Cuentan
que la nave Curiosity, que se encuentra orbitando alrededor de Marte
desde
no se sabe cuando,
se canta el cumpleaños feliz a sí misma todos los años. Estamos
ante el que, probablemente, sea el aniversario más triste de todo el
sistema solar. O no. También está el de los protagonistas de
“Ultraligero”
(Rasmia Ediciones, 2016) primera incursión en el mundo de la novela
de Iván Rojo. Por cierto, un
libro
que
se
presenta
en
una
edición muy cuidada,
con
una bonita cubierta protagonizada por una pintura original de Manuel
Sáez.
La
vida del hombre pájaro, nuestro protagonista principal, es la de
alguien hastiado de vivir. Al menos de vivir de esa forma. Y es que a
fuerza de padecer algunos de los sinsabores que sufren a diario
tantos
seres humanos, ha acabado
convirtiéndose en
una persona desesperanzada
con una
vida monótona y más
bien aburrida.
Nuestro héroe consume los días sorteando la apreturas económicas
entre cervezas, partidas al FIFA y cópulas a desgana. Eso cuando no
le toca ir a trabajar a uno de esos curros de
mierda
con los que se gana el pan. Bueno, también le gusta pasear sin
destino conocido. Y hasta observar pájaros, para catalogarlos
sirviéndose de los conocimientos adquiridos a través de alguna guía
ilustrada. Todo eso a la espera de que llegue el fin. El momento en
el que se produzca ese gran incendio negro que debe acabar con todo y
con el que lleva soñando desde hace tiempo.
Sin embargo, su horizonte vital cambiará cuando, de manera fortuita,
se tope con nuestra
protagonista
femenina.
La
herida es una mujer rota por fuera pero sobretodo por dentro. Alguien
cuyo deterioro físico se antoja insuficiente para reflejar cuan
grande es su vacío interior. Su vida es anodina, por decirlo
suavemente. Porque más que viva, nuestra heroína se haya en los
márgenes de la vida. Aquejada de una tetraplejia consecuencia de un
terrible accidente, si se mantiene en
este mundo es
porque alberga la esperanza de cumplir con el último
deseo
de su hijo. Acudir hasta Estaca de Bares, en la costa gallega, donde
confluyen el Cantábrico y la masa oceánica del Atlántico. El mayor
corredor migratorio de aves de Europa.
Y
aquí es donde se unen los destinos de ambos
en
una
suerte de
viaje redentorio con el que concluye “Ultraligero”.
Un tránsito hacía esa soledad alada que tanto ansiaba la Pizarnik.
Y
eso es “Ultraligero". Gran
novela de temática cotidiana, fiel a ese estilo cultivado durante
años por el autor en su obra poética y también en los relatos.
Historia cruda y hasta descarnada en la que, cómo no, hay un pequeño
espacio para la esperanza. Y con ese tremendo final... Que por algún
motivo ha hecho aflorar en mí las mismas emociones que después de
leer este
poema de Iván, incluido en su último poemario “10.000 caballos de
guerra” (Versátiles editorial, 2016):
“Un descomunal oso de peluche
más amarillo que el sol
cuelga por las orejas
de un tendedero
a la altura de
Cádiz 44.
Las entrañas de espuma
le asoman por un agujero en el abdomen.
Pero él sonríe, sonríe de pinza a pinza.
Una especie de dios extraño y observante,
de una amabilidad siniestra,
cuya presencia en el cielo
confiere al tráfico,
a los peatones,
a los comercios,
a la ciudad entera,
un aire de irrealidad.
Como si todo lo que sucede aquí abajo
fuera un juego.
Como si todos nosotros
fuéramos los juguetes
de un niño cruel
y perfecto
como solo un niño puede serlo.
Probablemente así sea.
El
poema se titula “Juguete Roto” y es uno de los
cincuenta y dos que
integran esta maravillosa compilación. El
cuarto libro publicado por
el
patraixero
tras “Pantano” (Sven Jorgensen – 2014), “La vida salvaje” (Rasmia – 2015) y la novela “Ultraligero”
reseñada más arriba. Otra buena
muestra del
universo normcore
a la valenciana en el que tan bien se desenvuelve el autor.
Realismo
magro y a la
vez lírico
-¡y hasta
onírico!-,
algunas veces
despiadado, que
nos remite a lo
mejor del género. Y es que el hombre sigue ensanchando sus
horizontes literarios y algunos os lo estás perdiendo. No te hagas
eso. Debes leer al Rojo.
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