“Signifique lo que eso signifique, concluyo que la mejor manera de afrontar la rueda de prensa es utilizando mi propio apellido: Bravo.
Bravo puede significar lo que cada uno quiera interpretar –decía Prieto-. Es una palabra positiva y a la vez determinante, tajante igual que festiva. Transmite mano dura a la vez que optimismo. Significa aplauso, significa fuerza, significas TÚ… y contigo, todos. España. Una perfecta declaración de principios. Para cualquier pregunta, tu postura es… Bravo. La nueva imagen de la Selección. Un nuevo espíritu.
Así que ese es el plan que debo seguir esta mañana: llevar la rueda de prensa como tantas otras, con naturalidad; pero si me hacen alguna pregunta difícil, yo digo: Bravo.
Lo importante es la actitud con la que lo diga. Si hay que transmitir optimismo, lo digo con alegría. Si conviene transmitir mano dura, lo digo con determinación. Un nuevo orden: A partir de ahora, Bravo. Ya puedo ver los titulares.
Enfundado en mi Ermenegildo Zegna negro recién planchado, mis zapatos Hugo Boss para ocasiones especiales y el imprescindible Viceroy brillando en mi muñeca, oigo el Mercedes que me reclama en la puerta.
Me veo preparado. Me siento preparado.YO SOY BRAVO.”
Lo mejor
que se puede decir de esta novelita, es que te ríes. Más al principio que al
final, cierto, pero te ríes mucho. Doy fe de ello. Hay episodios hilarantes, como el
de la visita de nuestro héroe futbolero al programucha de Josep Pedrerol. Tronchante.
Tendrá que ver que el tal Xavi Daura sea humorista. De hecho es uno de los Venga Monjas
y esta es su primera novela.
“Bravo”
es una suerte de sátira sobre el fútbol. Y sobre España. Está protagonizada por un
mendrugo a quien nombran seleccionador nacional a pocos días del
comienzo del Mundial de Rusia. El tipo, que era la cuarta opción al cargo, es
designado por Rubiales después de que los tres anteriores protagonicen sucesivos escándalos, a
cada cual más cachondo. Es entonces cuando llaman a Rafael Bravo. Y este se ve obligado a soportar el peso de la mayor responsabilidad que puede recaer
sobre un español. ¿Qué qué?
Divertida, hiperbólica y
por momentos surrealista. Y se lee en dos patás.
Bravo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario