Tras la historia de “Altered
Carbon”, nueva propuesta de ficción distópica de la factoría Netflix, se
encuentra Richard K. Morgan, escritor inglés ganador del premio Philip K. Dick
precisamente por la novela en la que se basa esta cosa. Porque lo digo ya, la
serie es una de las mayores mierdas que me haya echado al gañote por siempre jamás.
La cosa va de copiar lo malo
de “Blade Runner” (1982), si es que la obra maestra de Ridley Scott contiene
algún desperdicio en sus casi dos horas de metraje. Para que me entendáis, “Altered
Carbon” es 100% cyberpunk, que es el
peor insulto que se le puede decir a un escritor, a un cineasta, a un artista
gráfico y hasta a un trabajador de la Obra Social de La Caixa. Y es que
aquella letanía que nos martilleaba con lo revolucionario de la obra de William
Gibson y demás gualtrapas cyberpunkarras…
“La mayor revolución temática y conceptual producida en el mundo del sci-fi, desde que Asimov se pusiera a
juntar letras hasta arriba de ácido”… Pues como que no… Esta serie de Netflix, como le ocurre al jodido "Neuromante", es
un fake colosal al que Orson Welles
hubiera dedicado una más que merecida segunda parte de su glorioso documental “Fraude”
(1973).
Por decir algo diré que el
prota se llama Takeshi Kovacs (¡hasta el nombre es malo!) y es una suerte de
sicario filósofo, denominado de alguna otra forma pretenciosa y enredada para
que mole más. El tipo va cambiando de cuerpo a lo largo de los años y es que,
en este futuro molón las carnes no son más que meras fundas que se pueden ir sustituyendo
si uno dispone del capital necesario. Al tipo lo contrata un gilipollas de
manual, que además presume ser el hombre más rico del mundo, para que investigue
su propio asesinato. Sí chicos, al tío se lo cargaron pero fue capaz de renacer
en otra vaina humana ya que en el maravilloso mundo del carbono alterado uno
puede hacerse copias de seguridad de uno mismo por si las moscas. Somos todos discos
duros con patas. El futuro era esto.
Y básicamente esta mierda es “Altered
Carbon”. Una imitación de baratillo de los mundos del agente Deckard y sus replicantes,
al calor de la estimable secuela dirigida por Villeneuve el pasado 2017. Neo-noir que podría venir firmado por la
mismísima Sandra Barneda, repleto de filosofadas
dignas de Jorge Bucay, con mucho confeti y hasta luces de discoteca pero sin un
Chimo Bayo que nos alegre la fiesta.
Más mala que pegarle a un
padre con un calcetín sudado. Huir de ella como de la peste.
Y esta es la primera entrada
que os envío desde Valpo, con amor. No me lo tengáis en cuenta.
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