“El mapa y el territorio” es el último gran libro del siempre polémico Michel Houellebecq. Un libro que ha sido galardonado con el Premio Goncourt de novela 2010, el más importante concedido en las letras francesas a una novela, y ello a pesar del gran volumen de críticas vertidas sobre el mismo -…que si Houellebecq se repite a si mismo… que si ha perdido pulso y mordacidad… que si ha plagiado a la wikipedia… ¡bahh! ¡¡¡paparruchas!!!-. Y es que lo mismo me da que me da lo mismo. A mí la novela me ha parecido sencillamente magistral.
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Y es que en ella el escritor francés ha abordado diferentes temas, a cada cual más interesante, como son el éxito, el amor, el sexo, la felicidad, los sueños, las relaciones paterno-filiales, la muerte, el trabajo, el dinero y el crimen. Pero sobretodo el principal asunto tratado por esta novela “decididamente clásica y abiertamente moderna” según la crítica especializada, es el siempre criticable y hasta hostiable mundillo del arte contemporáneo.
“Consagró su vida (al menos su vida profesional, que bastante pronto se confundiría con el conjunto de su vida) al arte, a la producción de representaciones del mundo en las cuales la gente, sin embargo, no debería vivir en absoluto. Por ello podía producir representaciones críticas, críticas en cierta medida, porque el movimiento general del arte, así como de toda la sociedad, se inclinaba en los años de juventud de Jed hacia una aceptación del mundo, a veces entusiasta, más a menudo matizada de ironía.”Con todo, pese a que toca todos esos palos -unos más que otros y algunos con más mala baba que los demás-, “El mapa y el territorio” tan solo incluye una única revelación a modo de conclusión final: y es que todo acabará irremediablemente ¡con la aniquilación generalizada de la especie humana! Ahí va aixoooooooooooooò…
“La obra que ocupó los últimos años de la vida de Jed Martin puede, pues, considerarse -es la interpretación más inmediata- una meditación nostálgica sobre el fin de la era industrial europea, y más en general sobre el carácter perecedero y transitorio de toda industria humana. Esta interpretación es, sin embargo, insuficiente para explicar el malestar que nos invade al ver esas patéticas figuritas parecidas a las del Playmobil, perdidas en medio de una ciudad futurista abstracta e inmensa que a su vez se desmorona y se disocia y a continuación parece desperdigarse poco a poco en la inmensidad vegetal que se extiende hasta el infinito. De ahí ese sentimiento de desolación que se apodera de nosotros a medida que las representaciones de los seres humanos que habían acompañado a Jed Martin en el curso de su vida terrenal se desmigajan bajo el efecto de las intemperies y luego se descomponen y se deshacen en jirones, y que en los últimos vídeos parecen simbolizar la aniquilación generalizada de la especie humana. Se hunden, por un instante parece que se debaten hasta que las asfixian las capas superpuestas de las plantas. Después todo se calma, sólo quedan hierbas agitadas por el viento. El triunfo de la vegetación es absoluto.”Con estas premisas, el autor de “Ampliación del campo de batalla” y “Las partículas elementales” nos contará la historia de Jed Martin, fotógrafo, pintor y artista visual que alcanzará el éxito mundial gracias a sus obras, si bien éste le llegará casi por casualidad y desde luego sin buscarlo. Asistimos a la vida de Jed desde sus primeros días, en una trayectoria que seguirá una senda directa hacia el descalabro. Sus creaciones iniciales no serán más que frías representaciones de herramientas que invaden todo el espacio fotográfico. Representaciones estáticas que nadan contracorriente y dicen mucho de la personalidad de su autor. Posteriormente y siguiendo esa línea, la obra de Jed Martin se centrará en fotografiar los atlas de carreteras de la Michelin. Sacará instantáneas de planos y los manipulará para crear un efecto y es que, el mapa siempre es más importante que el territorio (¡uff!). Gracias a la exposición que de estas obras realizará la empresa Michelin, Jed comenzará a hacerse un nombre dentro del mundo del arte. Aunque nada que ver con lo que acontecerá diez años después cuando exponga su serie de pinturas sobre oficios y retratos de personalidades de todos los sectores captados en el ejercicio de su profesión. Ahí entrará directamente en la élite. Sin embargo, durante sus últimas décadas de vida, se recluirá en un hermoso caserón propiedad de su familia apartándose del mundanal ruido. Durante ese tiempo la obra de Martin derivará hacia la creación de videogramas que reproducen la vida orgánica del bosque, objetos industriales o la degradación de las fotografías de seres amados. Una obra cuya significación queda expuesta claramente en el demoledor párrafo que transcribí con anterioridad.
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Mención aparte merece la tercera parte del libro en la cual el propio Houellebecq se convertirá en protagonista involuntario de una turbia historia criminal. Una especie de thriller burlesco resuelto por el propio Jed Martin en estrecha colaboración con el comisario Jasselin…
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…y la bella Olga Sheremoyova… el amouuuuur…
“- ¿Sabe usted?… -dijo al cabo-. Olga. Le amaba.Jed se encogió levemente en la silla.- Quiero decir… -continuó Beigbeder-. Le amaba de verdad. -Se calló, le miró moviendo la cabeza con incredulidad-. Y usted la ha dejado volver a Rusia… Y nunca más le ha dado señales de vida… El amor… El amor es raro. ¿No lo sabía? ¿No se lo habían dicho nunca? Le hablo de esto, a pesar de que evidentemente no es de mi incumbencia –prosiguió-, porque ella pronto va a volver a Francia. Tengo todavía amigos en la televisión y sé que Michelin va a crear una nueva cadena en la TNT, Michelin TV, centrada en la gastronomía, la tierra, el patrimonio, los paisajes franceses, etc. La va a dirigir Olga. Bueno, sobre el papel el director general será Jean Pierre Pernaut, pero en la práctica será ella la que tendrá toda la autoridad sobre los programas. Ya ve… -concluyó, con un tono que indicaba claramente que la entrevista había terminado-, usted ha venido a pedirme un pequeño favor y yo le hago uno grande.Lanzó una mirada acerada a Jed, que se levantaba para irse.- A no ser que lo más importante para usted sea la exposición… -Movió de nuevo la cabeza y añadió con disgusto, rezongando con una voz casi inaudible-: Putos artistas…”…¡y los putos artistas!.
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Lo dicho, una pasada de libro.
Querido Gi, dos puntos. Por fin saco tiempo para escribirte unas líneas. Mejor dicho, para saludarte y venir a visitarte. Ha sido una parada de blog total, por curro y falta de concentración,la que me ha tenido fuera de juego y sobre todo poco activa en vuestros/mis queridos blogs. Como dice Beth Gibbons "I'mhere to stay.."
ResponderEliminarAunque hemos mantenido otro frente jugosón abierto, ya tenía yo ganas de venir a leer tus hilarinates comentarios/posts. Paparruchasssssss,jaja!!!
Bueno, está claro que el libro tiene buena pinta. Bien argumentado. Se une el hecho de que yo tenngo formación en Bellas Artes, con lo cual todos esos 'lugares comunes' me resultan familiare sy me hacen mucha gracia. Cómo y por qué ciertos nombres suben o bajan de pedestales y forman parte (o no) de la Hª del Arte, me interesa mucho mucho..
Lo de "El triunfo de la vegetación es absoluto!"..hummmm,me ha encantado!!!! Me recuerda a Elia Kazan y "Esplendor en la hierba", que en realidad es un poema de ahora no me acuerdo..
Y, aunque tal vez sea hasta violento venir, más después de tanto tiempo, y hacer casi auto-promociones, simplemente te quiero mandar un link a un post que escribí hace algún tiempo (sin compromisos, U know), que tengo la sensación de que contiene cosas que compartimos y pueden ser un pequeño viaje, y que vienen un poco al caso.
éste: http://lapor-la-la.blogspot.com/2010/09/nostalgia-winnig-days-y-el-esplendor-de.html
Bueno,pues sí puede que me anime con este libro, porque estoy de lo menos lectora, ainssss. Llevo con el 'Juliete naked' de N.Hornby una eternidad.. no me lo explico, puffff.
Y es interesante -y creo que hay poca cosa- reflexionar sobre el valor y el poder del Arte Cont. desde el prisma de la ficción.
besotes, GI!
Pues si te interesan esos temas éste es tu libro Lapor, no lo dudes... Los meneos que le mete el menda al mundillo del artisteo (con Jeff Koons y Damien Hirst a la cabeza) son una pasada y eso que (no sé si habrás leído algo más de este autor) aquí Houellebecq está bastante contenido.
ResponderEliminarY lo de la falta de tiempo y concentración... ufff... no sé pero me suena... aunque como bien dices la interacción blog-blog la hemos continuado a través del caralibro, si quieres podemos incluso reducirla a los 140 (o son 40) caracteres del twitter... ja ja ja
Y sí, puedes hacer autopromoción todas las veces que quieras y más, sobretodo si enlazas posts tan buenos como ese que, por cierto, ya había leído...
En fin, yo parece que me he inspirado un poco y estoy volviendo a escribir, el siguiente paso es comentar en vuestros blogs, porque leer las entradas, maj o menoj, he seguido haciéndolo...
Un beso y feliz Navidad y feliz año y todas esas paparruchas tan en boga estos días...
Aguuur...