienso, es la mejor banda en activo de esta terreta. Larga vida a Gener, sí señor.
Con todo y pasando por alto esto último, disfruté del concierto de la que, pienso, es la mejor banda en activo de esta terreta. Larga vida a Gener, sí señor.
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